Templarios en la Axarquía almeriense

Participaron junto a jinetes marroquíes en una incursión contra los pueblos deL Levante de la provincia, en la frontera del Reino de Granada



ANTONIO J. RUBIO / ALMERÍA HOY / 25·05·2024

EN 1296 JAIME II de Aragón inició una contienda con Castilla. La situación política castellana era favorable a sus intenciones. Fernando IV de Castilla era menor de edad y María de Molina, su madre, hubo de velar por los derechos de su hijo enfrentándose a nobles y pretendientes.

En estas circunstancias, el Reino de Granada mantuvo la neutralidad, lo que facilitó la expansión aragonesa en el Levante peninsular. La frontera levantina entre Castilla y Aragón estaba fijada, desde el Pacto de Almizra (1244), en la línea comprendida por Biar, Sax, Villena y Villajoyosa. El rey Jaime II de Aragón violó el acuerdo mediante su ataque al reino castellano de Murcia, conquistando las ciudades de Alicante, Elche, Orihuela, Murcia, Cartagena y Lorca, entre 1296 y 1302.

Durante la guerra de la Corona de Aragón del rey Jaime II contra Fernando IV de Castilla (1296-1304), Granada había sido inicialmente aliada de Jaime II y del pretendiente al trono de Castilla, Alfonso de la Cerda, pero después de la muerte del rey Muhammad II, en 1302, su hijo Muhammad III inició un cambio político que le llevó a firmar la paz con Castilla en 1303. Los embajadores de Jaime II consiguieron que firmara una tregua con la corona aragonesa sólo por un año, el 6 de febrero de 1303.

Cuando se acercó el final de la tregua, los temores de una posible ofensiva granadina empezaron a crecer. Pero las primeras semanas después de la conclusión del armisticio fueron tranquilas. Los granadinos no realizaron ninguna incursión seria contra tierras del Reino de Murcia; sólo se registraron pequeños hurtos. En abril de 1304 se acordó prorrogar la tregua hasta mediados de agosto, mientras se negociaba una solución a la guerra, y los castellanos pidieron que Granada fuera comprendida en el alto el fuego. Jaime II lo otorgó si el rey de Castilla confirmaba ese deseo y el rey de Granada se adhería a la dicha tregua.

Hasta entonces, y dada la tranquilidad que había en la frontera con Granada, las autoridades de Murcia cumplían órdenes de no atacar si los granadinos no lo hacían en primer lugar, pero en mayo de 1304, los musulmanes habían realizado algunas pequeñas incursiones y decidieron responder.

RAZZIA CONTRA EL LEVANTE ALMERIENSE

En la expedición de castigo participó el contingente de jinetes marroquíes de Alabbàs ben Rahu, que había sido desplazado a tierras murcianas por deseo del monarca aragonés, al que prestaba servicio. También acudió Pedro de Montagut, procurador del Reino de Murcia, al frente de un contingente de aquel reino y Berenguer de Entenza, maestre de la Orden del Temple en el Reino de Aragón poniéndose al frente de sus mesnadas de frailes-guerreros.

La incursión duró cuatro días, del viernes antes de Pentecostés al lunes de Pascua, y talaron Zurgena, Vera, Cuevas de Almanzora, Overa y Huércal, destruyendo los campos sembrados, los árboles y cultivos, como era usual en este tipo de expediciones. Cuando las huestes regresaron a Lorca se encontraron cartas de Jaime II, del 7 de mayo, en las que les mandaba observar la tregua con Granada mientras se esperaba la confirmación por parte de este reino. La nota disgustó al maestre del Temple, que opinaba que aquél era el mejor momento para conquistar el reino musulmán y anunció que se retiraría de la frontera. Jaime II tuvo que rogarle que no lo hiciera hasta que supieran si el rey de Granada estaba dispuesto a observar la tregua y, al menos, hasta que hubieran segado, a fin de proteger las cosechas de las talas de los enemigos. Le notificó, además, que los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan, a su petición, también irían a la frontera. De todas formas, el monarca aprobó la expedición, ya que Granada también se había mostrado hostil, y felicitó a los participantes.

BERENGUER DE CARDONA

Hacia finales del siglo XIII las funciones de un maestre provincial aragonés eran de carácter administrativo más que militar. No había una demarcación precisa de responsabilidades entre el maestro y los jefes de los conventos, pero el maestro provincial Berenguer de Cardona estuvo muy involucrado en la administración de las propiedades templarias, buscando disponer de propiedades no rentables, creando un extenso señorío en el norte de Valencia, lidiando con los problemas de arriendos atrasados y continuar la tarea de reasentamiento.

Berenguer provenía de una de las más importantes casas nobiliarias del reino aragonés, los Entenza, y se dedicó mucho tiempo a defender los derechos y privilegios de los templarios en disputas con la Corona, el episcopado y la nobleza. La Orden, sin embargo, prestó servicio militar, especialmente en 1304, cuando Valencia estaba amenazada. Berenguer mostró una actitud agresiva hacia Granada que se manifestó en la esta razzia contra la Axarquía Almeriense. Las relaciones con sus subordinados y superiores estuvieron marcadas sólo por desacuerdos menores, y durante los últimos diez años de su magistratura ocupó el cargo de visitador en toda la Península. Su cargo también le dio un papel en la política aragonesa. En 1301 causó ofensa por su conducta en las Cortes catalanas y el rey buscó, sin éxito, su destitución; pero durante la mayor parte de su magistratura sus relaciones con Jaime II de Aragón (r. 1291-1327) fueron amistosas.