Pilar Primo de Rivera, una vida entregada a España


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ADOLFO PÉREZ

Escribir un artículo sobre Pilar Primo de Rivera es hacerlo sobre una gran mujer, durante cuarenta años delegada nacional de la Sección Femenina en el régimen de Franco; hermana de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española; hija de don Miguel Primo de Rivera, dictador entre los años 1923 y 1930, reinando Alfonso XIII. En definitiva, una testigo muy cercana a los entresijos del régimen franquista. Se trata de un personaje de la que poco o nada sabemos. Empiezo por decir que sus detractores se lo niegan todo, sin reconocerle alguna virtud o acierto en beneficio de las mujeres por medio de la Sección Femenina a partir del final de la guerra civil en 1939. En contra de lo que se pretende ocultar, es cierto que fueron mujeres falangistas las que lograron grandes avances para los derechos de la mujer durante el régimen de Franco al conseguir modificar el Código Civil de 1889. Mi pretensión es ser objetivo en su calidad humana y actuación política.

Pilar, junto con su hermana gemela Angelita, nació en Madrid el 5 de noviembre de 1906, era hija del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja y Casilda Sáenz de Heredia y Suárez de Argudín, cuyo matrimonio tuvo seis hijos, todos nacidos en Madrid, de los que José Antonio era el mayor. El nacimiento del último le costó la vida a la madre (09.06.1908), con veintiocho años, cuando José Antonio, tenía cinco años. De los niños se hicieron cargo dos hermanas del padre, que acudieron a Madrid desde su tierra, Jerez de la Frontera. Para los seis hermanos sus dos tías fueron sus segundas madres, máxime cuando veían poco a su padre debido a sus destinos militares.

Debido a la crisis política y social que sufría España en los años veinte, el 13 de septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera, con la anuencia del rey Alfonso XIII, dio un golpe de Estado e instauró una dictadura, la llamada ‘dictablanda’, la cual fue muy beneficiosa para España. Don Miguel Primo de Rivera gozaba de un gran prestigio a causa de su éxito personal en el desembarco de Alhucemas, que acabó triunfante en la impopular y sangrienta guerra de África. Pero la gran crisis económica de 1929, los problemas con que se encontraba, la tibieza de los generales, más la pérdida de confianza del rey le hicieron dimitir el 28 de enero de 1930 y decepcionado y amargado, se fue a París, donde falleció a las pocas semanas (16.03.1930). La inesperada muerte de su adorado padre entristeció mucho a sus hijos. Pilar advirtió: “Él murió de diabetes, pero sobre todo de tristeza al ver como se estaba destrozando España”. De su padre escribió: “Para nosotros, sus hijos, fue siempre un ejemplo. Era muy cariñoso y siempre preocupado porque nuestra educación fuera perfecta.”

Según testimonios de personas que lo vivieron, dramático resultó para la familia real española el 14 de abril de 1931, día en que se proclamó la segunda República. Alfonso XIII fue requerido por el Gobierno provisional de la República a salir de Madrid antes de la puesta del sol, lo que el rey cumplió viajando a Cartagena para tomar un barco rumbo a Francia. Su familia, la reina y sus hijos, presos del pánico, se quedaron en el palacio real, encerrados en sus habitaciones, a la espera de viajar al exilio en la madrugada, con un miedo atroz a que la turba asaltara el palacio. Por la mañana temprano marcharon a El Escorial a tomar un tren para ir a Francia. Para despedirse de la familia real, especialmente de la reina Victoria Eugenia, acudieron Pilar Primo de Rivera y su hermano Miguel, y es que la reina siempre había mostrado simpatía al padre de ellos. En la triste despedida la reina le dijo a los dos hermanos: “De haber vivido vuestro padre, no hubiera pasado esto.” Los hijos del general estaban disgustados con el rey por su ingratitud respecto a los méritos de su padre.

El hermano mayor de Pilar, José Antonio, un joven de 27 años, brillante abogado de Madrid, en 1930 se lanzó a la arena política para reivindicar la memoria de su padre por los ataques recibidos. José Antonio desde el primer momento, junto con otros jóvenes, se dispuso a conformar sus ideas políticas, seguidas con entusiasmo por parte de la juventud. En 1933 entró de lleno en la vida pública que escenificó en el gran mitin de 29 de octubre en el teatro de la Comedia de Madrid. El discurso de José Antonio en el mitin fue considerado el fundacional de la Falange. Al acto asistieron sus hermanas Pilar y Carmen junto con dos primas y una amiga que salieron entusiasmadas. Las cuatro pretendieron afiliarse a la Falange, pero no les fue permitido debido a que no se quería que hubiera mujeres para librar una lucha que entrañaba bastantes riesgos. Alternativamente se les ofreció ingresar en el Sindicato Español Universitario (SEU). Ya en junio de 1934 se creó dentro del SEU una sección de mujeres para labores de difusión y propaganda, y así nació la Sección Femenina. Años después Pilar dijo que desde el primer momento decidió entregarse a la Falange con todas sus fuerzas. Y como jefa nacional de la Sección Femenina dijo que asumió fielmente el significado de la doctrina falangista.

