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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Con un par. El ayuntamiento de Almería, presidido por María del Mar Vázquez, se va a gastar trece millones en las obras de peatonalización del Paseo. Y no tiene vuelta atrás. Vamos, que estos políticos nos imponen unas obras en la arteria principal de la ciudad, que cuestan trece millones de euros, y que no sabemos al final si va a satisfacer a los ciudadanos. Y no tiene vuelta atrás. Suben el precio del agua: Y no tiene vuelta atrás. Anuncian que van a subir los recibos de la recogida de basuras: Y no tiene vuelta atrás. Aprueban un día en el pleno subirse el sueldo: Y no tiene vuelta atrás. Deciden que la feria del mediodía acabe a la hora que a ellos les dé la gana: Y no hay vuelta atrás.
Que no hay vuelta atrás. Nos guste o no, se van a gastar trece millones en las obras del Paseo, ¿Y si no nos gusta? No hay vuelta atrás. Ajos y agua es la receta desde el consistorio municipal. ¿Hay alguna diferencia entre nuestros políticos y algunos de los dictadores que hacen su santa voluntad? Estos no encarcelan, menos mal. Es lo único que nos faltaba. No te despierta la policía a ciertas horas de la madrugá en tu casa, en eso por ahora tiene usted razón. ¿Lo harán en algún momento? Viendo el panorama que se está viviendo en nuestro país no sería de extrañar que alguien llamara a tu puerta a las tres de la madrugada y no fuera la vecina del quinto, la divorciada, a pedir una botella de ginebra, que está con unas amigas y se les ha acabado la Rives.
Estas expresiones tan contundentes que a veces usan los políticos: “Y no hay vuelta atrás” asustan en los momentos que estamos viviendo. Cuando vemos que se protege a dictadores, caso de Venezuela, cuando, desde el consejo de ministros de Pedro Sánchez se aprueban leyes para perseguir la libertad de opinión, con la excusa de que se está atacando a la esposa “inocente” del presidente, ¡Begoña Begoña!, el ciudadano de la calle, el comprometido con la libertad y la democracia, piensa: ¿Cuándo llamarán a mi puerta? Dicen que el miedo guarda la viña, y piensa uno que esa es la política que nos llega, la del miedo. Miedo a hablar, a criticar lo que hagan estos señores, temor a unos jueces “pumpidos” que pueden acabar con tu libertad, tu hacienda y tu familia.
María del Mar, gástate 13 millones y haz en el Paseo lo que te dé la gana, y si no nos gusta, ajos y agua. Y no hay vuelta atrás. Y luego nos dices que has subido el Ibi, que te ha dolido mucho hacerlo, pobrecita la alcaldesa, lo que sufre ella por los ciudadanos, pero que en caso contrario el ayuntamiento tendría un déficit de 12 millones. Total, que subes el Ibi para las obras del Paseo. ¿Lo rebajaras el año que viene? Sería lo lógico, piensa uno.
Que no hay vuelta atrás. Nos guste o no, se van a gastar trece millones en las obras del Paseo, ¿Y si no nos gusta? No hay vuelta atrás. Ajos y agua es la receta desde el consistorio municipal. ¿Hay alguna diferencia entre nuestros políticos y algunos de los dictadores que hacen su santa voluntad? Estos no encarcelan, menos mal. Es lo único que nos faltaba. No te despierta la policía a ciertas horas de la madrugá en tu casa, en eso por ahora tiene usted razón. ¿Lo harán en algún momento? Viendo el panorama que se está viviendo en nuestro país no sería de extrañar que alguien llamara a tu puerta a las tres de la madrugada y no fuera la vecina del quinto, la divorciada, a pedir una botella de ginebra, que está con unas amigas y se les ha acabado la Rives.
Estas expresiones tan contundentes que a veces usan los políticos: “Y no hay vuelta atrás” asustan en los momentos que estamos viviendo. Cuando vemos que se protege a dictadores, caso de Venezuela, cuando, desde el consejo de ministros de Pedro Sánchez se aprueban leyes para perseguir la libertad de opinión, con la excusa de que se está atacando a la esposa “inocente” del presidente, ¡Begoña Begoña!, el ciudadano de la calle, el comprometido con la libertad y la democracia, piensa: ¿Cuándo llamarán a mi puerta? Dicen que el miedo guarda la viña, y piensa uno que esa es la política que nos llega, la del miedo. Miedo a hablar, a criticar lo que hagan estos señores, temor a unos jueces “pumpidos” que pueden acabar con tu libertad, tu hacienda y tu familia.
María del Mar, gástate 13 millones y haz en el Paseo lo que te dé la gana, y si no nos gusta, ajos y agua. Y no hay vuelta atrás. Y luego nos dices que has subido el Ibi, que te ha dolido mucho hacerlo, pobrecita la alcaldesa, lo que sufre ella por los ciudadanos, pero que en caso contrario el ayuntamiento tendría un déficit de 12 millones. Total, que subes el Ibi para las obras del Paseo. ¿Lo rebajaras el año que viene? Sería lo lógico, piensa uno.