Un papable almeriense en el cónclave del próximo 8 de mayo

El arzobispo de Rabat, natural de Vélez-Rubio, se ha colado en la lista de los elegibles a Papa: “No hay que hacer especulaciones, hay que rezar”



ALMERÍA HOY / 03·05·2025

Desde luego curriculum no le falta al almeriense, con nacionalidad paraguaya por motivos laborales.

Nacido en Vélez-Rubio, en 1952, el cardenal salesiano Cristóbal López Romero emigró de niño a Badalona, donde se formó con los salesianos. Licenciado en Periodismo y con estudios de Teología, fue ordenado sacerdote en Barcelona en 1979.

Su trayectoria sacerdotal se caracteriza por una marcada vocación misionera. En 1984 fue destinado a Paraguay, donde permaneció 18 años, llegando a ser provincial salesiano y presidente de la Conferencia de religiosos. En este periodo, también fue asesor del Ministerio de Educación y fundó la Asociación de Periodistas Católicos de Paraguay, obteniendo la nacionalidad paraguaya. Posteriormente, entre 2003 y 2010, fue responsable de la comunidad salesiana en Kenitra (Marruecos), y entre 2011 y 2014, provincial salesiano de Bolivia. En 2014 regresó a España como provincial de la Inspectoría salesiana de Sevilla.

Su labor pastoral y su conocimiento del mundo islámico lo llevaron a ser nombrado arzobispo de Rabat por el Papa Francisco en 2017, recibiendo la consagración en 2018. Un año después, tuvo un papel destacado en la recepción del Pontífice durante su visita a Marruecos. En 2019, fue designado administrador apostólico de Tánger hasta 2022.

El Papa Francisco lo elevó al rango de cardenal el 5 de octubre de 2019. Desde entonces, ha sido nombrado miembro del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso (2020) y de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (2022). Su perfil de pastor con experiencia en diálogo intercultural y su cercanía al Papa Francisco lo sitúan como una figura a tener en cuenta en el próximo cónclave.

Pero él, pese a tener experiencia y reconocido nombre en las altas esferas eclesiales, su contundencia en el discurso no deja lugar a dudas. No entrará con ideas de ser él elegido, sino sumar y elegir a quien el designio, o Dios, decida.

Y es que en las numerosas entrevistas que estos días le están haciendo, así lo expresa: “No hay que perder tiempo en hacer especulaciones, hay que rezar. Y cuando me preguntan suelo contestar con la excelente frase que le oí decir al cardenal argentino, Ángel Rossi: ‘¿Yo, papa? Sí, papa frita’”, asegura, en medio de las carcajadas, durante una entrevista publicada en LA NACION.

En él, la escuela de Francisco es innegable y por ahí podemos decir que va su “onda”. En la entrevista publicada en EL CONFIDENCIAL, el mismo medio avisa que “es una mina”. Y es que indican que “a falta de doctrina, sobran ocurrencias”. A la pregunta sobre si bendecir a parejas homosexuales es aceptable, responde: “Si se puede bendecir un perro, un coche o una casa, ¿por qué no una persona?”

También, a la opinión que vierte sobre el sínodo o sobre un retroceso respecto a las “reformas” de Francisco, responde con una metáfora típica: “La Iglesia no retrocede. Y si lo hace, es como el que da un paso atrás para saltar más alto.”

Así las cosas, dentro de poco desvelaremos si tendremos un Papa español-paraguayo, que por qué no, u otro cuyo nombre aún permanece en la esfera de lo impredecible. La frescura de sus planteamientos, su apertura al diálogo y su experiencia en contextos multiculturales parece que lo erigen como una voz singular dentro del colegio cardenalicio. Su visión, impregnada del espíritu de Francisco pero con una impronta propia, podría resonar en un cónclave en busca de, quizá, nuevos caminos para la Iglesia del siglo XXI.