«Apoyamos el relevo generacional en el campo para frenar el despoblamiento de los pueblos»

Antonio Mena, Jefe de Servicio de Promoción Rural




ALMERÍA HOY / 02·12·2018

La Consejería de Agricultura ha puesto más de 150 millones de euros para ayudar a los jóvenes a continuar con las explotaciones agrícolas de sus padres. Es la apuesta de la Junta de Andalucía para fijar la población al territorio por medio de un sector en el que la mujer va cobrando paulatinamente el protagonismo que siempre ha tenido en las tareas del campo.


- ¿Tan grave es en la agricultura el problema del relevo generacional como lo pintan?

- Sí que nos preocupa mucho. El campo está envejecido. Cada vez son más los que superan los 60 y los 65 años. Sirva como dato, que los agricultores mayores de 55 años suponen el 53% del total, sin embargo, hay muchos jóvenes que ven un futuro profesional en la agricultura y llegan a ella con una formación y una perspectiva muy diferente. Unos se plantean esa salida por tradición y otros como un camino para emprender. Para todos ellos hemos abierto una convocatoria con una dotación presupuestaria importante que completa a otras dos anteriores. Por cierto, con una gran aceptación. Son muchas las solicitudes recibidas.

- ¿Ese envejecimiento que apunta se produce en todos los sectores de la agricultura por igual?

- No. Se produce un relevo de manera natural donde hay rentabilidad, como ocurre en los invernaderos. También en el Almanzora en sectores como el almendro, el caprino de leche o los cebederos de pollos y porcino. Se trata de explotaciones con márgenes que permiten vivir. Ahora bien, el huerto de una hectárea, que hace dos o tres décadas daba a una familia para vivir y dar estudios a los hijos, hoy es una afición romántica que cuesta dinero mantener, salvo que esté invernado.

- Sin embargo, hoy parece que la agricultura está en manos de grandes empresas más que en las de campesinos independientes.


- Efectivamente, el modelo de gran empresa se ha impuesto en algunos sectores productivos (horticultura intensiva al aire libre y cítricos) y en determinadas comarcas como el Almanzora. No obstante, en el Almanzora hay 29 beneficiarios de las ayudas de la Junta de Andalucía que no son grandes empresas. En la almendra y el caprino hablamos siempre de un formato de explotación a menor escala, y son dos sectores básicos que producen cada vez más y mejor, generando riqueza y, por supuesto, empleo.

- ¿Se alcanza esa calidad en los invernaderos?


- En los invernaderos también se produce mucha calidad. Se trata de modelos productivos diferentes. En todo lo que se produce en Almería hay mucha calidad. A diario lo dicen los mercados.

- ¿Y cómo pretenden ayudar desde la Consejería de Agricultura a que se produzca ese relevo generacional del que hablamos?

- Para eso hemos abierto dos convocatorias con 120 millones de euros para toda Andalucía de las que se han beneficiado ya 340 jóvenes sólo en Almería. Una tercera ha añadido otros 30 millones más. La subvención media por beneficiario oscila entre los 50.000 y los 60.000 euros, que pueden ser complementados con otras líneas de ayuda, como por ejemplo, las destinadas a la modernización. Quiero resaltar que se trata de medidas que contribuyen a fijar la población en el territorio y a frenar el despoblamiento.

- ¿Han encontrado mucho interés por parte de los jóvenes a su llamada?

- Ciertamente, sí. Hay una Oficina Comarcal Agraria de Almería por la que han pasado más de 400 interesados. A la del Alto Almanzora han acudido también más de un centenar.

- Son muchos.


- Efectivamente. Estamos hablando de mucha gente con menos de 41 años, de las que prácticamente la mitad, el 47%, son mujeres.

- Eso sí que parece una novedad.

- Más que algo novedoso, lo que ocurre es que la mujer se está haciendo visible en el sector. En Almería, la explotación agrícola preponderante siempre ha sido la familiar, un modelo en el que la mujer trabajaba como uno más pero, ahora, son también titulares de sus fincas y empresas.

- Sin embargo, no las vemos al frente de las asociaciones de agricultores ni en las comunidades de regantes.

- Ellas están al frente casi en paridad con los hombres, pero es verdad que les falta dar el paso de participar en los órganos de representación del sector. Sí se le empieza a ver, pero los cambios nunca se dan de la noche a la mañana. Hemos de tener en cuenta que el campo ha estado, y todavía lo está, fuertemente masculinizado.

- ¿Tal vez tenga que ver en eso la dureza del trabajo en el campo?

- No se crea. Es verdad que todavía hay un trabajo físico, pero el campo ya está muy tecnificado. En muchos casos, hasta las tareas de recolección requieren saber conducir y apretar un botón. En otros aspectos, la agricultura sí que sigue siendodura. Las lechugas se recogen una a una, pero eso no supone un hándicap para la mujer.