La alcaldesa se ha sometido a una Cuestión de Confianza al no conseguir el respaldo de la Corporación
En el centro, Martín Morales y la alcaldesa. Al fondo, con suéter azul, Arturo Grima. |
ALMERÍA HOY / 11·06·2018
La alcaldesa de Turre se ha sometido a una Cuestión de Confianza al no conseguir el respaldo de la Corporación a su proyecto de ingresos y gastos para 2018. Tras perderla, la regidora tendrá que esperar un mes para firmar la entrada en vigor de las cuentas municipales, porque la única alternativa que le queda a la oposición consiste en presentar en ese plazo una Moción de censura imposible, al no poder contar para ella con el voto de la concejal no adscrita en virtud del pacto antitransfuguismo.
Si la ausencia por motivos de trabajo de la concejal no adscrita, María Luisa Cervantes (exSomos Turre), hizo posible el pasado 3 de mayo que el voto de calidad de la alcaldesa, María Isabel López (PSOE), sacara adelante la aprobación inicial de los presupuestos que han de regir la acción municipal durante el presente ejercicio, un mes más tarde, el 1 de junio, el escenario era muy distinto.
La Corporación aparecía al completo cuando, a las 20:50 horas, veinte minutos después de la hora prevista, se abría la sesión, y eso significaba que la coalición de gobierno integrada por los cuatro ediles socialistas y el exalcalde Martín Morales, único concejal que permanece en el grupo de Somos Turre, se hallaba en minoría frente a las cinco actas de los populares y la de la edil Cervantes.
En esta ocasión tocaba decidir sobre la alegación que había presentado el Grupo Popular contra las cuentas para el presente ejercicio, así como la aprobación definitiva de las mismas, si es que ese fuera el caso. Pero no lo fue, y quedó en evidencia que los presupuestos municipales para 2018 cuentan con el rechazo de la mayor parte de los concejales que componen el Ayuntamiento.
La queja del PP tenía un carácter técnico, formal, que invalidaría las cuentas. Es decir, no se entró a discutir las distintas partidas y su destino, aunque en realidad era el capítulo de inversiones lo que generaba una insalvable discrepancia.
Antes del inicio del debate, la secretaria informó a la Corporación que cabía desestimar la propuesta del Grupo Popular puesto que, si bien habían argumentado el motivo de su disconformidad, no había expresado los artículos ni la norma del ordenamiento jurídico en que basaban su razonamiento.
Sin embargo, al no ser vinculante la opinión de la fedataria, se procedió a la votación quedando admitidas las alegaciones y rechazado el presupuesto con los votos de los cinco votos de los populares a los que se sumó el de la edil Cervantes. Pero lejos de las primeras conclusiones que pudieran extraerse, este panorama no significa que, finalmente, no vean la luz las cuentas del año y salgan publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia. A la alcaldesa le basta esperar un mes para conseguir su objetivo.
CUESTIÓN DE CONFIANZA
Porque a fin de desbloquear una situación como la generada en el Ayuntamiento de Turre, el procedimiento administrativo ha previsto una fórmula que pasa por la convocatoria de otro pleno para debatir una Cuestión de Confianza vinculada a la aprobación definitiva de los presupuestos.
La alcaldesa decidió convocarlo para que se celebrara seis días después del anterior, concretamente el jueves 7 de junio a las 9.30.
Ese día, la regidora volvió a encontrarse enfrente con el muro armado por el Grupo Popular y la concejal no adscrita, que expresó al unísono su desconfianza expresa a la primera edil. Es decir, el pleno, en su mayoría, no confía en la primera autoridad municipal. Así las cosas, ahora, los populares cuentan con un mes para presentar una ‘Moción de censura’. Si no lo hacen, o la pierden, el proyecto de presupuestos de María Isabel López quedará definitivamente aprobado.
Aunque al cierre de esta edición el PP no ha timado una decisión, su portavoz Arturo Grima, cuyo principal caballo de batalla en el asunto de los presupuestos es su interés porque se dedicara el total del capítulo de inversiones a una nueva Avenida de Almería, confesaba a esta redacción que formalizar la moción no entraba en los cálculos de su grupo.
“No serviría para nada, del mismo modo que no le va a servir de nada al equipo de gobierno que sus presupuestos se aprueben de esta manera tan ignominiosa dentro de un mes, porque, a estas alturas, mientras elaboran los proyectos de las obras que pretenden hacer, los supervisan y salen a licitación, se les ha pasado el mandato sin hacer absolutamente nada”.
“De todos modos, ha quedado patente la falta de categoría democrática de la alcaldesa. Si tuviera un mínimo de vergüenza tendría que haberse marchado al comprobar que no goza de la confianza de la Corporación. Esta señora está en minoría y no negocia”, apunta Arturo Grima.
«SI TUVIESE VERGÜENZA»
Sin embargo, la alcaldesa ofrece una versión bien diferente de lo sucedido.
