Convocada por la Asociación Almería Acoge, Cáritas Diocesana de Almería y el Secretariado Diocesano de Migraciones en la Plaza del Educador
Imagen de archivo de otra concentración organizada por Almería Acoge el pasado mes de enero. |
ALMERÍA HOY / 06·03·2017
La Asociación Almería Acoge, Cáritas Diocesana de Almería y el Secretariado Diocesano de Migraciones han convocado una nueva concentración exigiendo el fin de las muertes producidas en la peligrosa travesía que realizan miles de inmigrantes desde el norte de África hasta Europa. El lema del acto será 'Por un Mediterráneo solidario', y tendrá lugar el martes, 7 de marzo, a las 20.00 horas en la Plaza del Educador de Almería.
Allí se dará lectura a un manifiesto donde se recoge que «nadie ha muerto en el Mediterráneo, nadie murió la semana pasada a pesar de que ya hayan aparecido cuatro cadáveres, no murió nadie porque esos cuerpos no son de nadie y casi nadie importan. Son hombres, mujeres, niños de nadie a los que casi nadie llora».
«Quienes están muriendo en las playas del Mediterráneo y más allá, desde Canarias hasta Grecia, desde hace tantos años, no son nadie, como no lo son tantas personas que fuera del mar también son olvidadas en la periferia de nuestras ciudades, en los márgenes de nuestra sociedad, desahuciados de sus casas, de sus trabajos, del terrible sistema que sólo tiene en cuenta la economía, el propio interés mezquino, el propio bienestar, para construir fronteras cada vez más sofisticadas dentro y fuera de nuestros países».
Así, explican que cuatro nuevos cadáveres «desconocidos» han aparecido en nuestras playas «para preguntarnos, una vez más, si nadie los echará de menos, nadie pondrá una vela, nadie murmurará una oración, nadie tendrá un recuerdo, una queja, una denuncia para tanto sufrimiento, para tantas familias destrozadas y tanas ilusiones sepultadas». «Son los nadies de los que hablaba Eduardo Galeano», puntualizan.
«Sólo en nuestras costas, durante 2016 se encontraron 36 personas ahogadas, y otras 259 vidas desaparecieron, 295 nadies silenciados definitivamente, olvidados, sepultados frente a nuestras casas. ¿Cuántos muertos harán falta para mantener nuestra forma de vida?», se cuestionan añadiendo referencias al «absurdo de las fronteras, que nos siguen vendiendo que es por nuestra seguridad, por la preservación del desmantelado estado de bienestar, que siguen poniendo el capital por encima de la persona, mientras continúan permitiendo y generando el crecimiento de la repugnante xenofobia, del miedo al diferente, de la injusticia y la insolidaridad con quienes huyen de la muerte y la pobreza, promoviendo políticas de expulsión de ese paraíso en el que al final solo tendrán sitio los poderosos y la gran mayoría también seremos nadie».
Allí se dará lectura a un manifiesto donde se recoge que «nadie ha muerto en el Mediterráneo, nadie murió la semana pasada a pesar de que ya hayan aparecido cuatro cadáveres, no murió nadie porque esos cuerpos no son de nadie y casi nadie importan. Son hombres, mujeres, niños de nadie a los que casi nadie llora».
«Quienes están muriendo en las playas del Mediterráneo y más allá, desde Canarias hasta Grecia, desde hace tantos años, no son nadie, como no lo son tantas personas que fuera del mar también son olvidadas en la periferia de nuestras ciudades, en los márgenes de nuestra sociedad, desahuciados de sus casas, de sus trabajos, del terrible sistema que sólo tiene en cuenta la economía, el propio interés mezquino, el propio bienestar, para construir fronteras cada vez más sofisticadas dentro y fuera de nuestros países».
Así, explican que cuatro nuevos cadáveres «desconocidos» han aparecido en nuestras playas «para preguntarnos, una vez más, si nadie los echará de menos, nadie pondrá una vela, nadie murmurará una oración, nadie tendrá un recuerdo, una queja, una denuncia para tanto sufrimiento, para tantas familias destrozadas y tanas ilusiones sepultadas». «Son los nadies de los que hablaba Eduardo Galeano», puntualizan.
«Sólo en nuestras costas, durante 2016 se encontraron 36 personas ahogadas, y otras 259 vidas desaparecieron, 295 nadies silenciados definitivamente, olvidados, sepultados frente a nuestras casas. ¿Cuántos muertos harán falta para mantener nuestra forma de vida?», se cuestionan añadiendo referencias al «absurdo de las fronteras, que nos siguen vendiendo que es por nuestra seguridad, por la preservación del desmantelado estado de bienestar, que siguen poniendo el capital por encima de la persona, mientras continúan permitiendo y generando el crecimiento de la repugnante xenofobia, del miedo al diferente, de la injusticia y la insolidaridad con quienes huyen de la muerte y la pobreza, promoviendo políticas de expulsión de ese paraíso en el que al final solo tendrán sitio los poderosos y la gran mayoría también seremos nadie».