¡Cinco grúas en el Pita!


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Recuerdo algunas de las conversaciones mantenidas con Miguel Santaella cuando el hombre era presidente de Asempal y compartíamos mesa y mantel en Los Carmenes. Fueron buenos ratos los que pasamos aquellos miércoles. No creo que solucionáramos ninguno de los problemas que tenía la ciudad en aquellos años, pero lo intentábamos, o por lo menos uníamos a almerienses de distinto signo político en torno a las buenas viandas que nos preparaba el desaparecido Antonio Aguilar Gallart.

En aquellos ratos de charla y contubernio Miguel contaba la felicidad que sentía cuando veía erguirse en la ciudad la alta figura de una grúa. Son los mejores signos de la que economía funciona, que hay trabajo y que el futuro no se para. Y se notaba que lo decía con convencimiento de que esas grúas formaban parte de esa nueva ciudad que se iba creando paso a paso. Han sido malos momentos los de los últimos años, dejando aparcado el tiempo de la pandemia, en los que hemos tenido una crisis que acabó con las altas y esbeltas grúas jalonando el paisaje de la ciudad.

Hace unos días venía de Mojácar, tras pasar las fiestas de San Agustín en su plaza mayor, y me topé con el paisaje del Pita. Ese parque tecnológico que tanto trabajo está costando levantar en nuestro paisaje. Me llevé una agradable sorpresa que me hizo recordar a Miguel Santaella. Cinco, Miguel, cinco grúas se levantaban altas y esbeltas ellas mirando al cielo azul de nuestra tierra en las parcelas del llamado Pita.

No entro en analizar si el Pita está cumpliendo con lo de parque tecnológico, o simplemente se está convirtiendo en un polígono industrial más en la ciudad, solo quería destacar algo que me decía Miguel Santaella hace más de veinte años, las altas grúas son sinónimo de progreso, de trabajo, de futuro, de economía. Las cinco que se alzan en estos días en el Pita ese era el mensaje que nos estaban mandando. ¡Qué lo sigan haciendo!

Otra cuestión es que nos alarmemos ante el lento caminar del Pita en su progreso, y que hayan llevado a las ahorradoras a cambiar a los directores políticos, que tan malos resultados han aportado al mismo, por rectores de las privadas que tengan que responder por los beneficios aportados durante su gestión.

Va a ser cierto lo que nos dijeron en su día, que las ahorradoras (Cajamar y Unicaja) cansadas de tantos políticos inútiles como habían pasado por la dirección del Pita tomaron la decisión de ser a partir de ahora los que manden a la hora de elegir a la persona que dirija el parque. Y lo decidieron poniendo al frente a una mujer que buscara resultados económicos.

Miguel, me encantó ver aquellas altas y esbeltas grúas, y recordar algunas de aquellas tardes pasadas intentando arreglar esta tierra. No conseguimos mucho, más bien nada, pero le pusimos empeño y nos lo pasábamos bien en aquellos ratos en los que algunos almerienses nos creíamos los reyes del mambo. No lo bailábamos, y menos lo dirigíamos, pero disfrutamos de buena compañía y mejores viandas.