A partir del acto de la Comedia hubo frecuentes conflictos violentos entre falangistas y seguidores de la izquierda, con tiroteos y muertos (años de plomo). Pilar escribió en su diario que la “Falange decidió hacer justicia por su mano”, y dice que sus compañeras de la Sección Femenina acudían a los juicios como testigos para amortiguar las imputaciones contra sus camaradas. José Antonio llegó a decirle que se guardara. Tras las elecciones generales de febrero de 1936 que le dieron el triunfo al frente popular, en las calles de España se respiraba un clima de gran agitación y lucha sangrienta, donde la vida tenía poco valor. En su diario escribía Pilar que iban camaradas de provincias a recoger órdenes circulares de José Antonio que guardaban en su piso. Servicio fundamental de la Sección Femenina fue su labor de propaganda por el territorio nacional, ya que tenían muchas dificultades para llevarla a cabo; un ejemplo: ponían la propaganda debajo de los platos del bar adonde las chicas tomaban un refresco. Asimismo, la Sección Femenina realizó labores auxiliares de la Falange, pero bastantes de aquellas valerosas mujeres jóvenes pagaron con su vida. El historiador José María Zavala escribe en su obra: “La pasión de Pilar Primo de Rivera”, que Pilar esgrimió siempre, con orgullo silencioso, el martirologio de la Sección Femenina. Mujeres jóvenes en su inmensa mayoría, con toda la vida por delante, caídas en el frente o asesinadas con increíble vileza en la retaguardia republicana; muchachas mutiladas o víctimas de las checas, donde se torturaba y mataba a placer a las infelices sólo por reafirmarse en sus principios.

El inicio de la guerra civil fue muy trágico para los hermanos Primo de Rivera, los cuales acogieron y se implicaron con pasión en la doctrina falangista predicada por su hermano José Antonio. En marzo de 1936 el Gobierno de izquierdas declaró ilegal la Falange y José Antonio fue detenido por tenencia ilícita de armas de fuego (dos pistolas). Para más seguridad, un mes antes del alzamiento del 18 de julio de 1936, lo encerraron en la cárcel de Alicante. En aquellos meses el ambiente era irrespirable y la vida de las personas carecía de valor. Y llegó la calurosa noche del 13 de julio, Fernando, el hermano menor, y su esposa Rosario, embarazada, salieron a la terraza del piso de Madrid buscando refrescarse. Pilar estaba en el piso, que desde el asedio de la capital se había refugiado con ellos. Inesperadamente llamaron en la puerta y Fernando abrió sin ninguna precaución y cuatro milicianos entraron violentamente en la vivienda. Cuando quisieron entrar en el dormitorio de sus dos hijos Fernando les pidió que no lo hicieran para no asustarlos, de modo que no entraron; de esta forma, Pilar, que estaba oculta en el cuarto de los niños, se libró de ser detenida. Los milicianos se llevaron a su hermano y el 23 de agosto siguiente, sin formalismo judicial alguno lo fusilaron. Fernando acogió la muerte con serenidad cuando tenía veintiocho años, los mismos que tenía su madre cuando él nació. Su muerte fue un duro golpe para la familia, especialmente para Pilar que estaba muy unida a él. Fernando era un formidable número uno. Número uno de su promoción en la Academia de Caballería, igual en su promoción de la Academia de Aviación y lo mismo en su promoción de la licenciatura de Medicina (discípulo predilecto del doctor Gregorio Marañón), que fue a la profesión a la que se dedicó después de abandonar la carrera militar.

Y la tragedia para la familia se consumó tres meses después, cuando en la cárcel de Alicante fue fusilado José Antonio, que mientras estuvo encarcelado hubo intentos de canjearlo por otros presos en manos de los ‘nacionales’, incluso de rescatarlo, pero todo fue en vano. En noviembre de 1936 fue sometido a la farsa de un proceso judicial inicuo, acusado de organizar la rebelión militar, cosa imposible pues llevaba preso cuatro meses antes del levantamiento. En el juicio se defendió él mismo con suma brillantez. Su gallardía despertó simpatía ante un público predispuesto en su contra, pero todo fue en vano, nada hubo que hacer, José Antonio fue condenado a muerte, una sentencia que estaba acordada de antemano, la cual se ejecutó al amanecer del día 20 de noviembre. Su muerte se le ocultó a Pilar durante mucho tiempo.

