Almería necesita un hombre de estado


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PASEO/ABAJO

Llevamos cuarenta años de democracia, anteriormente otros cuarenta de dictadura, un poco antes algunos de república, la dictablanda de Primo... Si seguimos llegamos a los árabes, los romanos y hasta a los vecinos que se asentaron en Los Millares de Santa Fe. En todos estos miles de años, si nos atenemos a lo declarado hace días por una diputada del PP, los ciudadanos de Almería no han tenido, no han encontrado un hombre de estado a la altura que se merecen, solucionando los problemas de nuestra provincia.

Ni siquiera don Nicolás fue capaz de llevar el tren a sus paisanos de Alhama.

¿Dónde está, según usted, señora diputada, ese hombre de estado que necesita Almería? Supongo que se refiere usted a algún hombre de su partido. ¿Y por qué no es una mujer de estado lo que necesita Almería? Si revisamos los nombres de las personas que han mandado en España y en Almería a lo largo de los últimos años, pongan la fecha donde quieran, hasta hace unos meses no ha llegado una mujer a tener cierto poder en Almería, y esta lo ha hecho en la alcaldía de la ciudad. Y aún está por demostrar el camino que va a tomar en la defensa de su parcela de poder. Ganas tenemos de saberlo, María del Mar.

De los caballeros mandones, cierto es que no han demostrado ser ese político de estado como para solucionar los problemas de esta provincia nuestra. Comenzando por Felipe González, seguido de José María Aznar, el de la cara de cómico inglés, el que se dejó el bolso en el escaño y al que le crece la nariz cada vez que habla.

No me cuesta reconocer que estoy de acuerdo con la diputadal, Almería no ha tenido en los diferentes gobiernos que han mandado en España un hombre de estado que nos haya mirado con buenos ojos. Entiendo que la congresista por Almería estaba pensando en un gallego como Alberto Núñez Feijóo, al que le daba ese crédito de hombre de estado que necesita Almería.

No pondría la mano en el fuego por el caballero en cuestión, son ya demasiados los políticos que han defraudado cualquier esperanza de nuestra gente, aunque comprendo que ella lo haga. Un buen sueldo de diputada y una carrera política en el PP bien vale quemarse un poco por un líder. Lo acaba de hacer el señor Juan Antonio Lorenzo firmando por su jefe de filas en el PSOE (el que sonreía hace unos días dando la mano a una diputada hija, o prima del terrorismo de ETA), y por los mismos motivos, el sueldo y la carrera política.

¿De qué se reía el presidente en funciones? ¿De los asesinados, de los familiares o de los españoles que asistimos atónitos a sus devaneos con Otegui y cía?

Para que vean ustedes lo que vale un sueldo y una carrera dentro de un partido: Por lo menos para otorgar el aplauso y la adhesión a un líder, sea lo que sea, haga lo que haga. ¿Y si mañana cambian al líder? Ellos siempre estarán renovando su amor y dispuesto a entregarlo al nuevo nombre encumbrado al poder omnímodo del partido, y que será su gran hombre de estado.

¿Y el de Almería? Habrá que seguir esperando a que llegue ese hombre, o una mujer de estado que solucione los problemas de esta provincia. Y así seguimos tras décadas de vana espera.

¿Solo décadas?