Quien mata a un animal con saña es un asesino


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ANDRÉS DE LUCAS*

En estos meses se escribe, se habla mucho de política, de pucherazos , de negociaciones con golpistas o de ser, o no, partidos constitucionalistas, de que nada cambia si no es para mover o atrasar fechas y volver a la rueda que no deja de girar.... Se habla y se habla de todo tipo de cuestiones, pero pocos se paran analizar una sociedad donde unos animales, llamados humanos, cometen barbaridades que ni uno solo de los llamados animales sería capaz de hacer. Cuidado.

Me encantan los toros y seguramente un día tenga uno, como muchos otros, o como mi amigo Antoñete, que le daba de comer de su mano en su finca de Torrrelodones como si fuera un lindo gatito. No me gustan las corridas, no voy y todo el mundo tan contento, pero no por ello criminalizo el mundo del toro, no todo es lo mismo y en el verdadero toreo hay mucho que entender, y que no se quiere, y otro tanto que sí se podría cuestionar, desde mi punto de vista. El aterrador “Toro de La Vega”, eso sí era un crimen, una salvajada. Aquí ya no es cuestión de ir o no ir a verlo y a participar; es cuestión de eliminar tradiciones que parecen del infierno. Por no hablar de el pobre toro embolado y otras desviaciones… Con estas cosas se mide sociológicamente el nivel cultural del país. El nivel de esos que lo llaman Feria, Fiestas y demás camuflajes que el humano inventa para tapar miserias y practicar ritos de tribu que ya no necesitamos. Igual pienso de la caza. Cazar por cazar, cuando ya no depende de ello nuestra supervivencia, no, pero la caza que regula el ecosistema sí debemos respetarla, porque va en ello nuestra existencia. El lobo no perjudicaría a nadie si las administraciones supieran como canalizar los problemas que puntualmente acarrea, pero claro, es más fácil echar la culpa al lobo que al político de turno. Lo mismo pasa con algún safari: regulado para mantener especies sí; a los furtivos, sanciones de 200.000€ , embargos de activos inmuebles o en su defecto prisión en una cárcel de África.

Aunque todo esto puede estar muy bien, lo peor lo tenemos cerca, como un vecino. O incluso más cerca. Lo peor está por llegar.

Existen auténticos monstruos de dos patas, esos que protagonizan un goteo ocasional y constante de noticias, y tantos otros cuyos terribles actos jamás trascienden y no llegamos a conocer. Me da igual el problema que tenga el cobarde , aún adolescente, hombre o mujer, no me importa entender qué engranajes le fallan en la empatía, el motivo por el que unos mínimos de bondad no se manifestaron viendo sufrir así a otro ser vivo, lo único cierto es que no quiero a gente así cerca, no los quiero a mi lado ni al lado de los míos, al lado de nadie de bien, porque el corazón me dice que son personas tóxicas, que aunque no lleguen jamás a cometer un delito contra otra persona, dudo que procuren a los demás algo que no sea sufrimiento.

No puedes leer lo que ha pasado en Garrucha, como en otros tantos pueblos, en este caso “Gatos apaleados y envenenados” sin indignarte. ¿Quién puede ensañarse con un animal así? Da igual el adjetivo, pero todo indica que algún asesino en potencia que puede o no desarrollar su maldad, pero asesino, seguro. Les cuelgan el cartel al cuello de enfermos mentales pero no estoy de acuerdo, esas enfermedades están llenas de gente humana que jamás haría nada parecido. Entonces digan que un animal NO tiene derechos y que el humano está exento de toda obligación hacia ellos.

No me malinterpreten. Por mucho que apetezca en caliente atar a más de uno al paso del AVE, como hacen ellos con cachorros, y meter a otros en una lavadora industrial, no deseo algo así ni mucho menos. Ojalá encuentren la ayuda que necesiten para volver a ser humanos mínimamente decentes, aunque abundan los casos en los que pongo en duda que algo así sea posible. Hay que elevarse por encima del ojo por ojo, por encima de los exabruptos causados por la indignación, que son comprensibles, pero que de nada sirven. Lo que hay que hacer es buscar soluciones DURAS,MUY DURAS.

Denunciar al 062 cualquier caso de maltrato animal que conozcamos, como pide la Guardia Civil que hagamos. Aunque la respuesta al otro lado no sea la adecuada, hay que seguir insistiendo.

Seguir exigiendo una ley nacional de protección animal de mínimos. Ahora, en ese sentido, España es un collage irregular y absurdo de normativas nacionales, pero sobre todo autonómicas y municipales. A mayor clamor, más voluntad política habrá porque interpretarán que hay más votos en juego.