“Si Arturo Grima tuviese vergüenza –replica la alcaldesa- habría empleado la dignidad del cargo que le han dado los vecinos apoyando la realización de obras que mejoren el pueblo, en lugar de andar poniendo trabas. Sin embargo, ahora que no gobierna, nos exige que todo el esfuerzo se invierta en la Avenida de Almería cuando él no dedicó ni un céntimo de los 6 planes provinciales que gestionó. Entonces prefirió hacer otras cosas, como la Fuente Morisca”.
“Además, me parece lamentable –añade María Isabel López- que el líder de la oposición dijera en el Pleno que había presentado una alegación contra los presupuestos sólo para que no salieran adelante y, así, retrasar su entrada en vigor y poner palos en las ruedas del futuro de Turre. El pueblo no merece una oposición así, porque entorpecer gratuitamente la acción del gobierno significa que no podrían hacerse una serie de infraestructuras que los vecinos necesitan”.
En cuanto al voto de la concejal no adscrita, María Luisa Cervantes, excompañera en el equipo de gobierno cuando aún formaba parte del grupo municipal de Somos Turre, la regidora se limitó a recordar que durante el Pleno “únicamente justificó su voto en que era economista y, por su profesión, sabía que en el presupuesto había cosas que no estaban bien. Yo le respondí que me fiaba más de los técnicos del Ministerio de Hacienda, que lo habían repasado tres veces hasta que nos dieron el visto bueno, y de la secretaria, que ha elaborado ya un montón”.
«INTERESES PARTICULARES»
El momento más tenso del Pleno de la Cuestión de Confianza tuvo como protagonistas a dos excompañeros, que se acusaron mutuamente de haber “desestabilizado” el Consistorio por intereses particulares. Por una parte, la concejal no adscrita María Luisa Cervantes acusaba a su excompañero en Somos Turre, Martín Morales, de empeñarse en construir una acera en la Avenida de Almería “porque ahí tiene su familia una heladería”, y de construir un albergue en Los Moralicos “porque es el lugar en que nacieron sus padres”.
Morales le respondió que ella “sí que había tratado de aprovecharse de este Ayuntamiento, y ya sabe a qué me refiero: una empresa de servicios” que al parecer llegó al Consistorio años atrás de la mano de la edil para hacerse con el servicio de abastecimiento.
Sin opción para conseguir 200.000 euros
El 6 de junio, justo el día anterior al debate de la Cuestión de Confianza, la regidora había previsto una sesión extraordinaria y urgente que fue abortada por el voto de los seis ediles de la oposición, que no admitieron la urgencia. Se trataba de aprobar la adhesión del municipio a diferentes planes de Diputación que posibilitarían una inversión de hasta 200.000 euros en el arreglo de caminos, reposición de tuberías, etc. Era el último día del plazo disponible para hacerlo.
Si la ausencia por motivos de trabajo de la concejal no adscrita, María Luisa Cervantes (exSomos Turre), hizo posible el pasado 3 de mayo que el voto de calidad de la alcaldesa, María Isabel López (PSOE), sacara adelante la aprobación inicial de los presupuestos que han de regir la acción municipal durante el presente ejercicio, un mes más tarde, el 1 de junio, el escenario era muy distinto.
La Corporación aparecía al completo cuando, a las 20:50 horas, veinte minutos después de la hora prevista, se abría la sesión, y eso significaba que la coalición de gobierno integrada por los cuatro ediles socialistas y el exalcalde Martín Morales, único concejal que permanece en el grupo de Somos Turre, se hallaba en minoría frente a las cinco actas de los populares y la de la edil Cervantes.
En esta ocasión tocaba decidir sobre la alegación que había presentado el Grupo Popular contra las cuentas para el presente ejercicio, así como la aprobación definitiva de las mismas, si es que ese fuera el caso. Pero no lo fue, y quedó en evidencia que los presupuestos municipales para 2018 cuentan con el rechazo de la mayor parte de los concejales que componen el Ayuntamiento.
La queja del PP tenía un carácter técnico, formal, que invalidaría las cuentas. Es decir, no se entró a discutir las distintas partidas y su destino, aunque en realidad era el capítulo de inversiones lo que generaba una insalvable discrepancia.
Antes del inicio del debate, la secretaria informó a la Corporación que cabía desestimar la propuesta del Grupo Popular puesto que, si bien habían argumentado el motivo de su disconformidad, no había expresado los artículos ni la norma del ordenamiento jurídico en que basaban su razonamiento.
Sin embargo, al no ser vinculante la opinión de la fedataria, se procedió a la votación quedando admitidas las alegaciones y rechazado el presupuesto con los votos de los cinco votos de los populares a los que se sumó el de la edil Cervantes. Pero lejos de las primeras conclusiones que pudieran extraerse, este panorama no significa que, finalmente, no vean la luz las cuentas del año y salgan publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia. A la alcaldesa le basta esperar un mes para conseguir su objetivo.
