Los latinos de Trump

Trump se ha conducido en campaña como un bocazas, machista y xenófobo. Pero un bocazas machista y xenófobo que ha prometido aumentar el salario mínimo, simplificar el impuesto sobre la renta, bajar el de sociedades y eliminar el de sucesiones


Trump junto a una inmigrante colombiana durante un acto de campaña.

LUIS CHEREGUINI / 09·11·2016

La pasada semana, la popular actriz Susan Sarandon declaró a la BBC que no iba a votar por Hillary Clinton en las elecciones norteamericanas porque, dijo, «yo no voto con mi vagina». Politólogos y sociólogos tienden a creer que todos los miembros de un segmento demográfico actúan en bloque como indica el prejuicio. Según éste, Susan Sarandon, como miembro destacado del feminismo más izquierdista, debería apoyar a la primera candidata femenina a la presidencia, más aún cuando se presenta por la formación a la que tradicionalmente ha apoyado. En la misma entrevista, la actriz anunció su voto al Partido Verde, debilitando el flanco más progresista del Demócrata y contribuyendo así a la victoria final de Donald Trump.

Unos años antes, en 2010, el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy ordenó la expulsión de más de 10.000 inmigrantes ilegales rumanos y búlgaros. El motivo era que vivían en poblados ilegales chabolistas sin las más mínimas condiciones higiénicas, dedicados principalmente al robo y la mendicidad y causando frecuentes disturbios.

Aproveché aquellos días para llamar a una amiga búlgara quien tras muchos años de traductora en Londres se había ido a trabajar de intérprete para la Comisión Europea en la vecina Luxemburgo. Quería escuchar su opinión como búlgara sobre el tema y lo que me dio fue su opinión como trabajadora inmigrante: que su lugar de nacimiento no importaba en absoluto y que esos grupos destrozaban la imagen de todos los inmigrantes, búlgaros o no, que venían a Europa a tratar de salir adelante con su trabajo. No sólo es que defendiera la expulsión sino que lamentaba que Luxemburgo no siguiera el ejemplo.

Algunas encuestas a pie de urna de las elecciones norteamericanas de ayer indican que los latinos habrían votado en más de un 35 por ciento a Trump en el estado clave de Florida. Al mismo Trump que acusó a los mexicanos de todos los males del infierno y les amenazó con un muro. Puede que hayamos obviado que hay miles de inmigrantes latinos más interesados en ser norteamericanos que en empatizar con sus primos mexicanos, más en ganarse la vida que en compartir memes buenistas en internet.

Trump se ha conducido en campaña como un bocazas, machista y xenófobo. Pero un bocazas machista y xenófobo que ha prometido aumentar el salario mínimo, simplificar el impuesto sobre la renta, bajar el de sociedades y eliminar el de sucesiones. Algo así suena a música celestial en los oídos de cualquier latino de clase media y media-baja. Y de cualquier latina. ¿Y si las norteamericanas hubieran votado con el bolsillo en vez de con la vagina?