¿Volverán aquellos campos de Níjar?


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Juan Goytisolo hizo famosos estos campos almerienses de Níjar allá por los años sesenta. Aquel pequeño libro, que se consideró como un relato de viajes por tierras almerienses, contando la realidad de lo que veían sus ojos, se convirtió en esa década, y en las siguientes, en un libro de cabecera de lo que era y había que desterrar en esa tierra de miseria, esparto y legañas que era Almería.

Los años nos han hecho olvidar aquella imagen cautivadora, doliente y tremendista que nos ofreciera Juan Goytisolo. La agricultura bajo plástico vino a ayudar a los vecinos, y aunque se mantiene como uno de los pueblos más pobres del país, nunca perdió la esperanza. Sus productos agrícolas, unidos a sus hermosas costas, eran motivos para la ilusión de estas gentes.

¿Lo siguen siendo?

Sus campos se quedan sin agua. Los regantes anunciaron que a partir del pasado mes de septiembre siete mil hectáreas se podían quedar sin cultivar por culpa de la falta de esa agua que no les llega. Hoy son siete mil… ¿Mañana?

¿Qué mañana les espera a nuestros campos si no son capaces los políticos de encontrar una solución a los problemas de agua que presenta esta zona?

La incongruencia es que en esta Almería nuestra siguen existiendo pueblos donde los bancales, hoy en día, se siguen regando a manta. Tierra de contrastes. Hectáreas sin una gota de agua en Níjar, a pocos kilómetros el agua se usa sin ninguna restricción, como si no existiera sequía alguna.

¿Tendrá que volver otro Goytisolo algún día de estos a cantar y contar las miserias de una tierra rica y de unos hombres sin esperanza?

¿Qué medidas están tomando los regantes para presionar a los poderes públicos? ¿Se van a conformar, van a seguir soportando las medias verdades que les venden los políticos, o se van a enfrentar a ellos? Van a seguir pagando a precio de oro el agua, mientras los políticos la malgastan.

Viajas por el Parque Natural de este municipio, y piensas, cómo es posible que, con esta tierra, estos paisajes, Níjar, que es un pueblo rico, siga siendo pobre para sus gentes. A cien metros de estas calas y playas una agricultura de primor, la llamábamos al principio, que debería haber cambiado la imagen y el poder de sus gentes, pero la falta de agua dejaba el mes pasado siete mil hectáreas de invernaderos sin cultivar. Y cuando se decide un hotel de treinta habitaciones en la playa de los Genoveses, a un kilómetro de su hermosa playa, manifestaciones en contra del mismo. Debe ser que nos gusta aquella Níjar que cantara Goytisolo, que nos ponen los mocos de sus críos, el esparto de sus campos, la miseria de sus gentes y las legañas de aquellos suplicantes ojos que te miraban hace años con una mano extendida.

Millones de litros de agua dulce de nuestros ríos y ramblas vemos camino de la mar, mañana la sacaremos y la desalaremos para regar nuestros campos.