En 1938 Pilar Primo de Rivera se entrevistó en Berlín con Adolf Hitler. Ya en plena guerra mundial, junto con otras dirigentes de la Sección Femenina, visitó Alemania a fin de estudiar las organizaciones femeninas germanas. Por lógica hay que entender que ella, como casi todo el mundo, ignoraba los terribles desmanes que los nazis cometían contra los judíos en los campos de exterminio, que ella condenó con firmeza cuando supo la terrible realidad del holocausto. Por cierto, alguien lanzó en Madrid, se desconoce con qué intenciones, de que se estaba negociando la boda de Hitler con ella. Bulo del que ella se enteró años después sin que le prestara comentario alguno.

Se ha escrito que Pilar Primo de Rivera era la pionera del fascismo, sin aclarar qué se entiende por fascismo ni qué doctrina fascista aplicaba la Sección Femenina en sus años de actividad. Es una evidencia la diferencia abismal existente entre la situación de la mujer española actual con su situación del final de la guerra civil para atrás, en general bastantes atrasadas, con sus derechos mediatizados por el marido o el padre, destinadas a ser madres de familia. Referente al atraso, hay un ejemplo significativo: En tiempo de la II República la diputada Clara Campoamor defendía que las mujeres pudieran votar (hasta entonces podían ser elegidas pero no votar). Por el contrario, se opuso Victoria Kent, diputada radical – socialista, que consideraba que no era el momento. Se aprobó la propuesta de que las mujeres pudieran votar por una diferencia de 40 votos, cuando la razón dice que debió ser por unanimidad, ¿fue o no considerar a las mujeres como atrasadas?

Y ese estado de cosas fue el que encontró Pilar Primo de Rivera al final de la guerra civil, con la mujer en una situación de atraso desde la noche de los tiempos y una España destrozada. Tal fue la labor emprendida por la Sección Femenina: sacar a la mujer de su secular atraso mediante un sinfín de proyectos, tales como granjas – escuela, cátedras ambulantes, colegios menores, escuelas de formación profesional, guarderías, hospitales, becas a mujeres, asistentes sociales, divulgadoras rurales, actividades sanitario-sociales, educación especial, bachillerato, campañas de vacunaciones masivas, y un sin fin de proyectos a fin de paliar el histórico retraso, son la aportación y legado de aquellas ejemplares mujeres.

En sus valores ella concibió la vida con una profunda fe religiosa. Permaneció soltera, dedicada por entero a la Sección Femenina, que probablemente fue la causa de su soltería. Es conocida su discreta relación amorosa con Pablo Suanzes Jáudenes, marino de la Armada, cinco años mayor que ella, viudo con hijos, ambos muy enamorados. Para casarse él le exigió que se apartara de la Sección Femenina, cosa que ella no aceptó. Antes de Suanzes Pilar fue novia durante un tiempo de Pedro Varela de Limia, diplomático, al que ni siquiera alude en sus memorias. Escribe Zavala que “Pilar eligió así la soltería, a modo de celibato, para consagrarse al legado doctrinal de su hermano mayor”. El 6 de enero de 1960 Franco otorgó a Pilar Primo de Rivera el título de condesa del Castillo de la Mota. Su opinión sobre Franco, según escribió: “Para mí es admirable”, al que consideraba un militar excepcional, un verdadero estadista, que sacó a España de sus dificultades.

La muerte de Franco (20.11.1975), casualmente el mismo día que José Antonio 39 años antes, y la subida al trono del rey Juan Carlos I, se iniciaba el proceso de la España democrática, que se puso en marcha la Ley de la Reforma Política de 1977, que derogaba la estructura del régimen franquista, siendo presidente del Gobierno Adolfo Suárez González. Como consecuencia del proceso el 1º de abril de 1977 se publicó el decreto que suprimía el Movimiento Nacional, que conllevaba la desaparición de la Sección Femenina adscrita al mismo, de modo que el 17 de mayo siguiente se dispuso el cese de Pilar Primo de Rivera como delegada nacional de la Sección Femenina. El decreto de supresión le supuso un gran desengaño, un mazazo del que no se repuso, al parecer dolida por lo que consideró una traición del presidente Suárez, de ser así pienso que no tenía razón pues primaban los intereses nacionales que requerían actuar como se hizo. Cuando contaba ochenta y cinco años de edad, el 17 de marzo de 1991 falleció en Madrid víctima de un paro cardiaco.

Bibliografía. Historiador José María Zavala ‘La pasión de Pilar Primo de Rivera’. Plaza&Janés.