La presión de los residentes del Reino Unido ha sido determinante, según el abogado del acusado, J.R. Cantalejo
ALMERÍA HOY / 09·09·2024
José Ramón Cantalejo, abogado del vecino de la pedanía de El Palacés de Zurgena, detenido como presunto autor de la muerte de Martin Allwright, sostiene que su cliente “está en prisión por la alarma social”. La víctima era un vecino británico al que habría golpeado en la cabeza con una azada, por lo que el letrado achaca que la estancia en prisión de su detenido también es debida a la presión de los residentes del Reino Unido que viven en Almería.
“Una vez visto el auto de ingreso en prisión, opinamos que la juez ha utilizado en este caso el argumento prescrito por el Tribunal Constitucional (TC) de la alarma social”, ha dicho. Ello “porque creemos que no se mantienen el resto de argumentos”, afirma el letrado a EFE.
“Dicen que no tiene arraigo, pero es un señor que no tiene casi una multa de tráfico en sus casi más de 50 años”, ha añadido. Del mismo modo, argumenta “que tiene dos hijos estudiando en Granada, una Psicología y otra Bellas Artes; que vive desde hace generaciones en El Palacés. Y acuerda su ingreso en prisión con la excusa de la falta de arraigo y de que puede eludir la acción de la justicia”, añade Cantalejo.
El letrado sostiene a su vez que este incidente fue “provocado por el propio ciudadano inglés”. Éste, ya había sido denunciado con anterioridad y los vecinos le tenían pavor y miedo, según el letrado de la defensa. “Yo no soy quién para calificarlo, pero muchos hablan de que era un auténtico hooligan”, añade.
El abogado subraya que en la provincia almeriense residen más de 34.000 británicos. Estos se han convertido en un “grupo de presión” en este caso. También advierte que existen diferencias según el lugar en el que se resida.
Presión británica
“La zona de Zurgena, al ser más barata, no es lo mismo que Vera Playa o Mojácar, donde vemos a ingleses con grandes coches. No. Aquí hablamos de gente que incluso vino a trabajar, o que al jubilarse vendieron su casa al sur de Glasgow o de Birmingham. Viven aquí como auténticos príncipes, pero no se ajustan a la realidad social del país”, dice.
Cantalejo insiste en la presión de los británicos en este caso. “Van ganando el discurso en la prensa porque cuentan con el apoyo hasta del cónsul, y en un momento determinado la juez - se puede afirmar-, no tenía más remedio que ingresarlo en prisión por esa alarma social que está proscrita por el TC”, ha señalado. De todos modos, “estamos seguros de que saldrá en libertad, porque no hay riesgo de fuga, ni de reiteración delictiva”, apostilla.
“En este caso, el resultado es consecuencia de la propia culpa y agresión del fallecido. Estos ciudadanos tienen que adaptarse, como los españoles nos hemos adaptado cuando hemos emigrado. Siempre hemos sido ejemplo en todos los países a la hora de aprender el idioma y las costumbres”, mantiene.
“No vale el discurso del mecenazgo -la viuda de Martin Allwright ha iniciado uno para pagar a su abogado. Al abogado de mi cliente, ¿quién lo paga? ¿Hacemos también un mecenazgo? Estoy seguro de que si hiciéramos uno con mis clientes españoles, habría más dinero seguro que el que pueden reunir los ingleses en generaciones”, asevera.
Un accidente
Cantalejo reitera que todo fue fruto de un accidente. “Primero porque este hombre no falleció en ese momento. Por eso pusieron en libertad a mi cliente en un principio. La ambulancia tardó en llegar una hora. El británico no quería ir. Hay unos vídeos que lo demuestran. No quería ir al hospital. Intentó pedir el alta voluntaria. Es decir, que él tuvo la culpa desde el punto de vista de que no se sometió”, asegura.
“Tras llegar al hospital de Huércal-Overa, después de una hora en ambulancia, resulta que no hay servicio de neurología y lo tienen que trasladar a Almería. No sabemos exactamente cuánto tardaron en hacer la operación. Pero es que los ingleses pudieron coger el coche y llevarlo al hospital directamente, en vez de volver a salir de su casa con esa herida provocada y seguir amenazando con unos perros peligrosos”, precisa.
