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ÁNCHEL CONTE CAZCARRO*
Hay un patrimonio histórico que está a la vista de todos y otro que, aunque legalmente es accesible a todos los ciudadanos, hay que ir a buscarlo y no siempre resulta fácil navegar por él sin unos conocimientos básicos sobre técnicas de investigación histórica, al menos para la documentación más antigua. Me refiero a los archivos, donde está todo nuestro pasado, y que desde hace pocas décadas están por Ley abiertos a todos los ciudadanos simplemente enseñando carné de identidad. Esto, sin embargo, no siempre es posible por diversas razones: hay archivos (sobre todo municipales) cuyos fondos no siempre están ordenados y, en general, carecen de personal; otras veces son archivos privados cuyo acceso es muy complicado; los hay de instituciones, especialmente la Iglesia, que no dan demasiadas facilidades, todo lo contrario de lo que ocurre con los archivos dependientes del Estado o de Diputaciones y municipios. Y como buen ejemplo de archivo modélico tenemos en nuestra ciudad el Archivo Municipal, un tesoro que arranca de una orden real de 1494, cuando los Reyes Católicos, al poco de la conquista, mandan que el concejo tenga un arca donde guardar las escrituras dirigidas a la ciudad y las que ésta genere. Ahí nació el archivo y desde esa época tenemos documentación, aunque el terremoto de 1518 supusiera pérdidas. Quien quiera investigar sobre todos los aspectos de la vida de Vera y los veratenses tiene ahí una fuente inagotable, que se complementa con la documentación conservada en el Archivo Histórico Provincial (AHPA) y en el parroquial, hoy trasladado al diocesano. Desde los primeros momentos de vida de la ciudad hasta la actualidad, todo está ahí, todo es consultable.
Durante siglos, la documentación se fue acumulando sin demasiado orden, hasta que desde el gobierno central se dan normas para, al menos, hacer inventarios, de modo que desde 1860, y sobre todo desde 1945, se comienza a inventariar. Parte de los ricos fondos judiciales, notariales y concejiles pasaron en diversos momentos al AHPA. Los intentos de inventariar no dieron resultado: las escrituras estaban dispersas y sin catalogar, era un puro caos, e incluso en 1979 casi se vendieron como papel viejo miles y miles de documentos, según cuenta Marisa Andrés Uroz, verdadera artífice del gran archivo que hoy tenemos, y autora de la guía del mismo. Comenzó en 1981 estudiando sus fondos, con autorización del entonces alcalde César Martín, y posteriormente consiguió ordenarlo, siendo ya archivera titular, trabajo que siguió desarrollando hasta que en 2002 se convierte en directora del AHPA. Desde ese momento, es el veratense Manuel Caparrós el director, continuando el trabajo iniciado por Marisa Andrés Uroz, y dando a conocer los fondos mediante muy interesantes y frecuentes exposiciones e informatizando y colgando en la red cada vez más documentos.
Hoy el archivo tiene una pequeña sala de consulta y es accesible desde internet a una parte importante de los fondos, a la vez que se está en proceso de hacer copias digitales de la documentación existente en el AHPA para que esté depositada también en Vera. Sea por vía internet o directamente, el archivo es consultado con frecuencia, más a través de internet que personalmente, pero a quienes amamos la investigación aún nos parece poco, porque los fondos, la ordenación y el acceso a la documentación de nuestro archivo municipal son ejemplares, y me atrevo a decir que muy pocos archivos locales, no ya de Almería, sino en todo el Estado, están a la altura del nuestro, tanto en fondos como en ordenación e instalaciones de seguridad. Investigar en ese archivo es no sólo satisfactorio por la documentación que desde 1494 hasta nuestros días se ha producido, sino por lo a gusto que se trabaja y la profesionalidad y amabilidad del personal.
Pero ¿qué podemos y debemos hacer para que el archivo sea conocido y estudiado? Sin duda, aparte de que el concejo siga apoyando y apostando por las directrices del director del mismo, no cabe duda de que se hace imprescindible animar a la investigación, y mejor directamente que a través de internet, que resulta mucho más limitado. Para ello tal vez sería necesario aumentar el personal, al menos un funcionario más, habida cuenta de que la documentación que genera hoy el Ayuntamiento es cada vez más abundante, y dos personas parece poco. Y no estaría de más que las consultas del archivo histórico tuvieran un espacio propio dotado de cámaras de seguridad.
Pero ahí no acaba todo. La mina inagotable de los fondos documentales debería obligar al ayuntamiento a fomentar los trabajos de investigación, con el fin de que la rica historia de la ciudad y sus gentes fuera cada vez más conocida, porque solo de esa manera seremos capaces de amar el patrimonio, ya que lo que no se conoce difícilmente se quiere y se defiende. Desde finales del siglo XV podemos estudiar historias de familia, censos y población, la sociedad en todos sus aspectos, minorías étnicas, la vida cotidiana, la justicia, historia fiscal, el agua y el territorio, la marina, la industria y el comercio, el desarrollo turístico, la evolución urbanística, etc etc. Todo, absolutamente todo, está al alcance del investigador, desde el primer documento de los Reyes Católicos hasta el último padrón de habitantes. Y eso debería ir conociéndose más de lo que hasta hoy se ha hecho, y en esa cuestión el concejo debería tomar la decisión de convocar unas becas de investigación, quizás en colaboración con la Universidad de Almería y el Instituto de Estudios Almerienses. Un concurso para proyectos de investigación que, de una u otra manera, obligara a la consulta directa en el archivo. Muchos jóvenes historiadores tendrían un aliciente para hacer sus trabajos de fin de carrera, máster o tesis en un archivo que hoy por hoy, siendo modélico, está infrautilizado.
