Mantuvo "un comportamiento agresivo e insultante de forma continuada, manifestándole que era una puta, en ocasiones, le decía que venía de echar un polvo, en otras ocasiones le ha agredido metiéndole un dedo en el ojo"
ALMERÍA HOY / 21·07·2018
El Juzgado de lo Penal 5 de Almería ha condenado a J.G.E., de nacionalidad española y vecino de Vícar, por delitos de malos tratos habituales y lesiones a penas que suman tres meses de cárcel, privación del derecho a tenencia de armas y una orden de alejamiento durante dos años, así como a 30 días de trabajos comunitarios, si bien deja en suspenso la pena privativa de libertad a condición de que no delinca durante 24 meses.
La sentencia, consultada por ALMERÍA HOY, estima como hechos probados que J.G.E. ha estado casado con la víctima durante veinte años, compartiendo ambos domicilio en la Puebla de Vícar y con una hija en común. Así, desde el año 2002 y durante el transcurso de la relación, el condenado mantuvo "un comportamiento agresivo e insultante de forma continuada, manifestándole que era una puta, en ocasiones, le decía que venía de echar un polvo, en otras ocasiones le ha agredido metiéndole un dedo en el ojo, llegando a ser la relación insostenible".
Además, en marzo de 2017, una discusión entre ambos en el domicilio derivó en que él "le cogió fuertemente del cuello". En cuanto al informe forense realizado al acusado, señala que "el trastorno por consumo de alcohol detectado, que indica la continuidad del tratamiento de deshabituación iniciado, altera sus capacidades volitivas y cognitivas, las cuales se encuentran parcialmente anuladas en relación con los hechos...".
Así, además de no volver a delinquir en dos años, el condenado deberá realizar los correspondientes programas formativos sobre violencia de género.
La sentencia, consultada por ALMERÍA HOY, estima como hechos probados que J.G.E. ha estado casado con la víctima durante veinte años, compartiendo ambos domicilio en la Puebla de Vícar y con una hija en común. Así, desde el año 2002 y durante el transcurso de la relación, el condenado mantuvo "un comportamiento agresivo e insultante de forma continuada, manifestándole que era una puta, en ocasiones, le decía que venía de echar un polvo, en otras ocasiones le ha agredido metiéndole un dedo en el ojo, llegando a ser la relación insostenible".
Además, en marzo de 2017, una discusión entre ambos en el domicilio derivó en que él "le cogió fuertemente del cuello". En cuanto al informe forense realizado al acusado, señala que "el trastorno por consumo de alcohol detectado, que indica la continuidad del tratamiento de deshabituación iniciado, altera sus capacidades volitivas y cognitivas, las cuales se encuentran parcialmente anuladas en relación con los hechos...".
Así, además de no volver a delinquir en dos años, el condenado deberá realizar los correspondientes programas formativos sobre violencia de género.
