¡Prostitutas y políticos!


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Las señoras son capaces de liarla.

Hace algunos años la policía hizo una redada en un famoso local de El Parador, Roquetas (todavía) de Amat, cuyo nombre era El Volcán. Según los medios escritos de aquellos tiempos (las redes sociales aún no habían asomado su patita para dolor de muelas y bolsillos de los periódicos de papel), los agentes de la autoridad se habían apropiado de un video o más de uno en los que aparecían los clientes que visitaban el afamado local en busca de ratos de amor.

Se pueden ustedes imaginar el susto del personal, el miedo y el canguelo que le entró a más de un político, sindicalista y otros nombres de la llamada sociedad almeriense, ante la posibilidad de que sus imágenes aparecieran en las cintas requisadas. Las recomendaciones comenzaron a moverse y las llamadas al juez que llevaba el caso se dieron desde los sectores afectados. Tenían que saber aquellos asustados ciudadanos si su foto en pañales menores y con señorita de compañía aparecía en los videos.

La historia se controló, la justicia debió hacer su trabajo y aquellas cintas anunciadas a bombo y platillo, o nunca existieron o fueron quemadas en la hoguera de las justas vanidades. La tranquilidad volvió a esa parte de la sociedad almeriense que visitaba el Volcán, las Gatitas y otros lugares de regocijo mundano.

Aquellos tiempos vividos por parte de una sociedad almeriense pueden repetirse en Madrid y en otras capitales. Y me temo que en esta ocasión no haya jueces que puedan tapar el escándalo si este llega a explotar.

Anuncian las prostitutas del país que, si las cortes y el actual gobierno aprueban la prohibición de su trabajo, si deciden que la prostitución se convierta en algo ilegal, están dispuestas a dar a conocer los nombres de los políticos que han solicitado sus servicios a lo largo de los últimos años.

¡La rebolica que se puede organizar, la de divorcios a presentar!

¡Se pueden imaginar la que se ha organizado entre los políticos y otros sectores cercanos a ellos!

¡Qué nervios se están viviendo entre el personal masculino del congreso y del senado!

Sin olvidar que las prostitutas de otras provincias se han unido a sus compañeras y han manifestado seguirlas en la decisión de dar a conocer a los clientes que las visitan y que viven de la política.

¡Qué hablen las del Almería! A llenar páginas de políticos con los calzoncillos en los tobillos.

Tiemblan los parlamentos autonómicos, los plenos de las diputaciones, de los cabildos y hasta los de los ayuntamientos.

Hay que parar a las niñas de igualdad, comentan en corrillos por los pasillos del congreso, no se puede permitir que veamos nuestros nombres en las redes, que se enteren nuestras familias de nuestros viajes en busca de otros agujeros.

Hay que comprenderlos, pobres míos. Están que muerden. Sus mujeres, sus hijos, pasar a la posteridad con la fama por haber ido de “putas” y después votar en contra de ellas.

¡Hipócritas, les gritará la historia!

Y ustedes, ¿qué piensa de la decisión de estas trabajadoras del sexo? ¿Están en su derecho de defenderse amenazando con dar a conocer el nombre de los políticos que las han visitado, les han pagado por sexo (a la espera de que no sea como en El Ángelo de Sevilla) y que ahora quieren votar para quitarles el trabajo?

La decisión a tomar no es fácil, lo comprendo. A uno también le costaría decidirse. Pero si los trabajadores tienen el derecho a manifestarse, a hacer huelga en la defensa de su puesto de trabajo, a denunciar lo que están haciendo los empresarios con ellos, estas mujeres creo que deben tener el mismo derecho a defender sus vidas como ellas quieran y crean oportuno. Es el derecho a ejercer su libertad ante quienes quieren acabar con su trabajo.

No son sacerdotisas, los clientes no van a confesarse con ellas, no tiene el secreto de confesión.

¡Que hablen, es su libre albedrio!