Acusados de agredir a una pareja gay niegan homofobia y atribuyen el incidente a que hacían nudismo


«Simplemente les dije que se fueran de allí, que se dieran la vuelta, que ese no era sitio para ir desnudo delante de mis nietos, de mi mujer y de mi hija»


Ciudad de la Justicia, en Almería capital.

EUROPA PRESS / 05·07·2017

Los dos acusados, suegro y yerno, de agredir a un matrimonio homosexual cuando paseaba desnudo por la orilla de la playa de Torregarcía de Almería —en junio de 2014— han negado que les increparan con expresiones como «maricones o cerdos», y han asegurado que se dirigieron a la pareja para recriminarles que estuvieran practicando nudismo en un arenal que no lo es y delante de sus nietos e hijos menores, respectivamente.

«Simplemente les dije que se fueran de allí, que se dieran la vuelta, que ese no era sitio para ir desnudo delante de mis nietos, de mi mujer y de mi hija», ha asegurado ante el juez F.M.G., quien ha afirmado que «de ninguna forma conocía cuál era la condición sexual» de ambos hombres.

F.M.G. ha reconocido que se produjo un forcejeo entre él y el también acusado, Ricardo de Frutos, pero ha rechazado que él o su yerno comenzasen a darle patadas una vez en el suelo. «Este señor me empujó, yo a él, él cayó al agua y yo en la arena, pero no hubo nada más», ha subrayado.

Al tiempo, ha afirmado desconocer el significado de la palabra «homófobo» con la que la pareja se dirigió a él, y ha asegurado que supo lo que era «cuando al día siguiente vi que nos estaban poniendo verdes en las noticias». «Ellos me ofendieron llamándome fascista, diciéndome que nos iban a buscar la ruina, se fueron llamándonos de todo y amenazándonos», ha remarcado.

Por su parte, su yerno, J.E.M.V, que al igual que el suegro se ha negado a responder a las preguntas de la acusación particular y la popular ejercida por la Asociación Pro Derechos Humanos (Apdhe), ha reiterado que eran desconocedores de la condición sexual del matrimonio «porque no iban agarrados de la mano ni nada», y ha insistido en que se enteraron «por las redes sociales».

Ha señalado a preguntas del fiscal, quien ha insistido en preguntar a los intervinientes por si sabían si la playa estaba o no regulada para hacer nudismo, que estaba pescando y que intervino cuando vio a su suegro en el suelo.

«Cuando me vine a dar cuenta mi suegro estaba en el suelo y vino el otro señor —en alusión a Guillermo Luis de Frutos, no procesado— a cogerme por detrás. No hubo ni puñetazos ni patadas. Fue un forcejeo en el que, al intentar quitármelo de encima, le di un golpe en la cara y le hice sangre con el reloj», ha señalado en la vista oral celebrada este miércoles en el Juzgado de lo Penal 1 de Almería.

Por su parte, Ricardo de Frutos ha relatado que F.M.G. se dirigió «hacía ellos, corriendo y muy alterado parsa decirles 'maricones, ni un paso más'» y que, tras contestarle que la playa no era suya «sino que era de todos y teníamos derecho a estar allí», le dio «tal empellón que me tiró al agua y me dejo ko».

Ha negado que él arremetiese contra su oponente «porque tengo esclerosis múltiple y aunque quisiera no estoy en condiciones de ejercer violencia» y ha narrado que, cuando, «grogui», abrió los ojos, vio a su marido, Guillermo Luis, «sangrando de arriba a abajo mientras que F.M.G. jaleaban a su yerno diciendo 'mata a estos maricones, acaba con estos cerdos'».

«No me cabe duda de que nos agredieron por ser gays y no hemos podido volver a esa playa porque estamos en tratamiento psiquiátrico», ha apuntillado para remarcar que, debido al presunto empujón recibido «porque soy muy débil y no tengo ni media galleta», cayó al agua «dando una voltereta». En esta línea, ha afirmado que recibió «patadas en el suelo» como acreditaría «el hematoma que me quedó en la cadera derecha».


Testigos niegan que les llamasen «maricones»

Tras los tres acusados, ha declarado en calidad de testigo el marido de Ricardo de Frutos, quien, visiblemente nervioso y, en momentos con la voz rota por el llanto, ha coincidido en que fueron insultados con «expresiones como cerdos, maricones, asquerosos, no vais a pasar de ahí».

«Cumplieron sus amenazas. Fue todo muy rápido y violento. Yo decía, llorando, que dejaran de pegarle porque era una persona enferma, con limitaciones y, de repente, me vi en el suelo, con la cara partida de un puñetazo», ha declarado para asegurar que «si nos pidieran disculpas públicamente, renunciaría a las acciones porque sigo en tratamiento por depresión con el sentimiento de que todo vale y de que, si a alguien no le gusto, me puede pegar y no pasa nada».

La testifical se ha completado con el relato de una mujer y un hombre, ex pareja, que se encontraban a escasos metros en la playa donde ocurrió el incidente. La mujer, que lo vio desde la orilla donde jugaba con su hijo, ha dicho que fue el matrimonio el que se dirigió a F.M.G. cuando este les dijo que «se fueran, que se taparan, que esa no era una playa nudista» con gritos de «homófobo y fascista», y ha negado en varias ocasiones, de forma tajante, que mediaran expresiones como «maricones».

«Yo no escuché ese insulto, jamás dijeron maricones. Lo que vi fue un zamarreo y a uno de ellos con una brecha en la cara aunque no se si fue una bofetada o un puñetazo», ha señalado para rechazar, asimismo, que se propinaran patadas. Sí ha asegurado que oyó como el matrimonio decía «que iban a hacer todo lo posible para hundir a la familia» y que, cuando vio los medios de comunicación, «tuve que escribir en facebook lo que había visto porque creo que estaban mintiendo». Su declaración ha sido interrumpida por Ricardo de Frutos al grito de «voy a vomitar».

En el mismo sentido se ha pronunciado por videoconferencia su ex pareja, quien ha añadido que J.E.M.V. acudió en «defensa» de su suegro porque se estaban «abalanzando sobre él».

Tras la práctica de la prueba, las partes han elevado a definitivos sus escritos de calificación provisional de los hechos aunque el magistrado Luis Columna ha advertido de que sólo son objeto de enjuiciamiento la comisión de presuntos delitos y faltas de lesiones ya que el auto de apertura de juicio oral dictado por el Juzgado de Instrucción 4 de Almería no recogía los delitos contra la integridad moral de los que acusa la Apdhe.

En su escrito, la Fiscalía no apreció tintes homófobos en el incidente. Apdhe, por su parte, sí e interesa penas de seis años y seis meses, y de tres años de prisión para yerno y suegro ya que considera que actuaron "con ánimo discriminatorio, humillando y menospreciando a éstos en público, debido a la orientación sexual" de Ricardo y de Luis de Frutos.