“Sería bueno que la sociedad entendiese que los empresarios somos la solución de este país”

El director corporativo de Primaflor, Cecilio Peregrín, sustituye desde el 11 de julio a José Cano al frente de Asempal, la asociación de los dempresarios almerienses



ALMERÍA HOY / 31·08·2024

Cecilio Peregrín entiende que el oficio de empresario ha de ejercerse con vocación humanista. “Mi padre –también Cecilio Peregrín- repetía que no todo consiste en obtener beneficios; hay que hacer todo el bien que se pueda”. A la comarca le augura “un futuro extraordinario”.

- Por lo general, todo el mundo suele llevar a gala su pueblo de origen, ¿usted también?
- Por supuesto. Todos debemos sentirnos muy orgullosos del lugar en que nacimos y trabajamos, en mi caso, de Pulpí, un pueblo que ha demostrado desde mucho tiempo atrás la fuerza emprendedora de sus vecinos.
- ¿Cómo se forja un emprendedor?
- Sobre todo no desanimándonos. Mi padre acuñó una frase que yo he hecho mía: “En los negocios hay que empezar perdiendo”.
- ¿Empezar perdiendo? ¿por qué?
- Porque todos emprendemos un negocio con mucho ánimo e ilusión, pero, si todo va bien desde el principio, corremos el riesgo de creer que todo el monte es orégano y, cuando llegan las dificultades, no estamos preparados para afrontarlas. Los empresarios debemos mantener siempre los pies en el suelo y no levitar jamás. Es preciso tener siempre presentes todas las consecuencias de que el negocio se tuerza, porque, entonces, no sólo nos irá mal a nosotros: perjudicará a nuestros proveedores y trabajadores.
- Le reitero la cuestión anterior, ¿a qué se debe la fuerza emprendedora que ha hecho de Pulpí un enclave empresarial de primera magnitud en la provincia?
- Creo que hemos sido un pueblo muy olvidado, dando lugar a que al pulpileño le haya modelado una idiosincrasia especial. Pulpí está en el límite con Murcia y no es lugar de paso a ningún sitio. Hay que venir expresamente. Tal vez por eso somos muy nuestros y siempre hemos buscado la posibilidad de no tener que irnos de aquí. La única forma de conseguirlo ha sido crear un tejido empresarial sólido del que nos enorgullecemos como pueblo. Algo parecido podría decir de la comarca.
- En el caso de Pulpí, empresas pioneras como la suya, Primaflor, pudieron haberse trasladado a otros lugares. Tal vez hubieran prosperado más, ¿por qué no lo hicieron?
- Porque los empresarios de entonces trabajaron para beneficiar a su comunidad, a sus vecinos. Es cierto que podían haberse marchado a otra parte. No les faltaron oportunidades, pero ni siquiera se lo plantearon. Primaflor la fundaron mi padre, Cecilio Peregrín, junto a Lorenzo Belmonte y mi tío Antonio. Desde el primer momento se preocuparon por la gente de Pulpí, porque eran amigos suyos. Se propusieron crecer para que también lo hiciera el pueblo. Ése fue el modelo de empresa de tantos otros pulpileños, como el de mis parientes de Comercial Peregrín, AgrupaPulpí, Makito, Juan González y tantos otros. Este fenómeno lo he podido apreciar en otros grandes empresarios de nuestra zona.
- ¿Cuál es la impronta que le ha dejado su padre como empresario?
- Sin dudarlo, su humanidad. Siempre le vi queriendo ayudar a los demás. Les infundía ánimo. Mantuvo continuamente un espíritu de colaboración con la gente de Pulpí que muchos hemos aprendido y del que estamos muy orgullosos.
- ¡Qué comarca la suya, el Levante almeriense, tan diferente la de entonces a la de ahora! No me refiero sólo a los personajes.
