Inaudito descubrimiento durante una visita guiada por Mojácar

La base de la muralla musulmana que aún quedaba en la calle Enmedio, ha desaparecido


Explicando lo que ya se ha perdido tras la valla de obra

ALMERÍA HOY / 23·09·2024

La Asociación Cultural para la Defensa, Divulgación y Disfrute del Patrimonio Cultural de Almería ‘Ángel Aguilera Alférez’, de la localidad de El Ejido, realizó este domingo una completa visita cultural a la Mojácar musulmana y cristiana de la mano del historiador Juan Grima Cervantes, y del director de la excavación de Mojácar la Vieja, José María Martín Civantos.

La visita comenzó a los pies de la ciudad y se desarrolló por las estrechas y empinadas callejas del municipio, con las explicaciones pertinentes que ponen de relieve la importancia de este enclave desde el s. XII al XIII (en el caso de Mojácar la Vieja), hasta el posterior y actual emplazamiento, en el que pocos son los restos originales del período musulmán que aún quedan en pie, pero que fueron el punto de atracción de un potente y rico turismo ‘romántico’ que se desarrolló desde los años 60 en el municipio.

A mitad del trayecto, justo cuando el grupo se dirigía a uno de los pocos restos que se conservaban en pie, de muralla original del s. XIV, precisamente en un importante cruce de calles de la época —por lo que se llamaba y llama Calle Enmedio—, el historiador Juan Grima se percata que la han tirado; que la edificación que se apoyaba en el arranque de la antigua ‘Puerta de Cabrera’, también llamada ‘Puerta de Turre’, y que daba forma a la calle, se encuentra toda arrasada, todo oculto tras una valla metálica de obra.

La sorpresa fue tal que el grupo visitante ejidense, aun no siendo de Mojácar, no pudo más que mostrar decepción e indignación, haciéndose eco de la pérdida de patrimonio producida.

“Es más fácil escribir una Guía Anticultural de Mojácar, que no una cultural; tendría más contenido y se escribiría antes”, fue la frase lapidaria que el historiador Grima hizo tras observar lo ocurrido.

La subida hacia El Castillo, del que no queda nada desde hace mucho tiempo, fue otra de las sorpresas. Los propietarios de la vivienda que hay donde hasta hace un siglo estaba la fortaleza, han elevado aún más la construcción “para tener más vistas sobre las vistas”, comentó un miembro integrante de la Asociación ejidense.

Lo que fue una interesante visita cultural, en la que se desmontaron algunos errores y mitos, que se dan por verdaderos, se convirtió también en un reclamo por el respeto y la protección de lo que motiva y mueve el turismo, que es de lo que claramente vive hoy Mojácar. Se trata de la conservación del patrimonio, demanda que en nuestro siglo XXI no termina de ser entendido por algunas instituciones.

EL YACIMIENTO DE MOJÁCAR LA VIEJA

Recibidos por José María Martín Civantos, el director de la excavación que tiene lugar desde hace ya 6 campañas, y patrocinada por el Ayuntamiento mojaquero, fueron desvelados los secretos de la Mojácar primitiva.
El arqueólogo Martín Civantos a los pies de Mojácar la Vieja



Esta villa musulmana se levantó en el S.XII y fue abandonada a mediados del XIII, debido al deterioro físico de la fortaleza que, probablemente, no soportara unos frecuentes terremotos y un peso excesivo sobre una geomorfología inestable y poco consolidada.

Los restos bien visibles —de numerosas casas con su patio interior, dormitorios con silos bajo los suelos, cocinas con alacena y hornos pequeños—, muestran un gran horno de pan, descubierto este año, que quizá fuera de uso comunal; puede que como negocio privado, puede que como ‘habices’ (bienes religiosos o piadosos).

El recorrido entre las murallas, rampas y puertas de la ciudad, todo ello aún en fase de excavación, nos muestra un enclave protegido de unas 300 casas —según Martín Civantos—, con potente fortificación alrededor de todo el perímetro, y una fortaleza con su famoso e impresionante aljibe (aunque hay otro más) en la parte superior.

A preguntas de los allí presentes sobre la consolidación y exhibición de los restos de la ciudad, Civantos explicó “que el suelo es propiedad privada y hasta que no se consiga y sea de uso público (bien por donación o por concesión temporal, teniendo en cuenta que hay muy buena voluntad por parte de los propietarios), no se podrán seguir emprendiendo nuevas fases del proyecto, que sin embargo ya se están planteando”.

Esta actuación arqueológica cuenta con un modesto presupuesto de 40.000 euros anuales, aportados exclusivamente por el Ayuntamiento, con los que se hacen frente a gastos de personal (arqueólogos, estudiantes, e investigadores), material de investigación, excavación y posterior protección contra inclemencias. La empresa encargada del proyecto es MEMOLAB, y los restos son llevados y estudiados en la Universidad de Granada desde donde, a continuación, se derivan a los depositados del Museo de Almería.