Prioridades y cuentos chinos

Dice Rafael Hernando, nuestro diputado pepero más célebre —el mismo que casi se lía a ostias con Rubalcaba en los pasillos del Congreso, o que llama peseteros a los familiares de las víctimas del franquismo— que las obras para la llegada de la Alta Velocidad a la provincia son una «prioridad» (sic) para el Gobierno de España; un Gobierno que lleva unos cinco años sin meter una pala en el Corredor Mediterráneo a su paso por Almería; que acaba de anunciar que dichas obras no se retomarán —como mínimo, y esto lo digo yo— hasta 2019; un Gobierno que pretende invertir menos de 40 millones de euros este año en nuestra tierra


Rafael Hernando (centro) rodeado de diputados y senadores del PP por Almería.

PABLO REQUENA

Va la cosa de prioridades. Dice Rafael Hernando, nuestro diputado pepero más célebre —el mismo que casi se lía a ostias con Rubalcaba en los pasillos del Congreso, o que llama peseteros a los familiares de las víctimas del franquismo— que las obras para la llegada de la Alta Velocidad a la provincia son una «prioridad» (sic) para el Gobierno de España; un Gobierno que lleva unos cinco años sin meter una pala en el Corredor Mediterráneo a su paso por Almería; que acaba de anunciar que dichas obras no se retomarán —como mínimo, y esto lo digo yo— hasta 2019; un Gobierno que pretende invertir menos de 40 millones de euros este año en nuestra tierra, según se recoge en el Proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de este año.

Escucho a Hernando hablar de prioridades, y no puedo evitar acordarme de sus acérrimos enemigos de la Junta de Andalucía. Ya saben: la construcción del Hospital Materno-Infantil ha sido, es y será otra «prioridad» para el Gobierno andaluz —delegada de la Junta dixit— a pesar de que fue prometido en 2007, que debía estar funcionando desde 2011, y que aún no está levantada ni la primera planta del edificio.

Curiosamente, el mismísimo Rodrigo Rato, cuando era el Rodrigo más famoso de España —ni El Cid Campeador le hacía sombra— prometió que el Euromed llegaría a Almería en...¡el año 2005! Luego, como me explican desde Ferrmed, lo prometieron para 2016. Ahora vamos por 2023... repito: como mínimo. Eso es una prioridad, y lo demás son pamplinas.

«Nosotros no hacemos política oportunista, sino que trabajamos con sentido común y cabeza para hacer las cosas bien sin crear expectativas infundadas o frustraciones en el ciudadano», decía Hernando hace unos días en rueda de prensa, la misma intervención en la que afirmó en varias ocasiones que las obras del AVE en la provincia son «prioridad» para el Gobierno.

Confundido, me voy al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y busco el significado de «prioridad», no vaya a ser que esté yo despistado y no sepa qué leches es una prioridad y qué no lo es. Así, encuentro las dos siguientes acepciones para la palabra «prioridad»: la primera definición se refiere a la 'prioridad de naturaleza', es decir, a «anterioridad o preferencia de algo respecto de otra cosa precisamente en cuanto es causa suya, aunque existan en un mismo instante de tiempo». Vamos, lo que viene siendo una prioridad de toda la vida de Dios.

La segunda acepción de la RAE habla de la 'prioridad de origen', es decir, a la «prioridad de aquellas personas de la Trinidad que son principio de otra u otras que de ellas proceden; como el Padre, que es principio del Verbo, y ambos principio del Espíritu Santo». Acabáramos. Teniendo en cuenta que ni el ilustre San Agustín pareció entender el concepto de la Santísima Trinidad, no hay que preocuparse cuando no comprendamos al político de turno hablando de prioridades no priorizadas en la provincia de Almería. Al final, que llegue el AVE o que veamos el Materno-Infantil funcionando, debe ser una cuestión de fe.