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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Conocí a Diego Bravo cuando decidió poner su voz y su imagen a través de la radio y la televisión en la defensa de la libertad de información que llegaba a los ciudadanos. Lo que no sabía en aquellos años es que Diego llegaba a los medios con un bagaje en la lucha diaria por la defensa de la gente de su pueblo, Cuevas del Almanzora.
Era casi un chiquillo, me contaba un amigo, cuando decidió irse a la academia de la Guardia Civil. Vistió con orgullo el uniforme de la Benemérita y durante años estuvo en diferentes cuarteles de esta zona almeriense, preocupado por la seguridad de los ciudadanos de Cuevas y sus barriadas. Era su vocación de servicio y defensa de los demás la que le llevó al Cuerpo con más prestigio en aquellos años de nuestro país, al que dedicó los mejores años de su vida.
Años después sintió, como otros ciudadanos preocupados, que la información se convertía en el mejor servicio y la mayor seguridad que se le podría ofrecer a los almerienses. Fue su etapa en los medios orales, televisivos, poniendo voz e imagen a los problemas que vivían los hombres y mujeres de aquellos años. Su voz se hizo popular en todo el Levante almeriense, incluso los rizos de su cabello se hicieron populares en la capital a través de la pequeña pantalla.
Las etapas se iban cerrando en su ajetreada existencia, y tras cada una de ellas se abría otra en la vida de este hombre de Cuevas siempre comprometido, siempre preocupado por las necesidades de sus vecinos, amigos y conciudadanos. Pensó que su tierra se merecía ver y escuchar a los mejores, y dedicó años a llenar de música y de grandes espectáculos los escenarios de Cuevas, del Levante, Almería y toda España. Nombre nacionales en el mundo de la música, e incluso internacionales, conocieron estas tierras almerienses gracias a su trabajo y coraje.
Hombre al que le cuesta estar viendo pasar la vida delante de él, persona que siente que hay que seguir luchando por la gente de su Cuevas de su alma, ha decidido dar un paso más.
¿Te lo has pensado, Diego? La política no es mala consejera, pero los compañeros…
¡Ay los compañeros!
Entre las papeletas a elegir el próximo domingo en Cuevas del Almanzora una lleva en cabeza el nombre de Diego Bravo. Ha decidido que su obligación es intentar, ahora desde la política, seguir sirviendo y luchando por los hombres y las mujeres de su tierra. No necesitaba esta nueva etapa, me cuenta, pero el cuerpo le sigue pidiendo seguir ahí, trabajando por cubrir las necesidades de sus vecinos y amigos, por esas calles que vivió de niño, que corrió de joven y que de mayor le gustaría hacer más seguras, y si es posible algo más felices, para los más jóvenes del municipio.
Hay que conseguir, me indica, que la gente joven se quede en su tierra, que no les ocurra como a tanto otros que nos hemos tenido que marchar de nuestras calles y plazas en busca de una salida laboral que no encontramos en Cuevas. Si algo nos ofrece Diego es bravura a la hora de trabajar por su tierra y su gente, lo viene haciendo desde hace muchos años en las distintas etapas a las que se ha enfrentado, no se ha cansado de hacerlo y viene con deseos de coronar en el mundo de la política toda una carrera personal dedicada al servicio y la defensa de sus ideales de libertad.
Ustedes, vecinos de Cuevas, tienen la última palabra.
Era casi un chiquillo, me contaba un amigo, cuando decidió irse a la academia de la Guardia Civil. Vistió con orgullo el uniforme de la Benemérita y durante años estuvo en diferentes cuarteles de esta zona almeriense, preocupado por la seguridad de los ciudadanos de Cuevas y sus barriadas. Era su vocación de servicio y defensa de los demás la que le llevó al Cuerpo con más prestigio en aquellos años de nuestro país, al que dedicó los mejores años de su vida.
Años después sintió, como otros ciudadanos preocupados, que la información se convertía en el mejor servicio y la mayor seguridad que se le podría ofrecer a los almerienses. Fue su etapa en los medios orales, televisivos, poniendo voz e imagen a los problemas que vivían los hombres y mujeres de aquellos años. Su voz se hizo popular en todo el Levante almeriense, incluso los rizos de su cabello se hicieron populares en la capital a través de la pequeña pantalla.
Las etapas se iban cerrando en su ajetreada existencia, y tras cada una de ellas se abría otra en la vida de este hombre de Cuevas siempre comprometido, siempre preocupado por las necesidades de sus vecinos, amigos y conciudadanos. Pensó que su tierra se merecía ver y escuchar a los mejores, y dedicó años a llenar de música y de grandes espectáculos los escenarios de Cuevas, del Levante, Almería y toda España. Nombre nacionales en el mundo de la música, e incluso internacionales, conocieron estas tierras almerienses gracias a su trabajo y coraje.
Hombre al que le cuesta estar viendo pasar la vida delante de él, persona que siente que hay que seguir luchando por la gente de su Cuevas de su alma, ha decidido dar un paso más.
¿Te lo has pensado, Diego? La política no es mala consejera, pero los compañeros…
¡Ay los compañeros!
Entre las papeletas a elegir el próximo domingo en Cuevas del Almanzora una lleva en cabeza el nombre de Diego Bravo. Ha decidido que su obligación es intentar, ahora desde la política, seguir sirviendo y luchando por los hombres y las mujeres de su tierra. No necesitaba esta nueva etapa, me cuenta, pero el cuerpo le sigue pidiendo seguir ahí, trabajando por cubrir las necesidades de sus vecinos y amigos, por esas calles que vivió de niño, que corrió de joven y que de mayor le gustaría hacer más seguras, y si es posible algo más felices, para los más jóvenes del municipio.
Hay que conseguir, me indica, que la gente joven se quede en su tierra, que no les ocurra como a tanto otros que nos hemos tenido que marchar de nuestras calles y plazas en busca de una salida laboral que no encontramos en Cuevas. Si algo nos ofrece Diego es bravura a la hora de trabajar por su tierra y su gente, lo viene haciendo desde hace muchos años en las distintas etapas a las que se ha enfrentado, no se ha cansado de hacerlo y viene con deseos de coronar en el mundo de la política toda una carrera personal dedicada al servicio y la defensa de sus ideales de libertad.
Ustedes, vecinos de Cuevas, tienen la última palabra.
