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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
En una cuestión estoy de acuerdo con Juan Antonio Lorenzo, secretario provincial del actual Partido Sanchista en Almería. Algún día, estoy seguro, si no acaban con él antes estos pringaos, volverá aquel Psoe anterior a Zapatero, el inicuo personaje que nos quitó a los almerienses el Plan Hidrológico Nacional. En estos días se viene hablando de que, si el plan estuviera en pie, la gota fría de este año no habría tenido las mismas consecuencias que se han vivido en Valencia, pero esa no es la historia de hoy.
Vamos con los bulos. Estamos en una era donde el bulo y la mentira disfruta de amplio eco en nuestro país, y en eso no puedo estar más de acuerdo con el secretario provincial sanchista. En estos días es difícil saber si lo que leemos en los medios está dentro de esos parámetros. Que los políticos se han movido muy bien entre el bulo y la mentira, es algo demostrado a lo largo de la historia. Pero si nos acercamos a nuestro tiempo, y más concretamente a los que estamos viviendo en los últimos seis o siete años, no me puede negar el señor Lorenzo que, si hay alguien que más haya engañado a los ciudadanos ha sido su jefe político. El gran Pedro Sánchez. Me lo negará, pero lo reconoce hasta Felipe González.
Estoy convencido de que, en los demás partidos, y por parte de sus líderes, se han usado las mismas armas con total desparpajo. Chapotean bien en ese lodazal los caballeros en cuestión, eso es evidente. Pero, te acuerdas Lorenzo de aquel que dijo: No pactaré con Bildu. ¿Y qué nos ha ofrecido después? No dormiré si pacto con Podemos. Y se encamó con Pablo Iglesias. Traeré al del mocho en la cabeza y lo entregaré a la justicia. El del mocho vino, tocando la gaita estaba Marlaska, y se fue sin que nadie lo llevara ante la justicia. Y la promesa del puto amo (como dijo el ministro Puente) es amnistiarlo. Tres ejemplos y de los gruesos, pero podíamos escribir, ahora que estamos mirando a Valencia, lo que manifestó a los vecinos de Lorca hace años tras el terremoto que asoló a una parte importante de la ciudad, o a los ciudadanos de La Palma tras ver días y noches como la lava del volcán se iba acercando a sus casas, hasta engullirlas totalmente. En el Pp no son mancos: Dijo la señora Monserrat que Europa no votaría a Ribera, y la historia ha demostrado que no decía la verdad.
Claro que estamos en medio de una histeria en la que el bulo y la mentira se ha adueñado de la vida y de los medios, pero si escuchamos en estos días a Felipe González (entiendo señor Lorenzo que para usted y el resto de los sanchistas, el expresidente socialista González se ha convertido en un facha), nos damos cuenta de la diferencia que existe entre el tiempo en el que él estuvo al frente del gobierno, con sus sombras, que las hubo, y los que nos está haciendo vivir su jefe, el más mentiroso de todos los presidentes que hemos conocido en esta democracia. No estará de acuerdo conmigo el señor Lorenzo, pero desde que llegó Pedro Sánchez a la política, el bulo y la mentira se ha adueñado de nuestras vidas, y lo reconocen hasta los socialistas de antaño, aquellos que creían en la honradez y la ética como forma de hacer política. Y llegó Aldama, la tortuguita mejicana, a contarnos su verdad sobre Pedro y su gobierno. Miente, gritan en Ferraz. Y la tortuguita, sin inmutarse les dice: tengo las pruebas. Ganas de verlas tenemos nosotros.
Vamos con los bulos. Estamos en una era donde el bulo y la mentira disfruta de amplio eco en nuestro país, y en eso no puedo estar más de acuerdo con el secretario provincial sanchista. En estos días es difícil saber si lo que leemos en los medios está dentro de esos parámetros. Que los políticos se han movido muy bien entre el bulo y la mentira, es algo demostrado a lo largo de la historia. Pero si nos acercamos a nuestro tiempo, y más concretamente a los que estamos viviendo en los últimos seis o siete años, no me puede negar el señor Lorenzo que, si hay alguien que más haya engañado a los ciudadanos ha sido su jefe político. El gran Pedro Sánchez. Me lo negará, pero lo reconoce hasta Felipe González.
Estoy convencido de que, en los demás partidos, y por parte de sus líderes, se han usado las mismas armas con total desparpajo. Chapotean bien en ese lodazal los caballeros en cuestión, eso es evidente. Pero, te acuerdas Lorenzo de aquel que dijo: No pactaré con Bildu. ¿Y qué nos ha ofrecido después? No dormiré si pacto con Podemos. Y se encamó con Pablo Iglesias. Traeré al del mocho en la cabeza y lo entregaré a la justicia. El del mocho vino, tocando la gaita estaba Marlaska, y se fue sin que nadie lo llevara ante la justicia. Y la promesa del puto amo (como dijo el ministro Puente) es amnistiarlo. Tres ejemplos y de los gruesos, pero podíamos escribir, ahora que estamos mirando a Valencia, lo que manifestó a los vecinos de Lorca hace años tras el terremoto que asoló a una parte importante de la ciudad, o a los ciudadanos de La Palma tras ver días y noches como la lava del volcán se iba acercando a sus casas, hasta engullirlas totalmente. En el Pp no son mancos: Dijo la señora Monserrat que Europa no votaría a Ribera, y la historia ha demostrado que no decía la verdad.
Claro que estamos en medio de una histeria en la que el bulo y la mentira se ha adueñado de la vida y de los medios, pero si escuchamos en estos días a Felipe González (entiendo señor Lorenzo que para usted y el resto de los sanchistas, el expresidente socialista González se ha convertido en un facha), nos damos cuenta de la diferencia que existe entre el tiempo en el que él estuvo al frente del gobierno, con sus sombras, que las hubo, y los que nos está haciendo vivir su jefe, el más mentiroso de todos los presidentes que hemos conocido en esta democracia. No estará de acuerdo conmigo el señor Lorenzo, pero desde que llegó Pedro Sánchez a la política, el bulo y la mentira se ha adueñado de nuestras vidas, y lo reconocen hasta los socialistas de antaño, aquellos que creían en la honradez y la ética como forma de hacer política. Y llegó Aldama, la tortuguita mejicana, a contarnos su verdad sobre Pedro y su gobierno. Miente, gritan en Ferraz. Y la tortuguita, sin inmutarse les dice: tengo las pruebas. Ganas de verlas tenemos nosotros.
