Y la España constitucional salió a la calle


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

No deja de ser sorprendente el despertar el domingo de una sociedad que parecía dormida en España. Las calles se llenaron de ciudadanos, con bandera o sin ella, pero con un deseo, seguir estando bajo una ley que no los haga ciudadanos de segunda, o tercera categoría, como está buscando Pedro Sánchez con los privilegios ofrecidos a catalanes y vascos. No es el primero en vender parte de España a los secesionistas, es cierto, antes lo hicieron Felipe y Aznar, como vienen recordando en estos días los sanchistas en sus mensajes en las redes. Pero no habían llegado a la situación límite en que nos está poniendo como ciudadanos el actual presidente en funciones.

Los colaboraciones con Sánchez a la hora de acabar con los derechos de una España constitucional dirán que la España que salió el domingo a las calles es la ultraderecha, la antidemocrática. Es de suponer que entre los dos millones de personas que salieron a la calle, según los organizadores, habría algún ultra y antidemocrático. Vamos, fachas de pro.

Lo que parecen olvidar los democráticos chicos del Partido Socialista, hoy bajo el auspicio del dios Pedro Sánchez, es que, entre ellos, intentando derribar los derechos en España y de sus ciudadanos, se encuentran delincuentes, sí, delincuentes condenados por una justicia libre hasta ahora que ustedes quieren poner de rodillas ante los políticos, unos, condenados por sedición, los hay también condenados por terrorismo, exaltación del mismo o pertenecientes a banda armada. El pelaje es variado, como podemos comprobar viendo los socios que Pedro se ha buscado para llegar al poder. Pero claro, estos caballeros vascos y catalanes no son ultras de nada para los chicos del partido de Sánchez, estos no son fachas, ni racistas para ellos, estamos ante los más importantes demócratas del país, son los “hombres de paz” que van a dirigir el gobierno de España al lado de los socialistas de Pedro. Gobernarán; la democracia tiene esas cosas, hace que auténticos dictadores lleguen al poder a través de los pactos, cuando las urnas no les han dado la razón, pero desde el domingo no solo va a tener la oposición sentada en los escaños del congreso, estará también en las calles, en esos millones, o miles de ciudadanos que quieren seguir siendo libres e iguales ante una ley que defienda sus derechos. Debía pensar Pedro que los españoles no se iban a despertar, que después de soportar cinco años de su gobierno estaban dormidos, más bien drogados, pero ha logrado lo que parecía imposible, resucitar a una sociedad que parecía aceptar que los vascos sean de primera y que los catalanes siguieran expoliando al resto de los españoles, y el domingo tuvo la constatación de que aquellos días se han acabado, y se lo han ganado a pulso él, y solo él. A partir de hoy jueves, con el despertar de esa España, gobernará, así lo dicen los votos del parlamento, pero no va a lograr el silencio de los corderos que ha tenido durante los últimos años de su gobierno, los tendrá en la calle, gritando contra sus mentiras, contra sus abusos, contra esa dictadura a la que quiere llevar a España. Un país en el que Pedro y sus compinches, delincuentes, seudo-terroristas y racistas, se convierten en los hacedores de leyes.