Los 'Trump' europeos

En Europa, los principales líderes —Merkel y Hollande— abanderan esa falta de sintonía con el 'líder del mundo libre', expresión habitualmente empleada para referirse al inquilino de la Casa Blanca, pero cuyo uso se me antoja todavía más difícil de lo habitual en los tiempos que corren. Sin embargo, ¿qué hay de los 'Trump' europeos?


Marine Le Pen. // Imagen: EuropaPress.

PABLO REQUENA

En apenas unas pocas semanas y según 'USA Today', Donald Trump se ha erigido como el presidente estadounidense más polémico de la historia norteamericana. Puede que haya quien se sorprenda por alguna de las medidas adoptadas por Trump desde su llegada a la Casa Blanca, pero lo cierto es que no ha hecho nada que no hubiese anunciado durante su campaña electoral. Tan cierto como que muchas de dichas medidas hacen buena la expresión de «como un elefante en una cacharrería» para describir la entrada de Trump en el Despacho Oval.

Conocidos rostros del republicanismo americano, incluyendo a McCain, Rommey, Jeff Bush, Ted Cruz e incluso al 'governator' Schwarzenegger, han mostrado su rechazo al magnate de sospechosa melena rubia. En toda la izquierda yanqui, lógicamente, también se llevan las manos a la cabeza con lo que puedan suponer cuatro años de Trump en la presidencia más importante del planeta. Y desde fuera de EE.UU y salvo excepciones como Rusia, donde parecen encantados con el panorama, otras tantas muestras de rechazo.

En Europa, los principales líderes —Merkel y Hollande— abanderan esa falta de sintonía con el 'líder del mundo libre', expresión habitualmente empleada para referirse al inquilino de la Casa Blanca, pero cuyo uso se me antoja todavía más difícil de lo habitual en los tiempos que corren. Sin embargo, ¿qué hay de los 'Trump' europeos?

No muy lejos de nuestras fronteras tenemos a la majadera de Le Pen, a la que también le va de perlas otra conocida expresión, en este caso, «de casta le viene al galgo». La ultraderechista francesa es favorita, según no pocas encuestas, en las elecciones que nuestros vecinos gabachos celebrarán en abril, y si finalmente se convirtiera en presidenta de Francia, el protagonismo de Trump en la escena política internacional se vería, inevitablemente, menoscabado. Y así, sin comerlo ni beberlo, nos encontraríamos con dos referencias democráticas de peso como EE.UU y Francia lideradas por dos payasos de campeonato.

Antes de los comicios franceses, votarán los holandeses, que podrían decantarse por un Geert Wilders que también encabeza las encuestas del país de los tulipanes. Tulipanes que les van a dar a los musulmanes de aquella hermosa tierra como gane el susodicho, quien ha prometido «desislamizar Holanda» y sacar el país de la UE.

Otros que celebran elecciones este año son los alemanes, y, si bien los dos candidatos favoritos son dos moderados como Merkel y Schulz, como tercera fuerza asoma la populista de derechas AfD, presidida por Frauke Petry, y que pasaría a ocupar esa tercera posición en un Bundestag donde, hasta ahora, no ha tenido representación.

Sin olvidar, claro, a los chalados del Ukip de Nigel Farage, cuyo meteórico ascenso en los últimos años se ha visto culminado con la victoria del 'Brexit' y la consecuente salida de Reino Unido de la UE.

Y luego, los populismos del sur de Europa —más de lo mismo cambiando extrema derecha por extrema izquierda—, que se ven reflejados en el Movimiento 5 Estrellas italiano, el Syriza griego o, por supuesto, el Podemos de Pablo Iglesias. Ilusos de nosotros, que nos creímos a pies juntillas aquello de que la era de los populismos fue cosa del pasado. Que el auge del nacionalismo exacerbado, del matonismo político, de la falta de la más mínima empatía con los desfavorecidos, estaba superado.

De fondo, el norcoreano dando por saco, los chinos más moscas que un pavo en Nochebuena, los rusos más sibilinos que una pitón a dieta, todo ello sazonado con la inestabilidad propia del mundo islámico, los cafres del ISIS, los vaivenes del petróleo... Una cosa es segura; no estarán faltos de trabajo esos potenciales 'Trump' europeos en caso de terminar rigiendo el destino de sus naciones.