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JOSÉ ANTONIO RAMOS*
Para proteger y poner en valor el Salar de los Canos hace falta mucho más que una foto a pie de humedal y una nueva declaración de intenciones de cara a la galería, sin contenido.
El actual Equipo de Gobierno sabe que el primer paso para conseguir la preservación del espacio es su inclusión en el Inventario de Humedales de Andalucía, escalón previo para solicitar una figura de protección adecuada a la gran riqueza que alberga. Bien es cierto que se trata de una competencia de la Junta de Andalucía, y que tanto el ex delegado Antonio Martínez, como el ex consejero José Fiscal, compañeros de partido ahora de Francisco Vázquez, declararon en numerosas ocasiones que iba a ser incluido ante las preguntas parlamentarias de Podemos. Promesas que nunca llegaron a concretarse en hechos. Desde diferentes colectivos y organizaciones locales, se ha solicitado al concejal de Obras y Medio Ambiente un informe favorable del Ayuntamiento dirigido a la extinta Consejería de Medio Ambiente para que se incluyese, un gesto que aunque liviano, ya que el inventario es únicamente un catálogo administrativo, sería revelador de la verdadera intención que el equipo de gobierno actual tiene con respecto al Salar. Siempre se han negado.
Incluso Gabriel Amat –difícilmente alguien lo tildaría de ecologista radical– en Roquetas de Mar, redactó ese informe, que a la postre sería determinante para la inclusión de la Ribera de la Algaida, un humedal con características y amenazas muy similares al Salar, en dicho Inventario.
Si de verdad estuviesen sensibilizados con la necesidad de proteger la riqueza ecológica y paisajística del Salar, no hubiesen autorizado el desbroce de hábitats de interés comunitario como hicieron en julio de 2017, en plena época de nidificación de especies en peligro de extinción. Delegación de Medio Ambiente se vio obligada a paralizar temporalmente las obras de laminación de la Rambla del Algarrobo ante las denuncias ciudadanas de tal despropósito.
Si hubiese intención de preservar el humedal, la Concejalía de Obras y Medio Ambiente propondría y planificaría campañas de sensibilización ambiental, coordinadas con centros educativos y colectivos sociales, para facilitar que los ciudadanos terminemos de valorar la inmensa joya que tenemos en nuestro pueblo. Trabajaría para poner de relieve como cuestión prioritaria su gran atractivo turístico. Un turismo diferenciador, que respete el Medio Ambiente y ponga en el centro el gran valor natural y patrimonial de la localidad. Un ejemplo muy cercano, que podría servir de guía, es la Charca Suárez de Motril. Hasta ahora nuestros gobernantes locales han preferido plegarse a los intereses de empresas constructoras y elaborar Planes urbanísticos que chocan frontalmente con el Plan de Ordenación del Territorio y la Ley de Ordenación Urbana de Andalucía.
Contarán esos miradores que anuncian, a bombo y platillo, con el estudio y aprobación de técnicos con conocimientos solventes en la conservación de espacios naturales , o únicamente se tratara de un brindis al sol para seguir empecinados en la construcción del bulevar que los vecinos rechazaron de forma inequívoca en su acto de presentación, o para maquillar los previsibles efectos de degradación del Salar, que ocasionará la mastodóntica obra de construcción de viviendas con capacidad para 7.500 personas en el Sector RC–2, sobre el Salar de los Canos –para poner de manifiesto lo desorbitado del proyecto conviene recordar que la población actual de Vera ronda los 15.700 habitantes y que a día de hoy existen núcleos de población de reciente creación, como Las Salinas, en un estado de conservación y limpieza lamentable por ese afán de construir sin evaluar previamente la capacidad de prestación de servicios disponible–.
Como venimos diciendo, y aunque parezca increíble, el terreno sobre el que se asienta el Salar es privado y está catalogado como urbanizable. La misma empresa propietaria, que presentó alegaciones en contra y por lo tanto es la responsable de la paralización de la inclusión del Salar en el inventario, estaría dispuesta a estudiar la opción de permuta y reducir así presión urbanística sobre el espacio. El inconveniente, pues poco novedoso: el Ayuntamiento no ve factible esta opción.
Sin duda es muy buena noticia que el equipo de gobierno se haya replanteado su opinión, y comience a preocuparse por el estado actual y futuro de nuestro humedal, uno de los pocos pulmones del Levante Almeriense y referencia ornitológica a nivel estatal. Por eso estamos deseosos de conocer, además de la foto a modo de avanzadilla, cuales son las medidas concretas que se van a articular a nivel municipal para conseguir la protección y puesta en valor del Salar de los Canos.
