¡Echa pan y no te pares!


..

PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Dice el refrán ante los que deciden visitar Topares, último de los reductos de la tierra almeriense antes de entrar en las extensas llanuras del interior de España. La última vez que estuve por aquellas tierras conocí el “crespillo”, una torta o pan con garbanzos, que me encantó. Recuerdo una estufa de cáscaras de almendras, en medio de un enorme bar, que calentaba la noche a los vecinos que allí se reunían. Fue agradable notar la unión existentes entre aquellas gentes, mientras unos jugaban a las cartas o al dominó, otros ensayaban en el coro que allí se reunía. No me pidan que recuerde la fecha, quizás mi amigo Pepe Moya (sin premio), viejo y querido maestro de viajes y de experiencias, se cuerde del día y del mes en que estuvimos por aquellos andurriales del norte de Almería.

La llegada a Topares, tras pasar por María y Cañada de Cañepla no era entonces muy fácil. Esa zona estaba olvidada de los políticos y de la gracias de Dios. No sé si los políticos se han acordado de aquellos vecinos, mucho me temo que no lo hayan hecho, y que sigan escondidos entre aquellos lejanos páramos de una Almería olvidada. Lo que no me esperaba es que Dios, y sus acólitos en la tierra, no solo no se hubieran acordado de los lugareños de Topares, sino que encima los llevaran a los tribunales como si fueran unos simples delincuentes.

Las noticias nos vienen contando que la Iglesia se ha aprovechado de miles de inmuebles que no eran de su propiedad, que fueron inmatriculados a nombre de Dios y de su santo padre entre nosotros, algunos de entre esos miles de inmatriculados parecen encontrarse en estas tierras que conforma la esquinita del sureste español. Estará enterado el señor de las alturas de las andanzas de sus apóstoles en España. Y si es así ¿qué piensa de ellos? Y el hombre que viste de blanco, ese que anda exigiendo perdones a todo el que osa levantar la palabra, ¿lo hará también ante el expolio que sus colegas de sotana han llevado a cabo por estas tierras de María Santísima?

Volviendo a Topares, los de la “en otro tiempo” tonsura, han decidido que un local que defienden los vecinos como suyo, que han levando con sus aportes económicos, con el de sus brazos y esfuerzos, es del Papa blanco de Roma, y para demostrarlo llevan a los vecinos y a la hermandad de las Ánimas a los tribunales de justicia como si fueron unos vulgares delincuentes, unos okupas, unos ladrones de tomo y lomo.

Si los vecinos de Topares tienen que estar sentados en los tribunales por un local por ellos construido, ¿dónde tendría que estar sentados el que viste de blanco y todos sus acólitos ante las tropelías llevadas a cabo con miles de locales, sedes, fincas y cortijos en España? ¿De quién es la Iglesia? Del pueblo no lo parece.