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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
ALMERÍA HOY / 26·12·2024
No están siendo estos días finales de 2024 muy felices para
el sector de la pesquería. El diario Ideal nos ofrecía hace un par de jueves,
en su primera, una foto en la que aparecía doña Carmen Crespo en Bruselas rodeada
de jóvenes peperos que iban a hablar del futuro del campo y de la agricultura
en un congreso, decían. Miedo me da, viendo lo que desde esos despachos se está
haciendo con el campo, la pesca, la energía y los tapones de las botellas de
plástico. Se merecen el nobel de la tontez, y si este no existe, hay que
montarlo. Franca, abierta y feliz era la sonrisa que nos ofrecía la
eurodiputada almeriense. Fue recogida el día anterior, miércoles, un día
después de ese martes en el que los pescadores almerienses volvían a casa con
un acuerdo europeo que ha sido recogido en los medios nacionales, andaluces y
almerienses como una muerte lenta del sector, un fracaso y un engaño a los
intereses de la pesquería del litoral del levante, andaluz y almeriense.
Tiene derecho a reír todo lo que le parezca a doña Carmen, la risa es libre, nos hace felices, incluso mejores. La risa es una buena terapia ante la enfermedad, la soledad, la incomprensión y el abandono. No sé si la risa es una buena terapia contra la ruina, la falta de trabajo y la posibilidad de pasar hambre, a la que se pueden ver abocadas cientos de familias por la falta de rentabilidad en el sector pesquero a la que les condenan los políticos de Bruselas.
No creo que aquel miércoles se vieran sonrisas francas en los pescadores almerienses como la que nos ofrecía la mujer que se marchó a los fríos de Europa con la promesa de que iba a defender el sector agrícola y pesquero almeriense, que no digo que no lo haga, ojo, pero no vemos el empuje que nos demostró en la Junta. Los pescaores de Carboneras, Garrucha, o los del barrio de pescadería de Almería, no debían estar con la sonrisa en los labios ante las noticias que les había traído sus representantes de la fría, lejana e incomprendida Europa. No he hablado con José María Gallart sobre la cuestión, no debe andar el hombre muy satisfecho del trabajo de nuestros representantes en el gobierno de la Junta, en el de España y los que fueron a Europa con la vista puesta en los problemas del sector pesquero.
Una foto y una sonrisa nos situaba ante el gran drama de estos tiempos. Los políticos están en política para ser felices ellos, sus familias y los que un día, si los ciudadanos les votan (tontos somos y les votaremos), seguirán en las fotos con su franca sonrisa de personas felices, entregadas a la defensa de una casta que les siga manteniendo en el poder y en el euro que reciben. Carmen Crespo era feliz, se le notaba en la amplia sonrisa que nos ofrecía. ¿Qué pensarán de esa sonrisa los hombres que ven cerca la ruina de sus familias, sus barcos y sus negocios de venta de pescao en los mercados?
Eso. ¿Qué pensarán?
Tiene derecho a reír todo lo que le parezca a doña Carmen, la risa es libre, nos hace felices, incluso mejores. La risa es una buena terapia ante la enfermedad, la soledad, la incomprensión y el abandono. No sé si la risa es una buena terapia contra la ruina, la falta de trabajo y la posibilidad de pasar hambre, a la que se pueden ver abocadas cientos de familias por la falta de rentabilidad en el sector pesquero a la que les condenan los políticos de Bruselas.
No creo que aquel miércoles se vieran sonrisas francas en los pescadores almerienses como la que nos ofrecía la mujer que se marchó a los fríos de Europa con la promesa de que iba a defender el sector agrícola y pesquero almeriense, que no digo que no lo haga, ojo, pero no vemos el empuje que nos demostró en la Junta. Los pescaores de Carboneras, Garrucha, o los del barrio de pescadería de Almería, no debían estar con la sonrisa en los labios ante las noticias que les había traído sus representantes de la fría, lejana e incomprendida Europa. No he hablado con José María Gallart sobre la cuestión, no debe andar el hombre muy satisfecho del trabajo de nuestros representantes en el gobierno de la Junta, en el de España y los que fueron a Europa con la vista puesta en los problemas del sector pesquero.
Una foto y una sonrisa nos situaba ante el gran drama de estos tiempos. Los políticos están en política para ser felices ellos, sus familias y los que un día, si los ciudadanos les votan (tontos somos y les votaremos), seguirán en las fotos con su franca sonrisa de personas felices, entregadas a la defensa de una casta que les siga manteniendo en el poder y en el euro que reciben. Carmen Crespo era feliz, se le notaba en la amplia sonrisa que nos ofrecía. ¿Qué pensarán de esa sonrisa los hombres que ven cerca la ruina de sus familias, sus barcos y sus negocios de venta de pescao en los mercados?
Eso. ¿Qué pensarán?