Medio siglo esperando la descontaminación de Palomares

El próximo fin de semana se organizan distintas charlas, proyecciones de documentales y presentaciones de libros por el 50 aniversario del incidente de Palomares


Una de las bombas recuperadas en Palomares.

ALMERÍA HOY / 11·01·2016

A pocos se les escapa que el 17 de enero de 1966 un bombardero norteamericano B-52 con bombas termonucleares colisionó con el avión nodriza de tipo KC-135 que lo abastecía de combustible sobre el pueblo de Palomares, en Cuevas del Almanzora. Por eso y de cara al 50 aniversario de estos hechos, se avecinan distintos actos conmemorativos, como las jornadas organizadas por Ecologistas en Acción en las que se incluyen charlas y proyecciones.

En dichas jornadas, que tendrán lugar el domingo en el salón social de Cuevas del Almanzora, se reivindicará la limpieza de la zona, prometida por EE.UU en varias ocasiones, con ponencias como la de José Ignacio Domínguez, la del físico nuclear del CIEMAT, Francisco Castejón, o la del fisiólogo y farmacólogo Eduard Rodríguez.

Asimismo, se ha programado la proyección de la película-documental 'Operación Flecha Rota', presentada por su productor Antonio Sánchez Picón.

Por otro lado, la editorial Arráez también ha anunciado la presentación del libro 'Accidente nuclear en Palomares. Consecuencias, 1966-2016', escrito por José Herrera Plaza, que tendrá lugar el próximo sábado a las 21:00 horas en el Teatro Echegaray de Cuevas del Almanzora.

El acto es otra gran aportación al 50 aniversario de la caída de las bombas atómicas en Palomares, y en el mismo intervendrán Antonio Fernández Liria —alcalde de Cuevas—, Indalecio Modesto —concejal de Cultura y Turismo—; Juan Grima —editor—, Enrique Fernández Bolea —cronista oficial de Cuevas del Almanzora— y José Herrera —autor del libro—.


Antecedentes

Durante la maniobra de repostaje realizada aquel 17 de enero de 1966, ambos aviones chocaron y se incendiaron. Cuatro de los siete miembros de la tripulación del B-52 pudieron saltar en paracaídas y los otros tres murieron, al igual que los cuatro miembros de la tripulación del avión nodriza.

El avión B-52 portaba cuatro bombas termonucleares de un megatón cada una, una potencia destructiva equivalente a unas 70 veces la de Hiroshima y Nagasaki. Estas bombas cayeron al suelo sin estar armadas, por lo que no se produjo explosión alguna.

Una de las bombas cayó al mar, a unas cinco millas de la costa; otra vio su caída frenada por el paracaídas, pero las otras dos impactaron contra el suelo. Tras el impacto, explotó su explosivo convencional, desperdigando el plutonio que contenían por el suelo y en forma de aerosol, que acabó también por posarse en el suelo, incluso lejos de las zonas de impacto.

Las labores de búsqueda de la bomba caída en el mar involucraron a unos 12.000 hombres durante casi tres meses. Finalmente la encontraron con la ayuda de Francisco Simó, Paco el de la Bomba, que la había visto caer.