La conversación en Carboneras entre Adrián y José Luis


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

En estos días hemos conocido la denuncia de un vecino de Carboneras contra el alcalde de la localidad. La misma viene avalada por una larga conversación entre José Luís Amérigo, alcalde del pueblico, Adrián, vecino denunciante y la esposa de este, a la que hay que reconocer que no interviene demasiado en la charla. A Adrián, según denuncia el hombre, se le prometió un puesto de trabajo en el Ayuntamiento a cambio de conseguirle un número de votos en las elecciones para el partido. Pero los tiempos han ido pasando y la promesa no se ha llegado a cumplir.

La historia ya la conocen ustedes por lo que no es cuestión de repetirla, lo que llama la atención son los argumentos que expone el alcalde ante Adrián durante más de treinta minutos. Escuchando la conversación llegas a la conclusión de que esta gente no debe estar en la política. Uno siente vergüenza ajena oyendo al político defenderse de la denuncia. Si no tiene el puesto es porque Adrián no se presentó a unas pruebas. “Tú mismo me dijiste, recuerda, que no estabas preparado”. “Y yo le doy el mismo valor al que tiene estudios como al que no los tiene”.

Son más de treinta minutos que no tienen desperdicio, que demuestran a las claras la categoría de políticos que tenemos en Almería, y concretamente en Carboneras. José Luis Amérigo tiene antecedentes familiares en la conquista de votos, por lo que esta cuestión no nos ha extrañado. Lo que no conocíamos en el caballero es su capacidad de hundir, diría humillar a un hombre y a una familia: “Yo le doy el mismo valor al que tiene estudios como al que no los tiene”.

Era como decirle a Adrián, lo siento chico, pero no estás preparado, que le vamos a hacer. No sé a dónde mandar a semejante caballero carbonero. Quizás un tiempo dedicado a esparragar no le vendría mal a don José Luis. Y mientras, busquen alguien que levante la bandera de la moral y la ética en el municipio. Apoyen a alguien que lleve algo de sensatez al municipio. Y lo cierto es que Carboneras no lo ha logrado en estos últimos años. Siento tener que decirlo.

Me encanta Carboneras, tengo buenos amigos allí, sus playas son un paraíso y los caracoles de Felipe, cuando no los politizan, están para darse un atracón, pero en lo que a la política y los políticos, hay que reconocer que han tenido muy mala suerte. Salían de “Málaga y se metían en Malagón”. Y no creo que el pueblo se lo merezca. En cuanto a los vecinos, lo mismo tendrían que conocer un poco mejor a los que votan, así no se quejarían después de los que gobiernan el municipio.