ALMERÍA HOY / 15·07·2023
Pepe Alonso es una de las personas más queridas del Levante almeriense. Se le suele ver, cámara en ristre, en multitud de importantes eventos. Y en cualquier sarao, entregado al baile, otra de sus grandes pasiones. Pero la más importante es la amistad. La cultiva y deja pruebas en las redes sociales, por lo general, mediante fotos con bellas y jóvenes mujeres. Un hombre de su tiempo que anima a los de su quinta a utilizar las nuevas tecnologías y Facebook, un lugar en que cuenta con millares de amigos.
- En las redes sociales abundan fotos de usted con mujeres, ¿cuántas le han hecho?
- ¡Uy! ¡Muchísimas! No sabría decir una cifra. Son incontables. Me buscan en todas las fiestas y actos a los que asisto para hacerse fotos conmigo. Me lo piden como si yo fuera alguien importante. En el fondo, creo que me quieren. Tengo muchos amigos y la mayoría son mujeres. Tal vez les resulte simpático verme bailar y hacer fotos. Yo también he solicitado alguna. Quise hacerme una con la cantante India Martínez y accedió encantada. Me hizo ilusión.
- ¿Le gusta bailar?
- Mucho. Lo llevo dentro. En cuanto organizan algún sarao, allí que me presento. El baile es algo que te tiene que gustar. Sé que algunos van sólo a arrimar cebolleta, pero yo no. Voy a bailar y eso hay que respetarlo. Los demás que hagan lo que quieran o puedan.
- ¿Ha bailado con hombres?
- No, pero porque ninguno me ha sacado. A mí no me importaría. La única condición es que yo tendría que hacer de hombre, porque no sé bailar como mujer.
- ¿Cuáles son sus estilos preferidos?
- Bachata, salsa… el reguetón no me gusta tanto y, además, los movimientos tan bruscos de cadera que requiere no son nada buenos a mi edad.
- ¿Qué edad tiene?
- Voy a hacer 87. Hace ya 20 años que me jubilé.
- ¿Y continúa de fiesta en fiesta?
- Je, je. De vez en cuando descanso. Estoy recién operado de la cadera, pero ya he vuelto a las pistas. Entre finales de mayo y la primera mitad de junio, asistí a tres congresos de baile en Lorca, Baza y Mojácar. Después me quedé un fin de semana entero en casa. En esos eventos hago fotos que después comparto en facebook. Por cierto, he tenido que abrir otra cuenta con el nombre de ‘nosotrosbailamos’, porque en la mía cuento con 5.000 amigos, que es el máximo permitido en la red social, y tengo 2.000 solicitudes en espera. La nueva tiene ya 3.500 seguidores.
- La mayor parte de sus amigos y, sobre todo, amigas, son bastante más jóvenes que usted, ¿cómo se lleva con los de su quinta?
- Con muchísima dificultad. No tengo buena relación con los mayores de 70, salvo con la gente de más cultura. En mi pueblo, Taberno, los de mi edad son hombres del campo, no entienden que me guste bailar con jóvenes de 25 ó 30 años. En cambio, mis hijos sí me comprenden. Saben que estar al pie del cañón me insufla vida.
- Los mayores de 70, por lo general y a diferencia de usted, viven de espaldas a internet, ¿es una forma de permanecer anclados en otra época?
- Absolutamente. Por eso les aconsejaría que se introdujeran en ese mundo. Yo lo he tenido más fácil porque trabajé en radio hasta hace 15 años. Tuve que familiarizarme con internet y las redes sociales. Aunque he de confesar que la aparición de estas nuevas herramientas me pilló algo mayor, pero mis hijos me ayudaron a entenderlas.
- ¿Le costó aprender?
- Cuando tienes interés, como fue mi caso, resulta fácil. Eso sí, cada vez que se produce un cambio en Windows tengo que pedir socorro a mis hijos, porque yo me muevo en el ordenador por inercia.
- ¿Qué ha sumado internet a su vida?
- Muchísimo. Internet es un espacio sin límites. Veo películas, leo libros… A la mayoría de la gente de mi edad, le parece una quimera. Les extraña que mantenga conversaciones por messenger y tenga dos páginas en facebook. Yo les digo que vivimos una época muy distinta a la de hace 50 años y tenemos que adaptarnos a los tiempos que corren. Insisto. Aconsejaría a la gente de mi edad que entren sin miedo en esa otra realidad virtual. Que aprovechen todo lo que ofrece. Y que se abran una cuenta en facebook para relacionarse con el mundo y otras personas. Aunque es preciso saber dónde meterse, al final, todos distinguimos qué es bueno y qué no lo es tanto. Si lo hacen, enriquecerán mucho su vida.
- Porque a ciertas edades, cuando desaparece la libido, ¿es preciso buscar otros pasatiempos?
- Se vive una situación de paz. Yo me entrego a otras distracciones. Vivo solo, tengo tiempo para hacer lo que me apetezca y no crea que me sobra ni siquiera un minuto. Ya no necesito mucho de lo que antes me era imprescindible.
- Tengo entendido que usted fue muy amigo de Julia Otero.
- Es cierto. Es una mujer guapísima, aunque anda algo delicada de salud. Yo trabajaba en Radio Juventud de Barcelona, y ella empezó allí, con 21 ó 22 años, cuando aún estaba estudiando.
