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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos
Este hombre de boquita de piñón, cuando habla, cabeza muy bien amueblada dentro del PSOE, por no decir de las mejores, algunas veces nos dice cada cosa... Ahora se ha empeñado en que, los que no acabamos muriendo a manos de la pandemia, y andamos vivos gracias al Dios-Sánchez, nos muramos de frío en estos días en los que las bajas temperaturas no nos quieren dejar. Y lo dijo en un día en el que los termómetros en España anunciaban fríos, con lluvia en el norte y en el levante. Y una coloreada calima sobre nuestras cabezas para limpiar nuestros pulmones.
Y yo, camino de Castellón. ¡Qué se me habrá perdido en estos días de frío y lluvia por las tierras del levante peninsular!
Borrell: ¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Borrell, ese hombre que quiso ser secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, que tuvo que dejar su sueño por un problema con Hacienda de algunos colaboradores, aunque hay voces dentro de su partido que contaron y cuentan que fue el fuego amigo en su prensa más afín la que dejó grogui a nuestro hombre en sus sueños políticos.
Hombre que tiene como compañera a la señora Narbona, de recuerdo imborrable en Carboneras, se cuenta que ella fue la culpable de que el hotel el Algarrobico, que hasta entonces tenía todas las bendiciones de la Junta de Andalucía, en aquellos años en manos del PSOE y del Ayuntamiento del pueblo, también en manos socialistas, que le dieron la licencia de construcción, llamara a la revolución a los chicos del barco contra el casi terminado hotel.
Borrell: ¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Ese hombre, que tiene un sueldo de más de diez mil euros al mes (hay quién apunta que trescientos mil euros al año) acaba de decirle a los españoles, entre ellos a los pensionistas de ochocientos, novecientos, mil, como mucho dos mil euros al mes, que bajen la calefacción, que pasemos frio. Que no podemos pagarle con nuestros excesos de calefacción la guerra a Putin.
Tiene “cojines” el caballero. Si todos tuviéramos ese sueldo que él disfruta, hay quien que dice que se apalanca una segunda paga vitalicia por cargo desempeñado en otros momentos al servicio de los ciudadanos. Lo mismo ni nos quejábamos de la calefacción, quemábamos billetes, o asábamos vacas, que dinero tendríamos para ello.
Hemos leído ¿servicio de los ciudadanos? No me hagan ustedes reír. A esta pareja, Borrell-Narbona, no la hemos visto servir a los ciudadanos, más bien al contrario, se han servido de ellos. Claro que la culpa es de nosotros que le hemos dado la posibilidad de hacerlo. Que le hemos votado a ellos y a sus colegas para que ahora venga y nos diga que:
¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Pedro Sánchez le echa la culpa de todos nuestros males a la guerra de Putin. Putin canalla, Putin malvado, Putin vas a matar de frío a la humanidad. El Putin de los “cojines” la que nos está liando.
Pero no olvidemos algo importante, la colaboración que nuestros representantes políticos tienen en la subida de precios. Lo de Pedro Sánchez no tiene nombre, decir que la subida de la luz es por culpa de la guerra de Putin, que lleva veinte días. Y hay gente que se lo cree. La servidumbre ante el líder llega a ser patética.
Borrell: ¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Pd.: Una pregunta a doña Carmen Mateos, exedil de Podemos.
¿A qué corresponde el acrónimo PACA?
Nos lo cuenta, porfa.
Y yo, camino de Castellón. ¡Qué se me habrá perdido en estos días de frío y lluvia por las tierras del levante peninsular!
Borrell: ¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Borrell, ese hombre que quiso ser secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, que tuvo que dejar su sueño por un problema con Hacienda de algunos colaboradores, aunque hay voces dentro de su partido que contaron y cuentan que fue el fuego amigo en su prensa más afín la que dejó grogui a nuestro hombre en sus sueños políticos.
Hombre que tiene como compañera a la señora Narbona, de recuerdo imborrable en Carboneras, se cuenta que ella fue la culpable de que el hotel el Algarrobico, que hasta entonces tenía todas las bendiciones de la Junta de Andalucía, en aquellos años en manos del PSOE y del Ayuntamiento del pueblo, también en manos socialistas, que le dieron la licencia de construcción, llamara a la revolución a los chicos del barco contra el casi terminado hotel.
Borrell: ¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Ese hombre, que tiene un sueldo de más de diez mil euros al mes (hay quién apunta que trescientos mil euros al año) acaba de decirle a los españoles, entre ellos a los pensionistas de ochocientos, novecientos, mil, como mucho dos mil euros al mes, que bajen la calefacción, que pasemos frio. Que no podemos pagarle con nuestros excesos de calefacción la guerra a Putin.
Tiene “cojines” el caballero. Si todos tuviéramos ese sueldo que él disfruta, hay quien que dice que se apalanca una segunda paga vitalicia por cargo desempeñado en otros momentos al servicio de los ciudadanos. Lo mismo ni nos quejábamos de la calefacción, quemábamos billetes, o asábamos vacas, que dinero tendríamos para ello.
Hemos leído ¿servicio de los ciudadanos? No me hagan ustedes reír. A esta pareja, Borrell-Narbona, no la hemos visto servir a los ciudadanos, más bien al contrario, se han servido de ellos. Claro que la culpa es de nosotros que le hemos dado la posibilidad de hacerlo. Que le hemos votado a ellos y a sus colegas para que ahora venga y nos diga que:
¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Pedro Sánchez le echa la culpa de todos nuestros males a la guerra de Putin. Putin canalla, Putin malvado, Putin vas a matar de frío a la humanidad. El Putin de los “cojines” la que nos está liando.
Pero no olvidemos algo importante, la colaboración que nuestros representantes políticos tienen en la subida de precios. Lo de Pedro Sánchez no tiene nombre, decir que la subida de la luz es por culpa de la guerra de Putin, que lleva veinte días. Y hay gente que se lo cree. La servidumbre ante el líder llega a ser patética.
Borrell: ¡Bajen la calefacción, pasen frío!
Pd.: Una pregunta a doña Carmen Mateos, exedil de Podemos.
¿A qué corresponde el acrónimo PACA?
Nos lo cuenta, porfa.