Desde Adelante Vera, abogaremos por una política de defensa, mejora y puesta en valor del Archivo Municipal como el patrimonio histórico más notable de Vera y fuente imprescindible para el conocimiento de nuestra Historia, desde el origen de la ciudad hasta el presente.
* Ánchel Conte Cazcarro es doctor en Historia y miembro de Adelante Vera. /div>
Durante siglos, la documentación se fue acumulando sin demasiado orden, hasta que desde el gobierno central se dan normas para, al menos, hacer inventarios, de modo que desde 1860, y sobre todo desde 1945, se comienza a inventariar. Parte de los ricos fondos judiciales, notariales y concejiles pasaron en diversos momentos al AHPA. Los intentos de inventariar no dieron resultado: las escrituras estaban dispersas y sin catalogar, era un puro caos, e incluso en 1979 casi se vendieron como papel viejo miles y miles de documentos, según cuenta Marisa Andrés Uroz, verdadera artífice del gran archivo que hoy tenemos, y autora de la guía del mismo. Comenzó en 1981 estudiando sus fondos, con autorización del entonces alcalde César Martín, y posteriormente consiguió ordenarlo, siendo ya archivera titular, trabajo que siguió desarrollando hasta que en 2002 se convierte en directora del AHPA. Desde ese momento, es el veratense Manuel Caparrós el director, continuando el trabajo iniciado por Marisa Andrés Uroz, y dando a conocer los fondos mediante muy interesantes y frecuentes exposiciones e informatizando y colgando en la red cada vez más documentos.
Hoy el archivo tiene una pequeña sala de consulta y es accesible desde internet a una parte importante de los fondos, a la vez que se está en proceso de hacer copias digitales de la documentación existente en el AHPA para que esté depositada también en Vera. Sea por vía internet o directamente, el archivo es consultado con frecuencia, más a través de internet que personalmente, pero a quienes amamos la investigación aún nos parece poco, porque los fondos, la ordenación y el acceso a la documentación de nuestro archivo municipal son ejemplares, y me atrevo a decir que muy pocos archivos locales, no ya de Almería, sino en todo el Estado, están a la altura del nuestro, tanto en fondos como en ordenación e instalaciones de seguridad. Investigar en ese archivo es no sólo satisfactorio por la documentación que desde 1494 hasta nuestros días se ha producido, sino por lo a gusto que se trabaja y la profesionalidad y amabilidad del personal.
Pero ¿qué podemos y debemos hacer para que el archivo sea conocido y estudiado? Sin duda, aparte de que el concejo siga apoyando y apostando por las directrices del director del mismo, no cabe duda de que se hace imprescindible animar a la investigación, y mejor directamente que a través de internet, que resulta mucho más limitado. Para ello tal vez sería necesario aumentar el personal, al menos un funcionario más, habida cuenta de que la documentación que genera hoy el Ayuntamiento es cada vez más abundante, y dos personas parece poco. Y no estaría de más que las consultas del archivo histórico tuvieran un espacio propio dotado de cámaras de seguridad.
Pero ahí no acaba todo. La mina inagotable de los fondos documentales debería obligar al ayuntamiento a fomentar los trabajos de investigación, con el fin de que la rica historia de la ciudad y sus gentes fuera cada vez más conocida, porque solo de esa manera seremos capaces de amar el patrimonio, ya que lo que no se conoce difícilmente se quiere y se defiende. Desde finales del siglo XV podemos estudiar historias de familia, censos y población, la sociedad en todos sus aspectos, minorías étnicas, la vida cotidiana, la justicia, historia fiscal, el agua y el territorio, la marina, la industria y el comercio, el desarrollo turístico, la evolución urbanística, etc etc. Todo, absolutamente todo, está al alcance del investigador, desde el primer documento de los Reyes Católicos hasta el último padrón de habitantes. Y eso debería ir conociéndose más de lo que hasta hoy se ha hecho, y en esa cuestión el concejo debería tomar la decisión de convocar unas becas de investigación, quizás en colaboración con la Universidad de Almería y el Instituto de Estudios Almerienses. Un concurso para proyectos de investigación que, de una u otra manera, obligara a la consulta directa en el archivo. Muchos jóvenes historiadores tendrían un aliciente para hacer sus trabajos de fin de carrera, máster o tesis en un archivo que hoy por hoy, siendo modélico, está infrautilizado.
Desde Adelante Vera, abogaremos por una política de defensa, mejora y puesta en valor del Archivo Municipal como el patrimonio histórico más notable de Vera y fuente imprescindible para el conocimiento de nuestra Historia, desde el origen de la ciudad hasta el presente.
* Ánchel Conte Cazcarro es doctor en Historia y miembro de Adelante Vera. /div>