Cómo marcarse un «Rajoy» en la Consejería de Educación

Llegados a este punto es necesario recordar a la consejera de educación que tiene una asignatura pendiente con los monitores escolares


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JUAN PALLARÉS

Hay actitudes que no por reiteradas dejan de sorprendernos, a estas alturas uno no debería de asombrarse por las formas y las acciones que nuestros políticos llevan a cabo en su actividad diaria, pero sin embargo siempre consiguen hacerlo.

Me refiero en este caso a las manifestaciones en sede parlamentaria de nuestra consejera de educación, que no ha dudado ni se ha cortado un pelo en afirmar -como se puede consultar en el Boletín del Parlamento del 22 de agosto pasado-, que “los centros de Educación Infantil y Primaria están bien atendidos”, refiriéndose a la labor que desarrolla el colectivo de monitoras y monitores escolares en esos centros, marcándose así un “Rajoy” en toda regla, ignorando las movilizaciones y protestas de todo el curso anterior, como si no hubiesen existido y los problemas en estos centros jamás hubiesen estado presentes.

Llegados a este punto es necesario recordar a la consejera de educación que tiene una asignatura pendiente con las monitoras y monitores escolares, siendo este un colectivo formado por 632 trabajadores con jornada laboral a tiempo parcial de 8, 12 o 20 horas semanales y que desarrolla su labor en 1.025 colegios públicos sobre un total de 2.021. Además, 427 de estos monitores están contratados a tiempo parcial y sus contratos son discontinuos de 10 meses al año. Es necesario así mismo recordar a la señora consejera que los tribunales se han pronunciado de manera reiterada indicando que la figura del contrato discontinuo en el personal de los centros docentes es un contrato en fraude de ley por la propia actividad de este tipo de centros, que está sujeto a cursos escolares organizados en función de las propias características del alumnado, y es así como la Junta de Andalucía actúa en fraude con el propio Estado al suspender durante dos meses los contratos de estas trabajadoras y trabajadores para que sea el Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE), en lugar de ella, quien les abone las prestaciones por esos meses de paro forzoso.

La Consejería de Educación perpetúa los recortes y la precarización en forma de mini empleos, ya que los monitores y monitoras, con las jornadas antes descritas, deben atender semanalmente dos o tres centros distintos, lo que conlleva precarización y mayor ritmo de trabajo.

Por lo tanto, no puedo por menos que recriminar a la Consejera -que en su pasado tuvo importantes responsabilidades sindicales en el sindicato UGT-, su falta de sensibilidad y fragilidad de memoria. Pues, ella estuvo personalmente implicada en la lucha y negociación iniciada tras el conflicto provocado por los despidos de alrededor de 700 monitoras, cuyo servicio privatizó en su momento la Consejería.

No cabe en este caso la fragilidad de memoria a tan corto plazo, el “si te he visto no me acuerdo” no sirve cuando ayer mismo predicaba justo lo contrario desde las filas sindicales, y me parece cuando mínimo demasiado pronto para que haya aprendido a adoptar la posición de Don Tancredo o lo que es lo mismo a “marcarse un Rajoy”, cuando lo que debería estar haciendo es aplicar las políticas de izquierdas que se le atribuyen al partido que sustenta su Gobierno, homologando al alza las condiciones laborales de los 1.628 monitores y monitoras escolares existentes, a la vez que exige su dotación en todos los Colegios Públicos de Infantil y Primaria.

Ante todo esto, desde CCOO insistimos en la reivindicación de empleos dignos a jornada y año completos para estos trabajadores y trabajadoras. Por todo ello, la reclamación y la movilización van a continuar, máxime, cuando es un colectivo fuertemente feminizado, cuestión que debe tener en cuenta el Gobierno andaluz cuando hable de romper techos de cristal en nuestra sociedad.

Juan Pallarés Valdés, Secretario General del Sindicato de Enseñanza de CCOO en Almería.