“No sabemos la causa de la muerte exacta, habrá que estudiar la prueba forense, habrá que hacer un nuevo informe, porque consideramos que pudo salvar la vida si hubiera recibido la debida atención médica. Desde otro punto de vista, la agresión fue suya, porque él fue el que pegó con una piedra a mi cliente y atacar con los perros, y lo único que hizo mi cliente fue interponerse entre este señor y su mujer, golpeándolo con lo primero que tenía a mano”, concluye.
“Una vez visto el auto de ingreso en prisión, opinamos que la juez ha utilizado en este caso el argumento prescrito por el Tribunal Constitucional (TC) de la alarma social”, ha dicho. Ello “porque creemos que no se mantienen el resto de argumentos”, afirma el letrado a EFE.
“Dicen que no tiene arraigo, pero es un señor que no tiene casi una multa de tráfico en sus casi más de 50 años”, ha añadido. Del mismo modo, argumenta “que tiene dos hijos estudiando en Granada, una Psicología y otra Bellas Artes; que vive desde hace generaciones en El Palacés. Y acuerda su ingreso en prisión con la excusa de la falta de arraigo y de que puede eludir la acción de la justicia”, añade Cantalejo.
El letrado sostiene a su vez que este incidente fue “provocado por el propio ciudadano inglés”. Éste, ya había sido denunciado con anterioridad y los vecinos le tenían pavor y miedo, según el letrado de la defensa. “Yo no soy quién para calificarlo, pero muchos hablan de que era un auténtico hooligan”, añade.
El abogado subraya que en la provincia almeriense residen más de 34.000 británicos. Estos se han convertido en un “grupo de presión” en este caso. También advierte que existen diferencias según el lugar en el que se resida.
Presión británica
“La zona de Zurgena, al ser más barata, no es lo mismo que Vera Playa o Mojácar, donde vemos a ingleses con grandes coches. No. Aquí hablamos de gente que incluso vino a trabajar, o que al jubilarse vendieron su casa al sur de Glasgow o de Birmingham. Viven aquí como auténticos príncipes, pero no se ajustan a la realidad social del país”, dice.
Cantalejo insiste en la presión de los británicos en este caso. “Van ganando el discurso en la prensa porque cuentan con el apoyo hasta del cónsul, y en un momento determinado la juez - se puede afirmar-, no tenía más remedio que ingresarlo en prisión por esa alarma social que está proscrita por el TC”, ha señalado. De todos modos, “estamos seguros de que saldrá en libertad, porque no hay riesgo de fuga, ni de reiteración delictiva”, apostilla.
“En este caso, el resultado es consecuencia de la propia culpa y agresión del fallecido. Estos ciudadanos tienen que adaptarse, como los españoles nos hemos adaptado cuando hemos emigrado. Siempre hemos sido ejemplo en todos los países a la hora de aprender el idioma y las costumbres”, mantiene.
“No vale el discurso del mecenazgo -la viuda de Martin Allwright ha iniciado uno para pagar a su abogado. Al abogado de mi cliente, ¿quién lo paga? ¿Hacemos también un mecenazgo? Estoy seguro de que si hiciéramos uno con mis clientes españoles, habría más dinero seguro que el que pueden reunir los ingleses en generaciones”, asevera.
Un accidente
Cantalejo reitera que todo fue fruto de un accidente. “Primero porque este hombre no falleció en ese momento. Por eso pusieron en libertad a mi cliente en un principio. La ambulancia tardó en llegar una hora. El británico no quería ir. Hay unos vídeos que lo demuestran. No quería ir al hospital. Intentó pedir el alta voluntaria. Es decir, que él tuvo la culpa desde el punto de vista de que no se sometió”, asegura.
“Tras llegar al hospital de Huércal-Overa, después de una hora en ambulancia, resulta que no hay servicio de neurología y lo tienen que trasladar a Almería. No sabemos exactamente cuánto tardaron en hacer la operación. Pero es que los ingleses pudieron coger el coche y llevarlo al hospital directamente, en vez de volver a salir de su casa con esa herida provocada y seguir amenazando con unos perros peligrosos”, precisa.
“No sabemos la causa de la muerte exacta, habrá que estudiar la prueba forense, habrá que hacer un nuevo informe, porque consideramos que pudo salvar la vida si hubiera recibido la debida atención médica. Desde otro punto de vista, la agresión fue suya, porque él fue el que pegó con una piedra a mi cliente y atacar con los perros, y lo único que hizo mi cliente fue interponerse entre este señor y su mujer, golpeándolo con lo primero que tenía a mano”, concluye.