Los viejos secretos de Eloísa


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Estoy escuchando a Pedro Sánchez y, en las medias verdades, en las frases sin terminar, en las veladas amenazas se mueven bien los políticos. Lo venimos viendo en el congreso de los diputados en cada una de las sesiones que nos ofrecen, y se perfilan algunas en los plenos municipales de nuestros ayuntamientos. Recuerdo uno en el de Almería en el que se vivió una de esas situaciones entre el Pp y el Psoe. En este caso concreto entre doña Eloísa y don Raúl. Ellos ya no se deben acordar.

Nunca me imaginé que doña Eloísa Cabrera, la incombustible política roquetera, la que en otro tiempo fue mano derecha de Gabriel Amat, e incluso se tenía claro que sería su sustituta en la alcaldía, y hoy mandando en el urbanismo de la capital, iba a reconocer y comentar en un pleno del ayuntamiento capitalino: Que no iba a hablar de la Junta, que no creía que fuera necesario, se lo dedicaba doña Eloísa al edil socialista Raúl Enríquez, ante los tiempos en los que los socialistas estuvieron mandando en la Junta y lo que ellos, los populares, se encontraron cuando llegaron a ella.

Me llamó la atención aquellas frases de la edil del Pp. ¿Qué secretos sobre el Psoe guarda doña Eloísa con los ciudadanos que les votaron? ¿Uno entiende que de lo que se trata es de ser sinceros con los votantes, en este caso con los almerienses que votaron a María y a su partido para que Eloísa esté al mando del urbanismo? Recuerdo que en secreto se quedó su salida del almendro roquetero que le dio sombra y cobijo durante años, y se puede entender, era su partido, su señorito Amat y se podía jugar su carrera política.

¿Qué podría perder si nos cuenta los secretos del señor Enríquez y del Psoe en la Junta? La impresión que dejaba en el pleno es algo de ¿temor? a descubrir ocultos pasajes de ellos, y nos dejó la sensación de que son todos iguales, y que se guardan los aires los unos a los otros. Si algo quiere el ciudadano, si de algo se queja, es de la falta de transparencia en la que los políticos se mueven y tienen a los votantes. Pero lo que encima nos suena a tomadura de pelo por parte de los regidores es que presuman de esos secretos en un acto oficial, como es un pleno de la corporación, y que nos dejen con la miel en los labios y la sensación de que nos toman por tontos. Es cierto, tenemos que reconocerlo, somos tontos por seguir votándoles.

¿Qué temía en aquella ocasión la señora Cabrera? ¿Por qué no nos contó lo que sabía del edil Raúl Enríquez? Aún está a tiempo, pero nos dirá que ya no se acuerda. Lo de señalar, o amenazar, lo de intentar lanzar la piedra, pero sin hacerlo, lo de que no sería interesante o bueno hablar de ello, no nos deja una buena sensación. Creo que deberían hacer lo del alcalde de Padules, nada de grabar los plenos, nada de darlo en directo en la tv municipal. De esa manera no nos enteraríamos de algunas historias que se les escapan a ustedes en el ardor parlamentario municipal.