¡Ay, Planas, Planas!


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

El ministro de Agricultura y Pesca, el andaluz Planas, declaraba hace unos días, no recuerdo cuántos, que nuestro gobierno -se refiere el hombre al de Pedro Sánchez con las patas de banco de racistas, delincuentes y demás miasma que pululan por España- se preocupa de proteger a los agricultores aquí (en España), y en Bruselas.

¡Qué bonito, qué bien suena, qué hermosos son!

Planas. Eres grande. Pero grande, grande. Un monumento te mereces, coño, y algún día los campesinos españoles, y los andaluces en particular lo levantarán en alguna de las plazas de los pueblos que estás dejando vacíos, sin futuro, sin niños que corran por su calles, nazcan en sus casas, y sin tierras donde puedan seguir manteniendo a sus familias. Pero eso sí, que sepan esos campesinos andaluces y españoles, también los almerienses, que tú los estás protegiendo en Madrid y en Bruselas. Con un par. No sé de qué, pero con un par.

Son capaces de contar y cantar mentiras sin pestañear, sin tener que pasar por operación triunfo se convierten en los mejores cantores de nuestra tierra española.

Pero señor Planas, estará usted conmigo en que no le hacen mucho caso los agricultores, y desde el pasado lunes ni los pescadores, que han decidido unirse a la protesta y lucha que llevan la gente del campo. Otro sector social al que los sindicatos pueden llamar facha, así como los ministros de este gobierno: el de los pescadores. Y que no se pongan tontos los pescaos, que un día de estos aparece Juan Antonio Lorenzo, diciendo que las sardinas son de derechas, los jureles de centro y las gambas y cigalas de izquierdas. De ahí que algunos dirigentes de los sindicatos de clase prefieran gambas y cigalas, más cercanas a ellos y a su ideología, que las fachas de las sardinas, las caballas y los jureles.

Ahora se han asustado los dirigentes europeos, y anuncian que de aquí al mes de junio tienen que apagar el fuego encendido en el campo, que se acercan las europeas y hay que votar, y como los tomates, los pimientos y las berenjenas les dé por votar a la derecha, no queda del pacto verde ni el color. Y si encima se asoman las sardinas y los jureles, votando a los mismos, el woke, el 2030 y los ecologistas van a correr como galgos por las altas estepas del norte de Europa.

Hay que llegar a un acuerdo. Tenemos que demostrarles que nos preocupamos por ello, por la agricultura y la pesca, pero son tantas las veces que han prometido que llegaban los lobos y que estos eran buenos, que ahora no hay quien se fie de ustedes.

¡Ay, Planas, Planas!

Todo un hombre preocupado por nuestros agricultores y pescadores, tanto que los defiende en Bruselas con una fuerza digna de un monumento, y en el gobierno de Sánchez se la viene jugando en todos los consejos de ministros con una defensa acérrima de los dos sectores que hoy están en guerra con él.

No te comprenden, Planas. No saben lo que estás sufriendo por ellos. No duermes, tienes pesadillas por las noches, andas peleando con todos los ministros europeos del ramo, a la gresca con los ecologistas, los globalistas y con los de la agenda 2030. A los sindicalistas les has prohibido que se acerquen a las gambas, nécoras y cigalas, pero con todo lo que estás haciendo, los agricultores y los pescadores no te comprenden, te han declarado la guerra, con lo buena persona que tú eres y lo que vienes luchando por ellos. No se merecen los esfuerzos que haces por ellos. Desagradecidos, es lo que son. Y a ti, un monumento. ¿Dónde lo levantamos? En Huelva, entre fresas, no vendría mal.