El pacto PP-Vox en Aragón y el agua del Ebro


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

El 17 del mes pasado de julio les contaba en este mismo apartado que el periódico de Aragón, en su primera página, anunciaba a cuatro columnas que Feijóo no apostaba por el agua del Ebro como solución hídrica para España.

Era la primera vez que le veíamos la patita al lobo gallego, en lo que a la posibilidad de un Plan Hidrológico Nacional que regara las tierras secas del Levante y del Sur con las aguas sobrantes que cada año se tira al mar por la desembocadura del gran río español. Uno cree que el Ebro es todavía español. Si no lo es, bueno sería que nos lo dijera alguno de nuestros dilectos líderes políticos.

En estos últimos días hemos vivido el acuerdo entre el PP y Vox para conformar el gobierno de esta comunidad.

Hablando de Vox, me cuentan que Rojas, el pequeño y barbudo Rojas de Vox en Almería, anda denunciando en las altas instancias de su partido a aquellos que en algún momento le han hecho una crítica sobre la situación que ha creado dentro del grupo en nuestra provincia. Volveremos a ellas algún día, pequeño denunciante.

Sigamos con las aguas del Ebro, esas que en algún momento se dijo que llegarían al Levante almeriense. El pacto de gobierno entre las dos derechas del país que se ha conocido en estos días, cuando quieran pasan ustedes y lo ven, no habla de las aguas del Ebro. Vamos, que, si esperaba algún almeriense que Vox hiciese del agua para todos los españoles línea roja, bastante desvaída se ha quedado en tierras aragonesas.

El PSOE ya nos la jugó con Zapatero al frente y las tonterías que vino a contarnos doña Cristina Narbona sobre desaladoras. ¿Dónde están Cristina? Nos dejó sin agua, y en el momento en el que casi todo el país estaba de acuerdo, pero los catalanes de Maragall y los del tres por ciento, tiraron por tierra aquella posibilidad. Con Rajoy ya vimos que no se hablaba del Plan. Mutismo total durante siete años.

¡Puñetero Rajoy!

De Sánchez los regantes no esperaban solución alguna, como así ha sido. No al trasvase del Ebro, peligra el del Tajo, y ya vemos como se pide que hay que dejar la tierra para solares y otras historias. El aceite, el tomate, los caracoles y demás productos del campo, Marruecos, el lugar de vacaciones del presidente en funciones, nos lo va a proporcionar en el futuro. Ya lo está haciendo en este presente que vivimos, y con millonarias ayudas por parte de nuestro gobierno.

Con la llegada de Vox al panorama político español el agricultor del sur intuía que una posible esperanza se levantaba para los regantes de nuestro campo. Pues parece que no va a ser así.

La primera oportunidad que tenía para dejar constancia de su lucha porque el agua sea de, y para todos los españoles, se ha visto truncada. En el pacto firmado en Aragón el agua del Ebro no está presente.

El PP ya nos había dado muestras de ello con la afirmación de Feijóo, recogida el pasado 17 de julio. Solo quedaba por lo tanto Vox con la firme decisión de que el agua de España es de todos los españoles.

En la toma de posesión del señor Azcón, este descartó claramente el trasvase del Ebro. Fue en el parlamento aragonés y con la presencia de sus socios de Vox sentados en los escaños.

¿Podemos asegurar en estos momentos que sólo queda Vox defendiendo que el agua es de todos los españoles?

Por lo visto y comprobado en Aragón, Vox también se ha rendido.

Uno de estos días Abascal viene a Almería a defender las desaladores que nos prometió hace años, en tiempo de ZP, doña Cristina.

No me digan que no es una pena.