Al asumir la presidencia de la Cámara de Comercio de Almería, Jerónimo Parra también ha recogido el relevo en la lucha por unas reivindicaciones que suenan gastadas de tanto tiempo como llevan reclamadas, y él lo advierte: “Vamos a seguir siendo moscas cojoneras”.
Jerónimo Parra |
ALMERÍA HOY / 11·01·2020
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¿Cómo se siente con esta nueva responsabilidad sobre sus hombros?
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Muy orgulloso de que el empresariado de la provincia haya puesto sus
ojos en mí para presidir la Cámara de Comercio, una institución
semipública tutelada por la Junta de Andalucía.
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¿Esa tutela limita su acción?
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En absoluto. Hasta ahora, la Cámara ha gozado de total libertad. De
hecho, mi primer acto como presidente ha consistido en poner a la
Cámara en primera línea de una manifestación convocada por los
agricultores a la que asistieron miles de almerienses. Y dicho sea de
paso, no es fácil reunir en esta provincia a tantas personas con un
objetivo común.
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Es cierto que hubo una gran asistencia, ¿junto a quién estuvo
usted?
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Estuve con los presidentes de todas las organizaciones, y quiero
destacar el mérito que tiene programar una huelga en ese sector, en
el que es preciso recoger el producto todos los días y servir a los
mercados.
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¿Cree que ha servido para algo esa movilización?
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Se consiguió el objetivo fundamental, que consistía en unir al
sector y, al mismo tiempo, mostrar a toda Europa que no nos vamos a
conformar con una solución cualquiera.
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¿Por qué no se resuelven nunca los problemas del campo almeriense?
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Porque existen muchos intereses. Es lamentable que los agricultores
de nuestra provincia tengan que reivindicar competir en igualdad de
condiciones. Europa exige a los productos españoles una trazabilidad
que no reclaman a los procedentes de Marruecos, cuando la higiene y
los tratamientos que se aplican aquí no tienen nada que ver con los
de allí. No entendemos qué motivos puede haber para que la Unión
Europea sea tan rigurosa con nosotros y no tanto con terceros países.
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¿La Cámara de Comercio también representa al sector agrícola?
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Representa a todas las empresas de Almería, de todos los sectores,
porque a todos nos preocupan las mismas reivindicaciones históricas,
que ya se están haciendo demasiado añejas. Almería es una esquina
de España que cuenta con un empresariado muy emprendedor que
abastece a gran parte de Europa, y por eso necesitamos buenas
infraestructuras que nos permitan suministrar nuestros productos a
cualquier lugar del continente.
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Usted siempre quejándose.
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Es que estamos muy castigados.
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Y siempre acerca de las infraestructuras.
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Porque se trata de lo que más conozco, al ser el sector en que se
desenvuelven mis empresas. Pero aunque ahora, como presidente de la
Cámara, he de abordar más frentes, las infraestructuras son nuestro
talón de Aquiles y tienen una importancia superlativa para otros
ámbitos de la economía provincial como el turismo o la agricultura.
La llegada del Corredor Mediterráneo a Almería supondrá un antes y
un después, además de reducir la huella de carbono.
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¿Seguirá usted tan reivindicativo cuando lleve unos cuantos meses
en el cargo?
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Mucho me temo que continuaré siendo igual de crítico que hasta
ahora. Además, los compañeros que me han propuesto para dirigir la
Cámara me conocen desde hace muchos años, saben cómo soy y están
completamente seguros de que no voy a cambiar.
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¿Qué le indigna a usted del estado en que se encuentra la
provincia?
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Me cabrea muchísimo que todavía tengamos que estar reivindicando la
reparación de la desaladora del Bajo Almanzora o que sigamos
esperando el AVE, por poner sólo dos ejemplos. El desdén con que
las administraciones tratan a Almería me pone de muy mala leche.
Ahora tengo un altavoz muy grande que voy a usar y me van a oír.
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Volvemos a hablar de infraestructuras.
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Es que son reivindicaciones básicas para nuestra provincia, como
asegurar el agua, que no es algo tan difícil cuando existe voluntad
política y compromiso. No es de recibo que se termine de construir
una desaladura sin que se haya previsto el suministro de
electricidad. Eso es algo que no puede pasar. Trabajar la tierra
requiere una gran inversión, y el campo no puede estar en el siglo
XXI sin saber si va a haber agua o no, exactamente igual que ocurría
en el Neolítico.
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No es mi intención aguarle la fiesta, pero le recuerdo que van ya
unas cuantas décadas con las mismas exigencias pendientes, ¿acabarán
por resignarse usted y su equipo?
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¿Resignarnos? Eso nunca. La Cámara y ASEMPAL vamos a seguir siendo
moscas cojoneras. Ya en la toma de posesión animé a los políticos
a olvidarse de las siglas y trabajar todos juntos.
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Tal y como está el patio, ¿aún confía en que todos los políticos
remen juntos?
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Voy a ser muy crítico con quienes no se mojen. Intentaré que todos
apuesten por nuestras necesidades. Sé que es dificilísimo, pero lo
voy a intentar. Ya veremos qué pasa. Les dije a algunos cargos que
había en la sala que pondré una percha para que cuelguen las siglas
y las dejen en la puerta. Es muy importante estar unidos.
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¿Sabe cuánto dura en un partido aquél que discrepa?
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Un contestario no dura ni seis meses.
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Y alguien con una actitud tan crítica como la suya, ¿cuánto cree
que puede durar al frente de la Cámara, una institución tutelada
por la Junta de Andalucía?
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El cargo está al servicio de los empresarios de la provincia. Si
ellos creen en algún momento que les puedo estar perjudicando,
estaré a su disposición.
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Dígame, ¿cuánto cobra el presidente de la Cámara de Comercio de
Almería?
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El puesto no es remunerado y, afortunadamente, no lo necesito para
vivir.
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¿Y las dietas están bien pagadas?
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El coste de las reuniones lo asumo yo. Los recursos de que dispone la
Cámara se dedican hasta el último céntimo a los proyectos que pone
en marcha. Desde la etapa de mis admirados Cosentino, Flores y Diego
Martínez esos gastos los asume el bolsillo del presidente. Y conmigo
seguirá siendo así.