El hombre que desde Diputación habla con Dios


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Les prometí hace unas semanas que les contaría lo que me ha llegado sobre el pregón dedicado al “Prendi” por parte del vicepresidente de la institución provincial, Fernando Giménez, hace unas semanas. Lo de los Jiménez no lo tengo claro, unos lo escriben con G, otros con J. Vamos, que cada cual lo hace como le da la gana y le sale de sus alegres saberes.

Pues bien, antes de que su presidente le haga la competencia el próximo día 26 en su pregón a la Cofradía del Amor, que no creo que le moje la oreja, vamos con el señor vice, la foto ha estado presente en la prensa diaria provincial, y hasta algún “meme” (que estupidez esto de llamarles “memes”), les habrá llegado a ustedes de la cara de don Fernando en el momento de elevar sus ojos al cielo, buscar el aliento del Altísimo y dedicarle al Cristo del Prendimiento, cofradía señera de Almería, una hermosa mirada y unas fervorosas palabras.

No sé, querido Fernando, permite que te tutee, si a ti te llegaron en su momento los comentarios de estos cofrades del “Prendi”. Perdona que haya tardado tanto, pero la actualidad política y social, unas veces la de tu presidente, otras la Presidencia de Andalucía y casi siempre la de Sánchez en España, me han tenido bastante ocupado.

Pero te cuento que sería para que estés orgulloso de los comentarios que a mí me han llegado sobre tu pregón. Te han puesto por las nubes, chiquillo, perdón por lo de chiquillo, pero es que me emociono, no estoy acostumbrado a que le dediquen tantos piropos, tantas alabanzas a un hombre por un pregón, y con tantos años como llevo sobre los huesos, te veo como un chiquillo, como algunos de esos críos a los que le canté en su día a tu suegra, la entrañable María Muñiz, eran años de María Castaña.

¡Qué mayores estamos, María!

La foto de Don Fernando, hablemos con respeto que se trata del vice de la Diputación, es el culmen de entrega a lo que en ese momento se está cantando, es la comunión perfecta con ese ser divino al que se le está dirigiendo la palabra. Es la exaltación del hombre cuando cree en lo que está diciendo con la mirada puesta en la imagen del Cristo del Prendimiento, lo hace con el corazón y se le nota en ese brillo que tienen sus ojos.

Si don Fernando hubiera seguido el camino de Dios, durante algunos años lo hizo, estoy convencido de que hoy estaría en capilla para ser obispo, y es posible que con más merecimiento que algunos de los que han pasado por nuestra diócesis. Aunque tengo una duda. ¿Creen ustedes que el Papa Francisco haría obispo a un cura simpatizante y cercano al Partido Popular?

Lo que no entiendo es, que, un hombre tan entregado a Dios, como se le ve y se le nota, haya elegido el muy oscuro, hasta llegar a negro, camino de la política. No lo entiendo, que quieren que les diga.

Para ser político hay que olvidarse de la verdad y hacer suya la mentira.

Para ser político hay que vivir del engaño al rival, de la puñalada al compañero, de las promesas que se sabe no se van a cumplir al ciudadano.

Para ser político hay que tener la cara de cemento.

Para ser político hay que saludar a viejas y viejos, aunque después corramos a lavarnos las manos.

Para ser político no hay que reconocer que la vergüenza era verde y que se la comió un burro.

Para ser político hay que ser…

¿No les parece extraño que el hombre que habla con Dios, que emociona con sus palabras a los que lo escuchan, que eleva sus ojos con sinceridad hasta las alturas, que habla del bien como él lo hace, haya escogido la política, que es todo lo contrario a lo que pregonaba ante la venerable imagen del Cristo del “Prendi”, la más hermosa de las cofradías de Semana Santa de la capital?

¿Estamos ante un hombre con dos almas?