Los misterios de las Pascuas

En toda Europa la fiesta de la Pascua primaveral se ha asociado siempre al símbolo del huevo. Es una tradición que procede de otras culturas (China, Egipto). Es fácil imaginar que el huevo representa el nacimiento de la vida; en la cultura cristiana la Resurección del Cordero de Dios. En el siglo XIX se añadió el chocolate a los pasteles con el huevo de Pascua. En Cataluña se llama “mona”. En el resto de España se hace simplemente un pastel con un huevo duro


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AMANDO DE MIGUEL

El primer domingo de abril hemos celebrado este año la Pascua. Esta fiesta se asigna por ser la primera Luna llena de la primavera, que corresponde a la liturgia de la Semana Santa para los cristianos. Se corresponde con la fiesta de la Resurección de Cristo, el momento culminante del ciclo litúrgico y su signo distintivo respecto a otras religiones.

El origen está en la tradición de los judíos, que celebraban la Pascua como el momento en que, en una fecha así, hace miles de años, salieron de Egipto con Moisés para buscar la tierra de promisión. En hebreo la voz “pascua” corresponde a la idea de paso, tránsito. La palabra “Pascua” se ha incorporado después a las distintas lenguas europeas. La Pascua para los judíos de antaño se correspondía con el momento en que nacían los corderos. De ahí procede el rito de comer cordero lechal en la fiesta de la Pascua.

En toda Europa la fiesta de la Pascua primaveral se ha asociado siempre al símbolo del huevo. Es una tradición que procede de otras culturas (China, Egipto). Es fácil imaginar que el huevo representa el nacimiento de la vida; en la cultura cristiana la Resurección del Cordero de Dios. En el siglo XIX se añadió el chocolate a los pasteles con el huevo de Pascua. En Cataluña se llama “mona”. En el resto de España se hace simplemente un pastel con un huevo duro.

En España deseamos “felices Pascuas” en plural porque hay más de días de Pascua, la de Navidad y la de Reyes. Además, la forma plural (como en Carnavales o vacaciones) se identifica con la idea de fiesta. En este caso, la coincidencia con el inicio de la primavera da un sentido mundano a la expresión.

De tejas abajo nos podríamos preguntar por el significado de la fórmula “hacer la pascua”, que es tanto como fastidiar, molestar. No tiene nada que ver con la Pascua en sentido religioso. En ese caso la “pascua” es un ñoñismo para no decir “puñeta”, que equivale a la masturbación, un derivado de “puño”. También podría aceptarse que el ñoñismo es para evitar decir “putada”, un despectivo de fácil comprensión. La puta originariamente no es tanto la prostituta sino lo que hoy diríamos “chavala”, y por extensión, jovencita de vida alegre.

No debe extrañarnos, ni menos escandalizarnos, que en la vida corriente vayan unidos los símbolos religiosos y mundanos. Es una manera de reconocer que las tradiciones cristianas tienen un origen en otras religiones y además se corresponden con fenómenos astronómicos. Es claro que en muchas culturas tuvo que asociarse el ciclo de las estaciones de la Tierra con la organización de la vida pública y privada. En el hemisferio norte de la Tierra se ha identificado siempre el equinoccio de primavera con el nacimiento de la vida. En la civilización romana el año nuevo se correspondía más o menos con ese momento. A nosotros nos queda la celebración de la primavera.