Los hechos ocurrieron en 2010 en la barriada de El Puche, y la víctima sufrió graves lesiones que le llevaron a una hospitalización permanente y a padecer una paraplejía por la que terminó falleciendo dos años después
Barrio de El Puche, en Almería capital. |
EUROPA PRESS / 06·06·2017
El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la condena a siete años y seis meses de prisión impuesta a un vecino de Almería que, en septiembre de 2010 y tras una discusión de tráfico, atropelló al conductor de una motocicleta. A continuación, emprendió la huida y perdió el control de su vehículo debido a una «velocidad inapropiada» para terminar «empotrándose» con la parte trasera de un camión de la limpieza.
Como consecuencia de la colisión, el copiloto sufrió graves lesiones que le llevaron a una hospitalización permanente y a padecer una paraplejía por la que terminó falleciendo dos años después.
El Alto Tribunal desestima en su resolución, el recurso de casación presentado por la defensa del acusado, que alegó vulneración de presunción de inocencia y dilaciones indebidas, y confirma el fallo de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería en todos sus pronunciamientos.
En concreto, confirma la pena de seis años de prisión como autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y la de un año y seis meses de cárcel como autor de un delito de imprudencia grave por el que se le retira el carné de conducir por un periodo de tres años.
Los hechos se remontan al 1 de septiembre de 2010 cuando el acusado inició una discusión de tráfico con la víctima, a bordo de una motocicleta, cuando ambos circulaban por la rotonda del Estadio de los Juegos Mediterráneos de la capital.
Fruto de la riña, el acusado, con la intención de acabar con la vida del otro conductor, empezó a perseguirlo a gran velocidad con su vehículo por la Avenida Mare Nostrum y le embistió en varias ocasiones hasta hacerle caer. Inmediatamente después, pasó con el vehículo por encima del cuerpo de la víctima para provocarle la muerte.
Como consecuencia de la acción del acusado, la víctima sufrió politraumatismos que precisaron para su curación de asistencia médica, así como de tratamiento ortopédico de fractura y luxación y rehabilitación, con un total de 150 días impeditivos de curación, de los cuales 22 fueron de hospitalización para curar de las lesiones que le han dejado diversas secuelas.
El tribunal consideró probado que las citadas lesiones comprometieron seriamente su vida y que, sin la atención médica urgente que se le prestó, hubiera fallecido.
Una vez realizado el atropello, el acusado no detuvo su marcha y se dio rápidamente a la fuga, de modo que perdió el control del vehículo debido a la velocidad inapropiada y terminó empotrándose varios metros más adelante contra la parte trasera de un camión de la limpieza.
En el vehículo que conducía el acusado, en el asiento delantero derecho, iba un amigo quien, a causa de la colisión con el camión, sufrió traumatismo raquimedular con fractura-luxación de vértebra cervical C-6, con lesión medular completa. Este precisó para su curación de hospitalización permanente y le quedó como la secuela paraplejia. No obstante, falleció en julio de 2012.
Como consecuencia de la colisión, el copiloto sufrió graves lesiones que le llevaron a una hospitalización permanente y a padecer una paraplejía por la que terminó falleciendo dos años después.
El Alto Tribunal desestima en su resolución, el recurso de casación presentado por la defensa del acusado, que alegó vulneración de presunción de inocencia y dilaciones indebidas, y confirma el fallo de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería en todos sus pronunciamientos.
En concreto, confirma la pena de seis años de prisión como autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y la de un año y seis meses de cárcel como autor de un delito de imprudencia grave por el que se le retira el carné de conducir por un periodo de tres años.
Los hechos se remontan al 1 de septiembre de 2010 cuando el acusado inició una discusión de tráfico con la víctima, a bordo de una motocicleta, cuando ambos circulaban por la rotonda del Estadio de los Juegos Mediterráneos de la capital.
Fruto de la riña, el acusado, con la intención de acabar con la vida del otro conductor, empezó a perseguirlo a gran velocidad con su vehículo por la Avenida Mare Nostrum y le embistió en varias ocasiones hasta hacerle caer. Inmediatamente después, pasó con el vehículo por encima del cuerpo de la víctima para provocarle la muerte.
Como consecuencia de la acción del acusado, la víctima sufrió politraumatismos que precisaron para su curación de asistencia médica, así como de tratamiento ortopédico de fractura y luxación y rehabilitación, con un total de 150 días impeditivos de curación, de los cuales 22 fueron de hospitalización para curar de las lesiones que le han dejado diversas secuelas.
El tribunal consideró probado que las citadas lesiones comprometieron seriamente su vida y que, sin la atención médica urgente que se le prestó, hubiera fallecido.
Una vez realizado el atropello, el acusado no detuvo su marcha y se dio rápidamente a la fuga, de modo que perdió el control del vehículo debido a la velocidad inapropiada y terminó empotrándose varios metros más adelante contra la parte trasera de un camión de la limpieza.
En el vehículo que conducía el acusado, en el asiento delantero derecho, iba un amigo quien, a causa de la colisión con el camión, sufrió traumatismo raquimedular con fractura-luxación de vértebra cervical C-6, con lesión medular completa. Este precisó para su curación de hospitalización permanente y le quedó como la secuela paraplejia. No obstante, falleció en julio de 2012.