La Alcazaba, un corazón abandonado

FRANCISCO VERDEGAY

20·05·2015

Abandonada y olvidada por todos, la Alcazaba vive de espaldas a la ciudad sin que tampoco preocupe demasiado a la ciudad el lamentable estado en que se mantiene el monumento. Los manchurrones y desprendimientos de estos años pasados tampoco llegaron a movilizar a las fuerzas políticas almerienses. Por eso, cuando hace unos días cayeron unas piedras en la mismísima puerta de entrada, con peligro para los visitantes, ya nadie pudo mirar a otro lado. Con aquellas piedras cayó a plomo la confianza en la gestión de nuestro monumento. A continuación, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y son fechas electorales, la mayor parte de los partidos políticos fueron rutinariamente a fotografiarse ante la Alcazaba olvidada durante tantos años. Luego volvieron a la rutina de seguir pegando carteles.

La muralla sur sufrió —así hay que decirlo— una lamentable restauración a principios de los ochenta. De aquellos parches de cementos vienen estos desprendimientos. La actual directora de la Alcazaba, en cuya incompetencia es lo más parecido a un funcionario decimonónico de tiempos de Larra, ya había escrito a principios de 2010 que «se están acrecentando los problemas que sufre esta muralla y que se vislumbran en forma de manchas y pérdidas de material» y añadía que el estado de conservación «es, tal como se ha visto en algunas zonas, bastante preocupante». Pero eso lo escribió en una de esas revistas que nadie lee. Ahora dice otra cosa, quizás la pérdida de material sea producto de la confluencia astral de Marte con Saturno.

La muralla sur, que da al mar y a la ciudad, es la imagen de Almería, 'imagen de marca' que no es capaz de avergonzar ni a tirios ni troyanos. Por supuesto, la muralla norte, en la umbría, se cae a pedazos pero sin muchos testigos. ¿Dónde está esa prometida restauración con millones de euros que año tras año se viene anunciando en los medios de comunicación? Sumados todos los millones anunciados podríamos hacer otra Alcazaba

No hay Plan Director de la Alcazaba que reordene todo este caos de ausencia de futuro. Mejor dicho, sí, lo tenemos desde que fue redactado en 2010 por un extraordinario arquitecto, Pedro Salmerón, conservador de la Alhambra, pero desde entonces ni se ha aprobado ni se ha ejecutado. ¿Por qué? ¿Ah, nadie ha dado una explicación ni tampoco lo ha preguntado? Evidentemente la investigación y conservación es ajena a las preocupaciones de la Delegación de Cultura. También la musealización, que Amigos de la Alcazaba reclamó en 2004 ante la proximidad de los Juegos del Mediterráneo y solo se llevó a cabo de manera minimalista. Temas como la iluminación, la accesibilidad, la jardinería, la difusión, los cierres y recortes horarios… siguen pendientes y pendientes en el tiempo. No digamos nada de la clamorosa ausencia de participación democrática en su gestión. También de tiempos de Larra.

Y no me olvido de su entorno. Imposible hacerlo. Más cuando se da la circunstancia que en él están implicados, como propietarios, nada menos que las tres administraciones: estatal, autonómica y municipal. Tres por cuatro calles. Penoso es el estado de las murallas de San Cristóbal y también esos aceros corten como dos heridas en la muralla de Jayrán. Vergonzosa es la suciedad y abandono de todo el entorno, tan tercermundista que ha sido merecedora de la crítica y la morbosa curiosidad de revistas nacionales como 'Interviú', pero que en cambio no ruboriza a nuestro Ayuntamiento. ¿Por qué no se lleva a cabo el proyecto ganador de la Hoya?

La Alcazaba es el corazón de Almería pero, parafraseando a Antonio Machado, un corazón abandonado no es un corazón.




Francisco Verdegay Flores es historiador y vicepresidente de la Asociación de Amigos de la Alcazaba de Almería (AAAA).