- Es cierto que la foto de entonces no es la que hoy contemplamos. Entonces había alcaparras, esparto, naranjos y poco más. Algo de lo que vivir. Pero mi padre y Lorenzo Belmonte fueron conscientes de que faltaba agua para que este rincón del mundo diera el salto al futuro. Y la buscaron para usarla en un clima más propicio. También tuvieron la conciencia de que trabajando en conjunto y apoyándonos mutuamente era más fácil crecer. Entonces llegó el Trasvase de El Negratín, en 2003, y el progreso del Levante almeriense se aceleró meteóricamente. Tuvieron el mérito enorme de unir a todas las comunidades de regantes del Almanzora para hacer una obra privada de esa envergadura. Aquí hemos aprendido que de los políticos podemos esperar poco. Al menos que agilicen los trámites burocráticos. El dinero tenemos que ponerlo nosotros si queremos que los proyectos esenciales para la comunidad salgan adelante.
- Esa forma de actuar poniendo el dinero para pagar infraestructuras que, por lo general, construyen los gobiernos, ¿es otra peculiaridad de los empresarios de la comarca?
- En Almería se conoce algún caso, pero no de las dimensiones que aquí se han conocido, quizá porque fuera de nuestra zona impera más el individualismo.
- ¿Se refiere a la desaladora de Rambla Morales?
- Fue un proyecto iniciado con mucha voluntad colectiva que pronto degeneró en individual. Por eso fracasó. En nuestro caso, el aislamiento que hemos padecido durante siglos nos ha obligado a unirnos. Todos fuimos conscientes de la importancia de juntarnos para traer agua del Negratín. Era necesario vencer la falta de voluntad política.
- ¿Coincide usted con otros empresarios en que las administraciones, cuya obligación es mejorar la sociedad, son muchas veces un lastre para el progreso?
- Más que un lastre, la política y la administración se han transformado en un muro casi imposible de penetrar. Aunque todos tenemos en mente a personas muy válidas dedicadas a lo público que pelean por los ciudadanos, luego se estrellan contra las circunstancias burocráticas de este país. Es penoso que, doce años después de la riada de san Wenceslao, tengamos que esperar al menos dos más para ver en marcha a la desaladora de la vergüenza.
- ¿Sólo dos?
- Prefiero ser positivo, pese a que todo lo que hemos conocido no deje mucho espacio a la esperanza.
- La falta de agua ha sido una de las principales preocupaciones de José Cano, su antecesor al frente de los empresarios de la provincia. ¿Qué lugar ocupa este asunto en su programa?
- Un lugar primordial. Soy un hombre totalmente vinculado al campo y sé que la lucha por el agua continúa. El presidente saliente, Pepe Cano, deja una gestión brillante. He sido durante los últimos cuatro años uno de sus vicepresidentes, y su gestión no sólo la comparto, sino que la asumo para intentar llevarla más lejos. Pepe es un gran tipo: maravilloso, cultísimo y muy listo.
- ¿Tiene un primer objetivo como presidente de Asempal?
- Sería bueno que la sociedad entendiese que los empresarios somos la solución de este país, no el problema. Razonar eso será mi principal objetivo. En una reciente entrevista, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, dijo que los empresarios somos progresistas porque hacemos progresar a la nación arriesgando nuestro dinero para generar empleo y riqueza. Estoy de acuerdo.
- Los sindicatos dirán que no lo podrían hacer sin los trabajadores.
- Es cierto que ninguna empresa podría funcionar sin ellos, pero se les paga. Cada uno desempeñamos un rol en la economía, y todos debemos tener muy claro cuál es el nuestro. En Primaflor hemos vivido puntualmente momentos muy complicados. Cuando yo le decía a mi padre que era imposible continuar, él me respondía que debíamos seguir adelante por los trabajadores. Su concepto de empresa era el de un capitalismo humano. Repetía con frecuencia que su obligación como empresario no consistía sólo en obtener beneficios. Por eso creó la Fundación Primaflor.
- Sin embargo persiste el mensaje que vincula al empresario con el abuso, con la figura que coge más que aporta.