CUESTIÓN DE CONFIANZA
Porque a fin de desbloquear una situación como la generada en el Ayuntamiento de Turre, el procedimiento administrativo ha previsto una fórmula que pasa por la convocatoria de otro pleno para debatir una Cuestión de Confianza vinculada a la aprobación definitiva de los presupuestos.
La alcaldesa decidió convocarlo para que se celebrara seis días después del anterior, concretamente el jueves 7 de junio a las 9.30.
Ese día, la regidora volvió a encontrarse enfrente con el muro armado por el Grupo Popular y la concejal no adscrita, que expresó al unísono su desconfianza expresa a la primera edil. Es decir, el pleno, en su mayoría, no confía en la primera autoridad municipal. Así las cosas, ahora, los populares cuentan con un mes para presentar una ‘Moción de censura’. Si no lo hacen, o la pierden, el proyecto de presupuestos de María Isabel López quedará definitivamente aprobado.
Aunque al cierre de esta edición el PP no ha timado una decisión, su portavoz Arturo Grima, cuyo principal caballo de batalla en el asunto de los presupuestos es su interés porque se dedicara el total del capítulo de inversiones a una nueva Avenida de Almería, confesaba a esta redacción que formalizar la moción no entraba en los cálculos de su grupo.
“No serviría para nada, del mismo modo que no le va a servir de nada al equipo de gobierno que sus presupuestos se aprueben de esta manera tan ignominiosa dentro de un mes, porque, a estas alturas, mientras elaboran los proyectos de las obras que pretenden hacer, los supervisan y salen a licitación, se les ha pasado el mandato sin hacer absolutamente nada”.
“De todos modos, ha quedado patente la falta de categoría democrática de la alcaldesa. Si tuviera un mínimo de vergüenza tendría que haberse marchado al comprobar que no goza de la confianza de la Corporación. Esta señora está en minoría y no negocia”, apunta Arturo Grima.
«SI TUVIESE VERGÜENZA»
Sin embargo, la alcaldesa ofrece una versión bien diferente de lo sucedido.
“Si Arturo Grima tuviese vergüenza –replica la alcaldesa- habría empleado la dignidad del cargo que le han dado los vecinos apoyando la realización de obras que mejoren el pueblo, en lugar de andar poniendo trabas. Sin embargo, ahora que no gobierna, nos exige que todo el esfuerzo se invierta en la Avenida de Almería cuando él no dedicó ni un céntimo de los 6 planes provinciales que gestionó. Entonces prefirió hacer otras cosas, como la Fuente Morisca”.
“Además, me parece lamentable –añade María Isabel López- que el líder de la oposición dijera en el Pleno que había presentado una alegación contra los presupuestos sólo para que no salieran adelante y, así, retrasar su entrada en vigor y poner palos en las ruedas del futuro de Turre. El pueblo no merece una oposición así, porque entorpecer gratuitamente la acción del gobierno significa que no podrían hacerse una serie de infraestructuras que los vecinos necesitan”.
En cuanto al voto de la concejal no adscrita, María Luisa Cervantes, excompañera en el equipo de gobierno cuando aún formaba parte del grupo municipal de Somos Turre, la regidora se limitó a recordar que durante el Pleno “únicamente justificó su voto en que era economista y, por su profesión, sabía que en el presupuesto había cosas que no estaban bien. Yo le respondí que me fiaba más de los técnicos del Ministerio de Hacienda, que lo habían repasado tres veces hasta que nos dieron el visto bueno, y de la secretaria, que ha elaborado ya un montón”.
«INTERESES PARTICULARES»
El momento más tenso del Pleno de la Cuestión de Confianza tuvo como protagonistas a dos excompañeros, que se acusaron mutuamente de haber “desestabilizado” el Consistorio por intereses particulares. Por una parte, la concejal no adscrita María Luisa Cervantes acusaba a su excompañero en Somos Turre, Martín Morales, de empeñarse en construir una acera en la Avenida de Almería “porque ahí tiene su familia una heladería”, y de construir un albergue en Los Moralicos “porque es el lugar en que nacieron sus padres”.
Morales le respondió que ella “sí que había tratado de aprovecharse de este Ayuntamiento, y ya sabe a qué me refiero: una empresa de servicios” que al parecer llegó al Consistorio años atrás de la mano de la edil para hacerse con el servicio de abastecimiento.
Sin opción para conseguir 200.000 euros
El 6 de junio, justo el día anterior al debate de la Cuestión de Confianza, la regidora había previsto una sesión extraordinaria y urgente que fue abortada por el voto de los seis ediles de la oposición, que no admitieron la urgencia. Se trataba de aprobar la adhesión del municipio a diferentes planes de Diputación que posibilitarían una inversión de hasta 200.000 euros en el arreglo de caminos, reposición de tuberías, etc. Era el último día del plazo disponible para hacerlo.