“Cambiamos la subvención por la licitación de cursos de formación para acabar con el fraude”

Tras un tiempo al frente de la Unidad de Control del Fraude en la Seguridad Social de El Ejido, Emilio Ortiz afronta el doble reto de desmontar la “red clientelar” en que se convirtió la gestión de los cursos y que la formación sirva para “mejorar la situación de parados y empleados en el mercado laboral”



ALMERÍA HOY / 06·06·2021

- Por si resultaba pequeño el desafío de encargarse de Empleo en una Comunidad caracterizada por sus altas tasas de paro, una pandemia no ha facilitado precisamente las cosas.
- Efectivamente, los datos del desempleo en Andalucía suponen una deuda histórica. El principal reto del actual Gobierno andaluz consistía en bajar la tasa de paro, sin embargo, la dichosa pandemia nos ha puesto la cosa muy difícil y, hoy, estamos incluso peor que entonces. Nos hemos visto obligados a dirigir los esfuerzos en paliar los efectos del coronavirus sobre la pérdida de puestos de trabajo, y está siendo todo muy complicado. En lo particular, no estoy arrepentido de haber aceptado este reto. Ha sido bonito y gratificante, porque hemos podido hacer cosas, pero resulta imposible negar que la situación es muy preocupante. Sin un empleo estable, una persona no es nada.
- Y han decidido apostar por la formación, una palabra que, en Andalucía, está fuertemente vinculada con el fraude y la corrupción.
- Tanto la consejera como yo estamos aquí precisamente por la formación. En primer lugar, era preciso investigar el desastre en que se convirtieron las subvenciones para cursos allá por 2011. Como todo el mundo sabe, se convirtieron en un fraude que aún está en los tribunales. A nosotros se nos invitó a venir por el conocimiento que teníamos sobre ese asunto. Por otra parte, reestructurar la formación y que funcione es otro enorme reto. Es necesaria tanto para el parado como para el empleado. El mercado laboral cambia constantemente, y con la pandemia se han acelerado esos cambios, sobre todo en lo concerniente a la transformación digital y la robótica. Por eso es fundamental una formación eficaz. Ése es el motivo de que la hayamos convertido en nuestra bandera. En ese campo estamos siendo pioneros entre todas las comunidades autónomas. Queremos que funcione realmente y responda a las expectativas del mercado laboral.
- ¿Ha costado mucho trabajo destejer la red de corrupción tejida sobre los cursos de formación? ¿Hasta qué punto estaba arraigada?
- ¿Qué si ha costado trabajo? Ningún partido debe estar 36 años ininterrumpidos al frente de un mismo gobierno. Hemos podido confirmar la existencia de una red clientelar. Los cursos siempre se encargaban a los mismos afines al poder político. Yo mismo investigué acerca de esto en la Seguridad Social, pero el asunto está ahora en manos de los jueces, que son quienes tendrán la última palabra. Aunque sí está muy claro que ha existido un fraude y la formación no está para eso. El fin es que los desempleados y empleados se beneficien mejorando su situación en el mercado laboral.
- Resulta curioso que se eche en falta formación cuando hay más licenciados universitarios que nunca, al tiempo que parece existir una gran demanda de mano de obra de escasa cualificación para puestos que suelen cubrir inmigrantes.
- A las personas de mi generación se nos inculcaba que quien valía iba a la Universidad y quien no, a Formación Profesional o Maestría Industrial. Eso tiene que cambiar. La Formación Profesional es una enseñanza muy digna. Ser fontanero o un buen profesional es también una forma muy digna de ganarse la vida. No tiene nada que enviar a quien lo hace por medio de una carrera universitaria. Es cierto que hubo un cierto desprestigio, no obstante, por fortuna están cambiando los valores. No todo el mundo tiene por qué estudiar en la Universidad.
- Buena parte de los grandes empresarios de nuestra provincia no tienen una formación universitaria. Ha evolucionado a partir del desempeño de una profesión.
- Así es. Del mismo modo que hay mucha gente sin una carrera que tienen infinitamente más cultura y educación que otros que sí la tienen. Yo conozco albañiles más inteligentes que una buena parte de titulados. Hay que desmitificar unos roles que damos por ciertos. También es un mito que ciertos trabajos que entendemos no cualificados, no precisen formación. Un buen ejemplo es la agricultura. La almeriense se caracteriza por estar a la vanguardia de la tecnología, y eso precisa una formación para poder desempeñar las tareas que requiere. Cortar bien un jamón requiere también de un aprendizaje que la mayoría no tenemos. Toda actividad profesional precisa formación. No me cabe la menor duda.
- ¿Cuál es el balance de esta campaña de formación?
- De momento estamos formando a los formadores. Pretendemos cambiar la subvención por la licitación pública. Es un cambio de sistema que ha costado trabajo. Ha sido necesario incluso mentalizar a los propios funcionarios de la Junta. Después de la nefasta experiencia de las contrataciones que acabaron en fraude, queremos que todo se realice mediante contratación pública de acuerdo con la ley. Que preste el servicio aquella academia que mejor y más barato ofrezca el servicio, descontando, por supuesto, las bajas temerarias. En junio hemos previsto licitar más de 50 cursos en los que podrán participar más de 850 personas desempleadas. Todos son fruto del diálogo social, porque hemos preguntado tanto a sindicatos como las organizaciones patronales. Hemos enviado cuestionarios a las empresas para conocer cuáles son las profesiones más demandadas y con menor oferta de mano de obra cualificada. En Almería hay un gran abanico que va desde el sector agroalimentario hasta el control numérico en el de la piedra natural. También vamos a ofertar cursos dirigidos a conductores de camión.