El dolor del pasado une el presente: Cuevas y Vera se hermanan

Lo harán en una próxima fecha sin determinar a instancias del Ayuntamiento de Mazarrón


En el acto de Mazarrón se descubrió un monolito que lleva grabados los nombres de los trabajadores que murieron atrapados en las entrañas de la tierra.


ALMERÍA HOY / 15·08·2024

Convocados por el alcalde de Mazarrón, Ginés Campillo, los regidores de Cuevas del Almanzora y Vera acudieron el pasado 18 de febrero al homenaje que el Ayuntamiento murciano dedicó a los que fallecieron en sus minas a lo largo del siglo XIX. La fecha no fue escogida al azar. Ciento treinta y un años antes, el 16 de febrero de 1893, Mazarrón registró la mayor de las tragedias mineras ocurridas en Murcia. Sobre las 9 de la mañana, cuenta el cronista oficial Mariano Guillén, “en las profundidades del pozo María Elena de la mina Impensada, explotó un cartucho de dinamita que destapó una grieta donde había gas carbónico a muy alta presión, todos los mineros murieron en el acto”. Veintiocho personas perdieron la vida en aquel triste episodio.

El horror quedó reflejado en la crónica de un corresponsal del Diario de Murcia redactada dos días después: “Desde la oficina de telégrafos en la calle de Los Lardines se ven pasar carros con muertos en ataúdes. Acto tristísimo, fúnebre, al que asiste casi todo el vecindario con un silencio imponente. Van extraídos veintiocho muertos; en cuyo aterrador número se supone estén todas las víctimas. Descompuestos cadáveres, a pesar de la desinfección, dejan olor de muerto por la calle, si no es aprensión, de la atmósfera de muerte que respiramos. Gentío inmenso en el cementerio, a donde se dirige el juez, Sr Cardona, por haber cuatro cadáveres sin identificar”.

Los estudios han fijado que un 42% de los fallecidos en las explotaciones mineras de Mazarrón eran originarios de Almería, la mayoría de Cuevas y Vera. Una razón de peso para que las autoridades de estos dos municipios fueran invitadas y asistieran al acto del 18 de febrero, del que salió el compromiso de hermanarse las tres localidades.

"Fue el cronista de Mazarrón, don Mariano Guillén –cuenta el alcalde de Vera, Alfonso García- quien, con su detallado relato me hizo darme cuenta de la verdadera importancia de la vinculación entre Mazarrón y el Levante almeriense, y comprendí por qué tanto Vera como Cuevas del Almanzora teníamos que estar hoy aquí, en este homenaje”, que al regidor le hizo rememorar, entre otras, la figura de Pedro García Caparrós, que fue capataz y alcalde mazarronero en la época.

Antonio Fernández, primer edil de Cuevas del Almanzora, declaró: “Nos embargan dos sentimientos encontrados: el de satisfacción por homenajear a tantos antecesores, y el de la tristeza al recordar aquellas desgracias que hicieron sufrir a tantas familias. Espero que nos encontremos muchas veces para ensalzar aquello que nos une, recordar nuestro pasado común, para homenajear a los nuestros y seguir colaborando en la construcción de un mejor presente y, sobre todo, un mejor futuro".

Efectivamente, las tragedias mineras de Mazarrón discurrieron en el tiempo muy cercanas a las que acaecidas en nuestra comarca, que no fueron pocas, y no sólo por explosiones o derrumbamientos. En su libro ‘La minería del Levante almeriense. 1838-1930’, el profesor Andrés Sánchez Picón, muy vinculado a nuestra tierra, cuenta: “El índice de mortalidad entre la población obrera era elevadísimo ya que, como señalaba un visitante de Almagrera en 1883, «a pesar de la sobriedad de los naturales del país, esta nutrición incompleta debilita poco a poco al obrero […] y acaban por morir viejos hombres de 30 años. Raro es el minero que en la Sierra se encuentra con los 40 años cumplidos».

Este pasado común con Mazarrón es ahora rescatado y adquiere una singular relevancia. La primera autoridad del municipio murciano, Ginés Campillo, anunció en el acto de homenaje “esto no se va a quedar aquí, nos vamos a hermanar con Cuevas de Almanzora y Vera, porque nos une la sangre y el sudor derramados por los mineros en las profundidades de nuestra tierra”.

Los expedientes de hermanamiento ya se tramitan en los tres consistorios para rubricarlos en un solemne acto en una próxima fecha pendiente de fijar. Así, de esta manera, Vera y Cuevas, que cuentan con un protagonismo y vínculos históricos destacadísimos a lo largo de los siglos, con alternancia de pugnas y abrazos, sellarán para siempre una amistad fraternal. “Las rencillas han sido anécdotas en el océano de episodios que hemos afrontado juntos. Somos hermanos desde el principio de la historia, y ahora estamos institucionalizando esa relación gracias a una feliz iniciativa del alcalde de Mazarrón”, pronuncia el veratense Alfonso García y corrobora el cuevano Antonio Fernández.