¡Guapo!


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

¿Qué nos pasaría a los mortales que nacimos hombres, y no estamos por la labor de cambiarnos de sexo, si se nos ocurriera decirle a una mujer ¡guapa!? Según la ley se nos podría acusar de acoso, denunciarnos, ver tu nombre condenado por machismo y sancionado con una medida de alejamiento de esa mujer a la que le dijimos en un momento de euforia ante tanta belleza acumulada en su cara y en su cuerpo: ¡Guapa!

No es justa esta sociedad, digan lo que digan los partidos políticos y los que de ellos viven a cuerpo de rey gracias a nuestros impuestos. Si son mujeres las que llaman ¡guapo! a un hombre, sonrisas en la prensa, qué graciosas son, mira que pintureras, que arte tienen estas mujeres. Si a un mujer-política le llamas ¡traidora!, como hicieron durante la feria de abril sevillana con la pitonisa Loli (¿o era Pepi?), es libertad de expresión. Si le dices ¡guapa!, en esta caso no sé si merecido o no el piropo, te puede denunciar por acoso sexual. No me digan que no tiene guasa la historia de nuestras leyes desde que está mandando Pedro Sánchez y sus grandes y bien dotados equipos en los ministerios.

Al presidente de la Junta, el pepero Juanma Moreno Bonilla, le dedicaban las mujeres en su paseo por las casetas sevillanas un coreado y florido ¡guapo! ¿Estaba siendo acosado el presidente? Habría que preguntarle si así se sintió. Pero lo vimos algo azorado en las fotos. Se le subió el color a la cara, sonreía con timidez, no sabía cómo responder ante aquellos piropos que brotaban de las bocas de unas mujeres dedicadas a su persona. ¿Se sentía ¡guapo! el presidente? ¿Y acosado?

Si nos venimos algo más cerca, si nos quedamos por las tierras de Almería, y ponemos como ejemplo a los concejales del ayuntamiento de la capital, por aquello de que los ediles son más conocidos, salen muy majos en la tele municipal, y le dedicamos ese piropo a una mujer, yo apuntaría a la edil del Psoe, Fátima Herrera Amate; si unos jóvenes le dijeran ¡guapa! durante la feria de agosto en alguna de las pocas casetas que nos quedan, ¿se sentiría acosada? ¿Tendríamos su denuncia sobre la mesa? Le he preguntado a la señora por los caballeros ediles, y me apunta que el más ¡guapo! según ella, es el hijo del notario, el señor de la Blanca del Pp. Si en una caseta de las pocas que nos quedan las mujeres le piropean con lo de ¡guapo! ¿se sentiría acosado el hombre? ¿Habría denuncia por su parte? ¿Se sonrojaría como el presidente de la Junta, sonreiría con timidez? ¿O pediría que aquellas mujeres fuesen alejadas unos metros de su presencia?

Vamos que a un hombre se le puede decir ¡guapo! y no pasa nada, pero si se lo dices a una mujer se te puede caer el pelo. Ahora entiendo que, a María Jesús, la ministra que cuida de nuestros dineros desde Madrid le dijeran ¡traidora! y no ¡guapa! Lo de ¡traidora! es libertad de expresión, lo de ¡guapa! es acoso. Vamos bien con este personal en el poder.