El Museo Arqueológico de Almería se rinde ante el esplendor de nuestra Baria

Más de cuatrocientas piezas muestran catorce siglos de historia de la ciudad fenicia y romana. La actual Villaricos se alineó con el bando cartaginés durante las guerras púnicas, «lo que supuso que fuese conquistada por la fuerza para convertirse en una ciudad estipendiaria de Roma, pagando un tributo anual, algo sumamente gravoso para la economía de la ciudad», cuenta el profesor Manuel Ramos Lizana


Aspecto parcial de la exposición.

ALMERÍA HOY / 24·02·2018

El Museo de Almería acoge desde el pasado 30 de noviembre la exposición ‘Dioses, tumbas y gentes. Baria, ciudad fenicia y romana’, una muestra organizada por la Consejería de Cultura, con la colaboración de Michelín y el Ayuntamiento de Cuevas de Almanzora, que trasladar los resultados de más de un siglo de investigaciones sobre la ciudad de Baria que hoy yace bajo el casco urbano de Villaricos.

Más de 400 piezas procedentes de los fondos del Museo de Almería y del Museo Arqueológico Nacional relatan los catorce siglos en la historia de la urbe que van desde su fundación por los fenicios, hacia el siglo VII a.C, hasta su completo abandono a finales del siglo VII o principios del VIII, coincidiendo con los inicios del periodo andalusí. La exposición, como explica uno de sus organizadores y co-comisario de la misma, Manuel Ramos Lizana, «muestra las relaciones que los colonizadores fenicios tuvieron con griegos, iberos y romanos a lo largo de tan dilatada historia».

El argumento de la muestra se centra y exhibe por aspectos temáticos sobre la sociedad fenicia y su plasmación en la ciudad de Baria, como las condiciones de vida, el trabajo o la religión, que aportan el atractivo panorama de una cultura completamente exótica en el suelo peninsular.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 8 de julio de 2018, está dividida en siete ámbitos temáticos, dedicados a la historia de la investigación en Baria y los orígenes de la presencia fenicia en la depresión de Vera, el territorio, los recursos, el poblamiento autóctono; la vida, la vivienda, el atuendo, el ajuar personal y doméstico; el comercio, la producción agrícola, ganadera, salazones, minería y metalurgia; los griegos y los iberos; los dioses, la religión fenicia, divinidades y santuarios; amigos y enemigos, las relaciones exteriores a través del comercio anfórico. Las relaciones con los iberos. La conquista de Baria por Escipión; y la muerte, la necrópolis y los rituales y prácticas funerarias.

«Hemos podido traer piezas de otros museos como el Nacional de Arqueología Subacuática y, sobre todo, del Museo Arqueológico Nacional (MAN) para completar el discurso de la colección que ya posee el Provincial de Almería, con objetos procedentes de Villaricos, de la ciudad de Baria», precisa Ramos.

«Muchas piezas aportadas por el MAN —añade— fueron ya expuestas en Almería hace veinte años, pero otras, tanto de las que están en los fondos de Madrid como en los de nuestro museo, podrán ser contempladas por primera vez en público y han sido restauradas ‘ex profeso’ para la ocasión, y son inéditas, también, desde el punto de vista de la bibliografía científica».

Son muchas las piezas interesantes expuestas, pero, entre ellas, el comisario destaca la escultura en un obelisco de un retrato masculino que data del siglo VI a.C. y, especialmente, dos cráteras griegas, «unos vasos en los que se mezclaba el agua con el vino, dibujados por algunos de los mejores pintores de cerámica de Atenas, que llegaron a Villaricos para ser reutilizadas como ajuar funerario. Fue muy emotivo el momento de abrir las cajas que las contenían por su calidad y significación histórica».


CIUDAD FENICIA

«Baria fue una ciudad fenicia más —sostiene Ramos Lizana—. Nosotros pretendemos mostrar su significado en el contexto geográfico, socioeconómico e histórico global en que alcanzó su esplendor, durante la edad de los fenicios». «La ciudad aportaba una situación estratégica, próxima a las costas de África y a determinadas islas del Mediterráneo central, con una conexión muy rápida con las Baleares, donde existían otras importantes poblaciones fenicias, así como su cercanía a los importantes focos económicos del área del Estrecho», expone.

Sobre su importancia económica, el profesor describe que, además de la importancia que tenía Baria por su aportación de minerales y la industria de salazones, «muchos tejidos fenicios se teñían de púrpura con un pigmento que se extrae de una secreción de las cañaíllas que, cuando se oxida, ofrece ese tinte tan característico. Requería un esfuerzo considerable porque hacían falta muchas cañaíllas para conseguir una cantidad mínima de tinte y, por eso, junto a las factorías, suele haber pequeños montículos formados a base de conchas de ese molusco».

«La exposición se titula ‘Dioses, tumbas y gentes’ porque muchos de los materiales que muestra proceden de las sepulturas, ya que el tránsito hacia la otra vida siempre ha estado rodeado de connotaciones religiosas pero, además, trata de enseñar la relación que existía entre los fenicios y otros pueblos, como los iberos, los griegos y, por supuesto, con los romanos, la más conflictiva». Manuel Ramos explica que Baria se alineó con el bando cartaginés durante las guerras púnicas, «lo que supuso que fuese conquistada por la fuerza para convertirse en una ciudad estipendiaria de Roma, pagando un tributo anual, algo sumamente gravoso para la economía de la ciudad».

No obstante, asegura el profesor que «acabó integrándose plenamente en el mundo romano, lo que mostramos en la parte final de la exposición, y siguió manteniendo una economía pujante, aunque ya focalizada en sus relaciones con el norte de África». Recuerda Ramos que «la primera intervención arqueológica en Baria la llevó a cabo Luis Siret en 1890. Juan Cuadrado se incorporó después, en una fase muy interesante de las excavaciones. Gracias a la intensa relación personal que existía entre ambos, Siret cedió a Cuadrado una importante e ingente colección de piezas procedentes de las tumbas de Villaricos, pues Siret excavó casi dos mil sepulturas. Precisamente esa colección que Juan Cuadrado recibió del ingeniero belga es la mayor sustancia de la exposición».

La exposición se complementa con un apretado programa de actividades, entre las que cabe destacar un ciclo de conferencias mensual y un coloquio, que durará un par de días, sobre las investigaciones más recientes en torno al mundo fenicio en el Sureste de España.