*José Antonio Ramos es portavoz del Çírculo de Podemos en Vera
El actual Equipo de Gobierno sabe que el primer paso para conseguir la preservación del espacio es su inclusión en el Inventario de Humedales de Andalucía, escalón previo para solicitar una figura de protección adecuada a la gran riqueza que alberga. Bien es cierto que se trata de una competencia de la Junta de Andalucía, y que tanto el ex delegado Antonio Martínez, como el ex consejero José Fiscal, compañeros de partido ahora de Francisco Vázquez, declararon en numerosas ocasiones que iba a ser incluido ante las preguntas parlamentarias de Podemos. Promesas que nunca llegaron a concretarse en hechos. Desde diferentes colectivos y organizaciones locales, se ha solicitado al concejal de Obras y Medio Ambiente un informe favorable del Ayuntamiento dirigido a la extinta Consejería de Medio Ambiente para que se incluyese, un gesto que aunque liviano, ya que el inventario es únicamente un catálogo administrativo, sería revelador de la verdadera intención que el equipo de gobierno actual tiene con respecto al Salar. Siempre se han negado.
Incluso Gabriel Amat –difícilmente alguien lo tildaría de ecologista radical– en Roquetas de Mar, redactó ese informe, que a la postre sería determinante para la inclusión de la Ribera de la Algaida, un humedal con características y amenazas muy similares al Salar, en dicho Inventario.
Si de verdad estuviesen sensibilizados con la necesidad de proteger la riqueza ecológica y paisajística del Salar, no hubiesen autorizado el desbroce de hábitats de interés comunitario como hicieron en julio de 2017, en plena época de nidificación de especies en peligro de extinción. Delegación de Medio Ambiente se vio obligada a paralizar temporalmente las obras de laminación de la Rambla del Algarrobo ante las denuncias ciudadanas de tal despropósito.
Imagen de el Salar de los Canos durante las obras llevadas a cabo en su entorno |
Si hubiese intención de preservar el humedal, la Concejalía de Obras y Medio Ambiente propondría y planificaría campañas de sensibilización ambiental, coordinadas con centros educativos y colectivos sociales, para facilitar que los ciudadanos terminemos de valorar la inmensa joya que tenemos en nuestro pueblo. Trabajaría para poner de relieve como cuestión prioritaria su gran atractivo turístico. Un turismo diferenciador, que respete el Medio Ambiente y ponga en el centro el gran valor natural y patrimonial de la localidad. Un ejemplo muy cercano, que podría servir de guía, es la Charca Suárez de Motril. Hasta ahora nuestros gobernantes locales han preferido plegarse a los intereses de empresas constructoras y elaborar Planes urbanísticos que chocan frontalmente con el Plan de Ordenación del Territorio y la Ley de Ordenación Urbana de Andalucía.
Contarán esos miradores que anuncian, a bombo y platillo, con el estudio y aprobación de técnicos con conocimientos solventes en la conservación de espacios naturales , o únicamente se tratara de un brindis al sol para seguir empecinados en la construcción del bulevar que los vecinos rechazaron de forma inequívoca en su acto de presentación, o para maquillar los previsibles efectos de degradación del Salar, que ocasionará la mastodóntica obra de construcción de viviendas con capacidad para 7.500 personas en el Sector RC–2, sobre el Salar de los Canos –para poner de manifiesto lo desorbitado del proyecto conviene recordar que la población actual de Vera ronda los 15.700 habitantes y que a día de hoy existen núcleos de población de reciente creación, como Las Salinas, en un estado de conservación y limpieza lamentable por ese afán de construir sin evaluar previamente la capacidad de prestación de servicios disponible–.
Como venimos diciendo, y aunque parezca increíble, el terreno sobre el que se asienta el Salar es privado y está catalogado como urbanizable. La misma empresa propietaria, que presentó alegaciones en contra y por lo tanto es la responsable de la paralización de la inclusión del Salar en el inventario, estaría dispuesta a estudiar la opción de permuta y reducir así presión urbanística sobre el espacio. El inconveniente, pues poco novedoso: el Ayuntamiento no ve factible esta opción.
Sin duda es muy buena noticia que el equipo de gobierno se haya replanteado su opinión, y comience a preocuparse por el estado actual y futuro de nuestro humedal, uno de los pocos pulmones del Levante Almeriense y referencia ornitológica a nivel estatal. Por eso estamos deseosos de conocer, además de la foto a modo de avanzadilla, cuales son las medidas concretas que se van a articular a nivel municipal para conseguir la protección y puesta en valor del Salar de los Canos.
*José Antonio Ramos es portavoz del Çírculo de Podemos en Vera