- ¿Se enamoró de ella?
- Enamorarme, no. Vivíamos en Barcelona, una ciudad con un ambiente bastante liberal, mucho más avanzada entonces que el resto de España en todos los aspectos. En esas circunstancias, enamorarse era muy difícil.
- En las redes sociales abundan fotos de usted con mujeres, ¿cuántas le han hecho?
- ¡Uy! ¡Muchísimas! No sabría decir una cifra. Son incontables. Me buscan en todas las fiestas y actos a los que asisto para hacerse fotos conmigo. Me lo piden como si yo fuera alguien importante. En el fondo, creo que me quieren. Tengo muchos amigos y la mayoría son mujeres. Tal vez les resulte simpático verme bailar y hacer fotos. Yo también he solicitado alguna. Quise hacerme una con la cantante India Martínez y accedió encantada. Me hizo ilusión.
- ¿Le gusta bailar?
- Mucho. Lo llevo dentro. En cuanto organizan algún sarao, allí que me presento. El baile es algo que te tiene que gustar. Sé que algunos van sólo a arrimar cebolleta, pero yo no. Voy a bailar y eso hay que respetarlo. Los demás que hagan lo que quieran o puedan.
- ¿Ha bailado con hombres?
- No, pero porque ninguno me ha sacado. A mí no me importaría. La única condición es que yo tendría que hacer de hombre, porque no sé bailar como mujer.
- ¿Cuáles son sus estilos preferidos?
- Bachata, salsa… el reguetón no me gusta tanto y, además, los movimientos tan bruscos de cadera que requiere no son nada buenos a mi edad.
- ¿Qué edad tiene?
- Voy a hacer 87. Hace ya 20 años que me jubilé.
- ¿Y continúa de fiesta en fiesta?
- Je, je. De vez en cuando descanso. Estoy recién operado de la cadera, pero ya he vuelto a las pistas. Entre finales de mayo y la primera mitad de junio, asistí a tres congresos de baile en Lorca, Baza y Mojácar. Después me quedé un fin de semana entero en casa. En esos eventos hago fotos que después comparto en facebook. Por cierto, he tenido que abrir otra cuenta con el nombre de ‘nosotrosbailamos’, porque en la mía cuento con 5.000 amigos, que es el máximo permitido en la red social, y tengo 2.000 solicitudes en espera. La nueva tiene ya 3.500 seguidores.
- La mayor parte de sus amigos y, sobre todo, amigas, son bastante más jóvenes que usted, ¿cómo se lleva con los de su quinta?
- Con muchísima dificultad. No tengo buena relación con los mayores de 70, salvo con la gente de más cultura. En mi pueblo, Taberno, los de mi edad son hombres del campo, no entienden que me guste bailar con jóvenes de 25 ó 30 años. En cambio, mis hijos sí me comprenden. Saben que estar al pie del cañón me insufla vida.
- Los mayores de 70, por lo general y a diferencia de usted, viven de espaldas a internet, ¿es una forma de permanecer anclados en otra época?
- Absolutamente. Por eso les aconsejaría que se introdujeran en ese mundo. Yo lo he tenido más fácil porque trabajé en radio hasta hace 15 años. Tuve que familiarizarme con internet y las redes sociales. Aunque he de confesar que la aparición de estas nuevas herramientas me pilló algo mayor, pero mis hijos me ayudaron a entenderlas.
- ¿Le costó aprender?
- Cuando tienes interés, como fue mi caso, resulta fácil. Eso sí, cada vez que se produce un cambio en Windows tengo que pedir socorro a mis hijos, porque yo me muevo en el ordenador por inercia.
- ¿Qué ha sumado internet a su vida?
- Muchísimo. Internet es un espacio sin límites. Veo películas, leo libros… A la mayoría de la gente de mi edad, le parece una quimera. Les extraña que mantenga conversaciones por messenger y tenga dos páginas en facebook. Yo les digo que vivimos una época muy distinta a la de hace 50 años y tenemos que adaptarnos a los tiempos que corren. Insisto. Aconsejaría a la gente de mi edad que entren sin miedo en esa otra realidad virtual. Que aprovechen todo lo que ofrece. Y que se abran una cuenta en facebook para relacionarse con el mundo y otras personas. Aunque es preciso saber dónde meterse, al final, todos distinguimos qué es bueno y qué no lo es tanto. Si lo hacen, enriquecerán mucho su vida.
- Porque a ciertas edades, cuando desaparece la libido, ¿es preciso buscar otros pasatiempos?
- Se vive una situación de paz. Yo me entrego a otras distracciones. Vivo solo, tengo tiempo para hacer lo que me apetezca y no crea que me sobra ni siquiera un minuto. Ya no necesito mucho de lo que antes me era imprescindible.
- Tengo entendido que usted fue muy amigo de Julia Otero.
- Es cierto. Es una mujer guapísima, aunque anda algo delicada de salud. Yo trabajaba en Radio Juventud de Barcelona, y ella empezó allí, con 21 ó 22 años, cuando aún estaba estudiando.
- ¿Se enamoró de ella?
- Enamorarme, no. Vivíamos en Barcelona, una ciudad con un ambiente bastante liberal, mucho más avanzada entonces que el resto de España en todos los aspectos. En esas circunstancias, enamorarse era muy difícil.