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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos
Almería ha visto como los trenes iban desapareciendo de su paisaje lo largo de los años. Unos para bien, otros no lo debían haber hecho. Desaparecían las vías, se vendían las maderas (algún alcalde de Gérgal que ya no está entre nosotros nos contó las historias de aquellas traviesas), se fueron cerrando estaciones, algunas se han convertido en restaurantes, otras andan semi derruidas, esperando que en algún momento llegue la mano de alguna administración y las saque del ostracismo que viene padeciendo desde lejanos tiempos.
El tren, como el agua, sigue siendo una asignatura pendiente en nuestra provincia, y cada cierto tiempo los partidos, puñeteros ellos, se echan la culpa los unos a los otros, sin llegar a darle una solución definitiva. Ni el PSOE en todos los años que ha estado y está gobernando desde los madriles, ni el Pp en las dos ocasiones que lo hizo, pusieron las railes para que el caballo de hierro hiciera felices a los almerienses.
No debemos olvidar que un partido, el PSOE, cerró estaciones en la provincia, dejó vías muertas y condenó a muchos almerienses a los viajes del siglo pasado. Llegó el PP y todo siguió igual, las estaciones siguieron clausuradas y las vías habían desaparecido. Se perdieron trayectos y el tren dejaba de ser un servicio público, o así lo parecía. Ahora se oyen campanas por el norte de esta tierra, pero solo eso, campanas.
Llegó el momento de venderle a los almerienses que el Ave vendría a ponernos de nuevo en el mundo, pero desde aquel mítico y lejano dos mil cinco (2005), en el que un ministro anunció que el Ave estaría entrando por estas tierras, han pasado tantos años, tantos, que ya no sabemos si algún día lo veremos aparecer mirando hacia ese mar que baña nuestra hermosa bahía, por mucho que se empeñe, y mira que lo hace, el grupo de Tejada.
Algún día habrá que poner el nombre de José Carlos Tejada a uno de los caballos de hierro que galopen por las vías de esta provincia. Se lo habrá merecido, y no solo merecido, el hombre se lo viene currando durante muchos años.
Y ahora al titular.
¿Quién manda en Renfe? Pedro Sánchez Castejón.
¿Quién puso al actual presidente de Renfe? Pedro Sánchez Castejón.
Cuando el presidente de Renfe, con un sueldo bruto de más de ciento setenta mil euros año, habla de cobrar un peaje al viajar por la autovías y que aumente así el número de viajeros en tren ¿en nombre de quién habla? ¿No será por casualidad por el que lo puso de jefe de estación?
¡Pedro, siempre Pedro!
Apareces en todas las salsas, en todas las ensaladas, en todos los potajes, en todo aquello en lo que tengamos que pagar más los ciudadanos aparece tu nombre.
¡Pedro, siempre Pedro!
Tienes a tus satélites para que te vayan abriendo las puertas, para que te vayan haciendo el juego sucio, para que vayan preparando el cuerpo a la ciudadanía.
Ya nos tienes con la mosca tras la oreja. Ya nos ha preparado el body el hombre que pusiste al frente de los caballos de hierro de este país… ¿Serás capaz de hacerle caso?
No lo sé, pero si te lo piden los delincuentes catalanes, los primos y los hermanos de los de Eta y los chicos de Podemos, nos vemos los españoles pagando autovías o viajando como en el siglo pasado, por viejas, estrechas y curvadas carreteras nacionales, que por lo menos han dejado de ser polvorientas.
El tren, como el agua, sigue siendo una asignatura pendiente en nuestra provincia, y cada cierto tiempo los partidos, puñeteros ellos, se echan la culpa los unos a los otros, sin llegar a darle una solución definitiva. Ni el PSOE en todos los años que ha estado y está gobernando desde los madriles, ni el Pp en las dos ocasiones que lo hizo, pusieron las railes para que el caballo de hierro hiciera felices a los almerienses.
No debemos olvidar que un partido, el PSOE, cerró estaciones en la provincia, dejó vías muertas y condenó a muchos almerienses a los viajes del siglo pasado. Llegó el PP y todo siguió igual, las estaciones siguieron clausuradas y las vías habían desaparecido. Se perdieron trayectos y el tren dejaba de ser un servicio público, o así lo parecía. Ahora se oyen campanas por el norte de esta tierra, pero solo eso, campanas.
Llegó el momento de venderle a los almerienses que el Ave vendría a ponernos de nuevo en el mundo, pero desde aquel mítico y lejano dos mil cinco (2005), en el que un ministro anunció que el Ave estaría entrando por estas tierras, han pasado tantos años, tantos, que ya no sabemos si algún día lo veremos aparecer mirando hacia ese mar que baña nuestra hermosa bahía, por mucho que se empeñe, y mira que lo hace, el grupo de Tejada.
Algún día habrá que poner el nombre de José Carlos Tejada a uno de los caballos de hierro que galopen por las vías de esta provincia. Se lo habrá merecido, y no solo merecido, el hombre se lo viene currando durante muchos años.
Y ahora al titular.
¿Quién manda en Renfe? Pedro Sánchez Castejón.
¿Quién puso al actual presidente de Renfe? Pedro Sánchez Castejón.
Cuando el presidente de Renfe, con un sueldo bruto de más de ciento setenta mil euros año, habla de cobrar un peaje al viajar por la autovías y que aumente así el número de viajeros en tren ¿en nombre de quién habla? ¿No será por casualidad por el que lo puso de jefe de estación?
¡Pedro, siempre Pedro!
Apareces en todas las salsas, en todas las ensaladas, en todos los potajes, en todo aquello en lo que tengamos que pagar más los ciudadanos aparece tu nombre.
¡Pedro, siempre Pedro!
Tienes a tus satélites para que te vayan abriendo las puertas, para que te vayan haciendo el juego sucio, para que vayan preparando el cuerpo a la ciudadanía.
Ya nos tienes con la mosca tras la oreja. Ya nos ha preparado el body el hombre que pusiste al frente de los caballos de hierro de este país… ¿Serás capaz de hacerle caso?
No lo sé, pero si te lo piden los delincuentes catalanes, los primos y los hermanos de los de Eta y los chicos de Podemos, nos vemos los españoles pagando autovías o viajando como en el siglo pasado, por viejas, estrechas y curvadas carreteras nacionales, que por lo menos han dejado de ser polvorientas.