Pelear en lo que esté en nuestra mano porque la leyes actuales se cumplan, lo que ya es considerado delito a día de hoy se persiga. Aunque queda mucho camino legislativo por andar, ya tenemos normas a las que agarrarnos y procurar su cumplimiento.

Apoyar todas las iniciativas, crecientes, por formar a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en materia de protección animal, como la de La Rioja formando a su Policía Local , como las de la la Asociación de Policías por la Defensa Animal (APDA), que afirmaron y están intentando que se extienda dentro de su gremio: “Somos los garantes de la ley, y si hay leyes que protegen a los animales, pues hay que cumplirlas”.

Caminar hacia la profesionalización de las asociaciones protectoras. Profesionalización en el sentido de seriedad y aplicación de buenas prácticas como contaba Irene Herrero, de ANAA. En una época de explosión del interés por el maltrato y la protección animal como la que vivimos, se corre el riesgo de no hacer las cosas bien, de que haya más voluntad que capacidad, de que entren en acción personas que buscan más cubrir sus carencias emocionales que las necesidades reales de los animales a proteger.

Yo mismo he parado en un arcén a recoger perros, unos herido, otros sólo caminaban exhaustos y esqueléticos sin entender como aquel dueño o familia que jugaba con él a tirarle la pelota, le había dejado en la cuneta. Una cuneta que a su vez es un riesgo para otras familias, que sí son buena gente, y que por un volantazo todo puede terminar en dos segundos. ¿Y quién es el culpable, el perro? En absoluto. Quien lo abandonó es el culpable.

Por ello, a las leyes les faltan cosas muy fáciles; si son asesinos que matan por matar a un animal como caso Garrucha etc, una sanción de 250.000€ o embargo de bienes y sin ninguna duda prisión de 3 a 5 años. Esto será lo mínimo.

Si es abandono, ídem de ídem, todo lo demás no son más que parches. Todos los días se encuentran gatitos recién nacidos en bolsas cerradas en el contendor ¿qué cerebro hace esto? y como no, ANDALUCIA, la que más sufre todo este sin sentido de la poquísima eficiente y escasa normativa.

Las cifras sobre abandonos en España es como para preocuparnos y mucho, mas de 138.000¡¡¡ Ya en el siglo XX se introdujo La Ley de protección Animal en HOLANDA Y SE APROBO la Ley de Salud y Bienestar Animal, que prohíbe a los dueños no brindarles los cuidados pertinentes o abusar de los mismos.¿ Que sucede si se vulnera la Ley de Salud y Bienestar Animal ? El sistema Judicial lo considera una OFENSA CRIMINAL, penada con tres años de cárcel y multada con 22.000euros,de ahí que en Holanda antes de tener al mejor amigo del hombre y abandonarlo, se lo piensen dos veces. Imaginen si es por matar con saña. Número de abandonos en Holanda CERO.

Alemania ,idem,cero¡ puedes ir a Restaurantes, cafeterías con ellos, centros comerciales de ropa (no alimentación),a diferentes horarios a la Playa. Lo que no se le ocurre a nadie lo de “La Vinagre”. El 100% de los Turistas extranjeros no dan crédito a una Ley pandereta queda bien, donde no existen papeleras, parques ni zonas caninas. Increíble¡ qué diferencia de mentalidad y comportamiento. Estas leyes no son más que pasos atrás que castigan al perro. Desde ahora pasean menos por las tardes noches, no es posible pasear con una mochila como si de acampada se fuese. Cosas Antiguas no, muy antiguas y sin criterio.

Sobre los nórdicos ya para otro momento, qué envidia

E incidir en la concienciación de la sociedad en general. Hay que seguir informando de la realidad existente en materia de protección animal, de la necesidad de no ser simples espectadores ajenos al sufrimiento. Información y concienciación de los niños y jóvenes, por supuesto, ellos son el futuro. Pero también de los adultos de cualquier edad. La experiencia me dice (no sólo a mí) que no se puede dar a nadie por perdido.

¿Saben cuántos abandonos tiene Alemania? No existe ni estadística… por no mencionar a Noruega o al resto de Países Nórdicos. En Andalucía lo que va de año más de 1200 perros. Y no se nos cae la cara de vergüenza. Entiendo que quien Asesina y Abandona no lee, ni le interesa la comunidad, pero que se les denuncie y que se les quite, si no pueden pagar, SU CASA. Esto sería una medida suficientemente disuasoria para frenar en seco a descerebrados y desaprensivos.

No olvidemos que estos asesinos de animales son los mismos que también son capaces de destruir o talar árboles de 2500años. La insensibilidad lo es para todo y con todo.

*Andrés de Lucas es presidente cel Centro de Iniciativas Turísticas de Almería y consejero delegado de Cinema Tabernas Time.