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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Un juez acaba de sentenciar a un exmarido a pagar cuarenta euros mensuales para la manutención del perro que se queda su señora. Tendré que llevar a la mía a los tribunales para arreglar la cuestión de la comida de los gatos.
¡Somos la coña!
Treinta o cuarenta, entre policías y bomberos han decidido cambiarse a mujeres, dicen que serán mejor tratadas, y cobrarán más cuando llegue la pensión. Pero eso sí, se quedan en sus domicilios, el que está casado viviendo con su señora, dos mujeres en la casa, mira lo bonitas que se ven.
¡Más coña!
Luego están los que han visto el chollo para unas oposiciones a esos cuerpos, el trato es distinto si eres mujer. Por lo menos en lo que a pruebas atléticas se refiere.
De castaño oscuro se pone la coña.
Las mujeres de la izquierda están por prohibir la prostitución y por expulsar a los militantes de sus partidos que vayan de putas. De ellas, si deciden una noche echar un cana al aire con algún boy no sé qué, no dicen nada.
Más que coña, habría que decir qué coño, no creen.
Los animalistas quieren que alimentemos a los gatos callejeros, los jabalís que bajan a nuestros parques a jugar con nuestros niños, y ojito con los toros de Ohanes, que hay que acabar con esa costumbre según ellos inhumana.
Dígales lo que le apetezca. Me canso de tanto cojudo como pulula por España.
Los buenos, los santos, los pacíficos son los que mataban con tiro en la nuca o bomba lapa en los bajos del coche. Estos son los buenos para el sanchismo, con ellos se puede gobernar, llegar a acuerdos, y hasta vivir escenas de amor.
(Hablando de amor, me encanta el conocido entre María del Mar, a la que quiero desde hace mucho tiempo y Sonia, a la que no tengo el gusto).
¿Y qué me dicen ustedes de un gobierno, de un parlamento, caso del nuestro, que acaba de decir que no ocurrió nada en Cataluña, que lo que juzgaron los jueces y por lo que fueron sentenciados unos cuantos no existió? Les devolvemos el dinero de las multas, nos traemos al del mocho en la cabeza y a seguir pagando sueldos de los bolsillos de los ciudadanos.
Si no somos una país de coña que venga Francisco, el Papa, y nos lo diga.
Las narcolanchas se escondían en aguas del Parque Natural de Cabo de Gata, y el ministro del ramo, ramito, ramillete, va y manda helicópteros desde Almería a vigilar las aguas de Cádiz.
Ole por mi niño, que diría un gadita. Qué si, chiquillo, que así se lleva un ministerio, lo que no se sabe es si está mirando pa el norte o pa el sur, más nos parece a nosotros que pa los vecinos de abajo. ¿Y por qué será, pischa? Eso, por qué será.
Si es que somos la coña, parece que estemos los 365 días del año de carnaval. Niño, descansa unos díitas del cante, hijo, que ahora estamos en la Semana Santa, y hay que meterse en las trabajaderas.
¡Somos la coña!
Treinta o cuarenta, entre policías y bomberos han decidido cambiarse a mujeres, dicen que serán mejor tratadas, y cobrarán más cuando llegue la pensión. Pero eso sí, se quedan en sus domicilios, el que está casado viviendo con su señora, dos mujeres en la casa, mira lo bonitas que se ven.
¡Más coña!
Luego están los que han visto el chollo para unas oposiciones a esos cuerpos, el trato es distinto si eres mujer. Por lo menos en lo que a pruebas atléticas se refiere.
De castaño oscuro se pone la coña.
Las mujeres de la izquierda están por prohibir la prostitución y por expulsar a los militantes de sus partidos que vayan de putas. De ellas, si deciden una noche echar un cana al aire con algún boy no sé qué, no dicen nada.
Más que coña, habría que decir qué coño, no creen.
Los animalistas quieren que alimentemos a los gatos callejeros, los jabalís que bajan a nuestros parques a jugar con nuestros niños, y ojito con los toros de Ohanes, que hay que acabar con esa costumbre según ellos inhumana.
Dígales lo que le apetezca. Me canso de tanto cojudo como pulula por España.
Los buenos, los santos, los pacíficos son los que mataban con tiro en la nuca o bomba lapa en los bajos del coche. Estos son los buenos para el sanchismo, con ellos se puede gobernar, llegar a acuerdos, y hasta vivir escenas de amor.
(Hablando de amor, me encanta el conocido entre María del Mar, a la que quiero desde hace mucho tiempo y Sonia, a la que no tengo el gusto).
¿Y qué me dicen ustedes de un gobierno, de un parlamento, caso del nuestro, que acaba de decir que no ocurrió nada en Cataluña, que lo que juzgaron los jueces y por lo que fueron sentenciados unos cuantos no existió? Les devolvemos el dinero de las multas, nos traemos al del mocho en la cabeza y a seguir pagando sueldos de los bolsillos de los ciudadanos.
Si no somos una país de coña que venga Francisco, el Papa, y nos lo diga.
Las narcolanchas se escondían en aguas del Parque Natural de Cabo de Gata, y el ministro del ramo, ramito, ramillete, va y manda helicópteros desde Almería a vigilar las aguas de Cádiz.
Ole por mi niño, que diría un gadita. Qué si, chiquillo, que así se lleva un ministerio, lo que no se sabe es si está mirando pa el norte o pa el sur, más nos parece a nosotros que pa los vecinos de abajo. ¿Y por qué será, pischa? Eso, por qué será.
Si es que somos la coña, parece que estemos los 365 días del año de carnaval. Niño, descansa unos díitas del cante, hijo, que ahora estamos en la Semana Santa, y hay que meterse en las trabajaderas.