El cuento de las terrazas se ha acabado


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

No hay cosa que moleste más que, un amigo, o un familiar con el que estás compartiendo una copa, una conversación en un bar, te deje con la palabra en la boca, o el brindis a medio camino porque tiene que salir a terraza a fumarse un cigarrillo. Ya sé, ya sé que la culpa fue de aquel bobo y con cara de cómico inglés que nos puso el Psoe de presidente hace unos años, y al que no se le ocurrió otra historia que tomarla con los fumadores.

Tras el caballero en funciones, los demás que han ido llegando a la Moncloa han tomado los mismo andurriales, y el tabaco se ha convertido en el malo de la película, en el indio que asolaba las praderas contra el búfalo a la espera de que llegaran los hombres de azul a salvar tamaño despropósito ecológico y animalista que se estaba cometiendo contra el pobre animal, al que le quitaban el derecho a seguir comiendo la hierba verde de su extensa pradera.

Dicen las confidencias que estaba guardado en un cajón bajo siete llaves, pero que ha llegado la nueva ministra de sanidad, Mónica García, que no tiene competencias en la materia, y ha decidido que hay que seguir con el plan contra el tabaco. Creo, caros amigos, que se ha acabado el cachondeo de voy a la terraza a fumarme un pitillo. La ministra se ha tomado en serio lo del tabaco en las calles, no creo que vaya a buscar una solución dentro de la sanidad pública, esa que dice defender con uñas y dientes a los enfermos de Ela, tampoco se preocupará mucho por las dentaduras de los españoles en la seguridad social. Lo suyo son el tabaco y las terrazas de los bares y restaurantes.

Reconozco que no fumo desde hace más de treinta años, lo que haga la señora ministra no va a incidir en mi vida social, pero me molesta que los políticos solo piensen en prohibir, prohibir y prohibir. La venta de ropa de segunda mano y otros enseres en internet está funcionando para los ciudadanos, hay que controlarla. No la prohíben, pero como de lo que se trata es de que ellos recauden más dinero para sus gastos y cuchipandas, nos van dar un leñazo económico, otro impuesto por esas ventas. No se paran en barras estos chicos. ¡Qué puñeteros son!

Nos prohibieron fumar en las barras, luego en todo el local, ahora nos van a prohibir que lo hagamos en las terrazas de bares y restaurantes. Mañana lo harán en el coche, después en la playa, hay ayuntamientos que ya están sacando ordenanzas sobre la cuestión, y llegará un día, no muy lejano, en el que nos prohibirán fumar en el salón de nuestra casa, en el dormitorio después de un ratico de satisfacción, y hasta en el baño va a estar prohibido coger un cigarrillo.

Son únicos a la hora de prohibir vivir a los ciudadanos. Ellos podrán seguir prevaricando, robando, evadiendo capitales, enchufando a familiares y amigos, y fumando puros como hacía un presidente con anchoas, y cuando los pille la justicia…Armengoles. ¿es que hay justicia para ellos?, gracias a sus votos en el congreso de los leones tendrán una amnistía si falta les hace. Desgracia de país que estamos permitiendo hacer a estos “fruteros”.