- Eso no se corresponde con la inmensa mayoría de empresarios que conozco; empresarios preocupados por su empresa y sus empleados. No parece muy justo que alguien critique al empresario por disfrutar de lo que ha conseguido con su trabajo. En mi empresa, Primaflor, los empleados pueden comprar coches, viviendas y gozan de un buen nivel adquisitivo. No conozco a ningún empresario que no valore a quienes trabajan con él, los que contribuyen a que la empresa crezca y todos puedan vivir mejor.
- Sigamos con el mandato que inicia en Asempal, ¿qué más se ha propuesto?
- Quiero seguir aplicando fórmulas que coloquen a las empresas en primera línea. Mostrar a la sociedad la labor que hacemos y, muy importante, insistir en reducir la burocracia. Reitero que la Administración tiene el deber de reducir las trabas burocráticas a las gentes que emprenden un negocio, que, a la postre, crean progreso y trabajo para la sociedad española. Y lo están haciendo bien. Si miramos al sur vemos cómo miles de personas retan todos los días a la muerte por la esperanza de poder vivir como nosotros.
- ¿Qué margen de crecimiento le queda a la economía de su comarca?
- Estoy seguro de que es muy amplio. El espíritu que surgió aquí hace 50 años aún se mantiene. Veo un futuro interesante, extraordinario con la llegada del AVE y el Puerto Seco. Si a las grandes empresas les va bien, lo notará el pequeño comerciante del pueblo y el del chiringuito de la playa.
- ¿Tendrán agua para lograrlo?
- Por supuesto, pero será gracias a la excelente gestión que está desarrollando José Caparrós en Aguas del Almanzora para conseguir hectómetros cúbicos frente a todas las adversidades. Porque es muy triste comprobar cómo los políticos se esfuerzan en impedir trasvases en los que regantes y sociedad civil estamos de acuerdo.
- Estos meses pasados hemos visto a una multitud de agricultores españoles y europeos manifestarse contra las políticas agrarias de la UE ¿Cómo podemos entender que en Almería, afectada por esas mismas políticas, no se hayan producido protestas?
- Sí hemos estado presentes en las manifestaciones. Todos los agricultores de Europa luchamos contra la misma hiperregulación que están imponiendo al campo desde Bruselas. Es tremenda. Se nota demasiado que quienes han elaborado la agenda 2030 no conocen la agricultura de Almería, Holanda, Bélgica o Francia. Yo he acudido a tres manifestaciones en Madrid, y allí me he encontrado con muchos conocidos de aquí. Y no sólo empresarios, también trabajadores que se han dado cuenta de la necesidad de cambiar políticas para seguir produciendo y disfrutando del nivel de vida que tenemos. Mientras, los gobiernos se tapan un ojo para no ver cómo entran productos de terceros países sin las mismas garantías que los nuestros.
- Pero las manifestaciones convocadas en Madrid o en Murcia, no se han visto respaldadas por otras en nuestra zona, que es una gran área productora, ¿por qué?
- Murcia es una región uniprovincial y cualquier punto de convocatoria está cerca de todos los murcianos. En Andalucía somos 8 provincias y las distancias son importantes. Aun así, ha habido cortes de carreteras y otras acciones en las que Almería ha participado. La función esencial del campo es producir alimentos y las autoridades no parecen muy sensibles a las crecientes dificultades que impiden hacer esta función social. Las protestas tratan de recordárselo, y Almería está en ello por lo mucho que nos jugamos.
- ¿Una sugerencia final?
- Bueno, no sé qué podría decirle a modo de resumen. Me quedo, si le parece, con algo que siempre funciona en todos lo órdenes de la vida: intentar hacer el bien, mejorar a través del bien nuestros pueblos, nuestra comarca, nuestro país. Hacer el bien es algo que he vivido en casa y aprendido de mis padres. Resulta mucho más satisfactorio que hacer el mal.