Campos de golf en Garrucha

Según parece la alcaldesa desconoce la realidad del término municipal, pues si piensa en un campo de golf es que ignora la calidad del terreno. A la vista está que las tierras del término son yermas, gredosas en varios lugares, no aptas para el cultivo de la hierba que requiere un campo de golf. Bueno sería, pues, que se diera una vuelta para conocer su jurisdicción


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ADOLFO PÉREZ LÓPEZ

Vamos camino de cumplirse tres años de mandato del gobierno municipal socialista de Garrucha y todavía no hemos visto nada que merezca la pena, solo de vez en cuando la alcaldesa nos sorprende con sus sueños de grandeza y el menosprecio que siente por la extensión del término municipal. Son perlas con las que nos obsequia a través de sus escritos.

La alcaldesa de Garrucha cada vez que le viene bien se empeña en desmerecer el término municipal que tenemos. Un término de 767 hectáreas que tanto nos costó conseguir después de 133 años de lucha, cuyo logro se produjo en el año 1994 siendo yo el alcalde.

El 26 de octubre último el Ayuntamiento de Garrucha publicó una nota de prensa para anunciar la posibilidad de que a finales de este año darán comienzo las obras de ampliación del paseo marítimo gracias a la promesa del Ministerio. Y la alcaldesa aprovechó la noticia para menospreciar el término municipal del que dijo que «Garrucha es eminentemente turística, no tenemos posibilidades de grandes fábricas porque, sencillamente, carecemos de término municipal». Y se quedó tan pancha. Lo que motivó mi réplica para decirle que me parecía chocante que se lamentara de la falta de terreno para que Garrucha tuviera grandes fábricas en su municipio. Y con ironía le preguntaba: ¿Acaso la alcaldesa siente sana envidia cuando ve la cantidad de fábricas instaladas en nuestra comarca? No obstante, pienso que alguna fábrica cabrá, es cuestión de que uno de los grandes empresarios que merodean por la comarca se empeñe en instalar una en nuestro término.

Y de nuevo vuelve sobre el tema del término. En el primer párrafo de un artículo suyo escribe: «... y donde tampoco tenemos un término municipal extenso que nos permita generar enormes espacios de ocio o complejos hoteleros con campos de golf adosados». Sus sueños de grandeza. O sea, pensemos que se presenta en Garrucha un promotor turístico con la intención de construir en el paraje de La Jara un complejo hotelero con salas de ocio y un campo de golf adosado, pero resulta que tiene que desistir porque su proyecto no tiene cabida en los más de siete millones de metros cuadrados (767 hectáreas) que tiene el término municipal. Válgame Dios qué cosas se dicen. Aún recuerdo cuando el gobierno municipal socialista de Garrucha, siendo alcalde Andrés Segura y ella concejala, con publicidad a todo color, ofertaron la finca Vistalegre para construir un hotel que nunca se hizo realidad.

Según parece la alcaldesa desconoce la realidad del término municipal, pues si piensa en un campo de golf es que ignora la calidad del terreno. A la vista está que las tierras del término son yermas, gredosas en varios lugares, no aptas para el cultivo de la hierba que requiere un campo de golf. Bueno sería, pues, que se diera una vuelta para conocer su jurisdicción.

En el segundo párrafo de su artículo dice la alcaldesa que el 71% de los turistas que nos visitan buscan la playa. Y remata el párrafo diciendo: «si todo transcurre con criterios de justicia y lógica, este 2018 nos toca ampliar nuestro paseo marítimo tras doce años de espera». Ignoro a qué criterios de justicia se refiere la alcaldesa cuando se trata de una obra concedida por el Ministerio. Pero es el tema de la playa el que me interesa subrayar.

Como es lógico la alcaldesa pone el acento en la playa que es nuestro mejor referente para el turismo, lo que me permite tratar el problema de la playa que le ha birlado la Junta de Andalucía a Garrucha. Resulta que sobre el año 2003 la Agencia Pública de Puertos de Andalucía programó la ampliación del puerto por su lado norte con el fin de aumentar su superficie. La ampliación suponía invadir 200 de los 350 metros de playa que el municipio tenía por ese lado. Para llevarla a cabo solicitó a la Dirección General de Costas una superficie suficiente del dominio público marítimo-terrestre de la zona portuaria. Esa ocupación concernía al artículo 93 del Reglamento de la Ley de Costas, el cual dispone que ‘la disminución significativa de la superficie de playa existente, causada por las actividades proyectadas, deberá, en su caso, ser compensada con otra equivalente, a crear o regenerar en la zona’. O sea, la playa ocupada debía ser compensada con otra equivalente en el tramo situado entre el castillo y la gasolinera, al sur.

De modo que en el acta de cesión de esa superficie marítimo - terrestre se incluyeron las siguientes cláusulas, las cuales fueron aceptadas por la Agencia Pública de Puertos de Andalucía (APPA), que eran: Crear una playa al sur del municipio similar a la ocupada al norte. Que las obras del puerto y la playa se realizaran a la vez. Que la arena extraída del dragado del puerto se depositara en la nueva playa. Lo que antecede me lo confirmó el jefe de gabinete de la ministra de Medio Ambiente, Dª Cristina Narbona, en el amable escrito que me envió el 25 de noviembre de 2004. El resultado fue que se amplió el puerto, la playa no se hizo y los 250.000 m3 de arena del dragado se los llevaron a la playa de Quitapellejos. Y todo sin que nadie haya obligado a la APPA a cumplir con lo firmado. Es la razón del título de mi último artículo en este periódico, así: «No es decente incumplir el compromiso adquirido».

Y la indignación aumenta cuando uno recuerda los muchos años que la población soportó el descomunal tráfico diario de camiones del yeso a lo largo del paseo marítimo, entonces de pavimento de tierra, lo que suponía peligro, dificultad para pasear, mucho ruido y polvaredas. También, desde hace más de cuarenta años la población soporta la contaminación atmosférica de la manipulación diaria de los montones de yeso del puerto. Sin embargo, el municipio nunca ha sido compensado. Y encima nos quitan una playa y nos ningunean con la otra.

Llevo tiempo luchando por esa playa sin ningún apoyo del Ayuntamiento. Y es que cuesta trabajo admitir que la Junta de Andalucía se mofe de todo un pueblo sin que la alcaldesa salga a reivindicar lo que por ley nos pertenece, y creo que no lo hace para evitarle molestias a los de su cuerda política. Dado su mutismo, el 20 de noviembre último presenté un escrito en el Ayuntamiento solicitando que se actuara en el asunto y se tuviera la amabilidad de decirme si pensaban gestionar o no la reivindicación. La señora alcaldesa ha hecho caso omiso de mi escrito y nada se me ha dicho al respecto, sin tener en cuenta que yo soy un vecino que pago mis impuestos en Garrucha, cuyo dinero alimenta el sueldo de ella y de sus concejales.

Por último decir que llama la atención e indigna que la alcaldesa enarbole la justicia para el Ministerio del PP, que le ha prometido la obra del paseo, y sin embargo no se revuelva ante la injusticia de la Junta de Andalucía por incumplir la ley y lo firmado respecto a esa playa.


Adolfo Pérez López es exalcalde de Garrucha.