ALMERÍA HOY / 18·02·2024
Para el director corporativo de Primaflor, Dedilio Peregrín el “gran problema” de la agricultura española y europea es la “hiperregulación impuesta por Bruselas”, que llega promovida por políticos que “no escuchan a la gente del campo” y carecen de conocimiento: “Seguramente alguno cree que la leche sale del tetrabrik y las lechugas crecen en las estanterías de los supermercados”.
La falta de conciencia del legislador sería el “origen” de las medidas que “reducen a la mitad la productividad” del agricultor español y abren las puertas a “productos llenos de pesticidas” importados de terceros países: “Si a España se le detectara una partida con los niveles de fitosanitarios registrados casi a diario en frutas y hortalizas de Marruecos, tendríamos que cerrar todas las empresas de la nación. Sería imposible aguantar la campaña de desprestigio que nos caería encima”.
Cecilio Peregrín no entiende los porqués de los recientes ataques en Francia: “Nosotros soportamos exactamente las mismas restricciones que nuestros colegas del resto de Europa. No somos el enemigo, sino compañeros de fatigas frente a la competencia desleal de otros no sujetos a nuestras limitaciones, y que ni siquiera respetan los derechos humanos”. Pero lo peor, según Peregrín, no sería esto, sino “padecer un Gobierno débil incapaz de defender en Francia o en Bruselas los intereses de los españoles”.
El director corporativo de Primaflor defiende los criterios de sostenibilidad “que tanto se predican en Europa” y los propone a favor de nuestras frutas y hortalizas: “Los países de la UE deben entender que su productor de alimentos de cercanía es España, no Marruecos”.
Fronteras adentro echa en falta una mejor gestión del gobierno. Por ejemplo con la desaladora del Bajo Almanzora, “que lleva doce años sin producir una sola gota de agua en medio de una gran escasez”.
Y concluye resumiendo: “Quizá nuestros políticos quieren que acabemos comiendo insectos. Tientan demasiado a la suerte y, como sostiene Manuel Pimentel, están alentando la venganza del campo”.
La falta de conciencia del legislador sería el “origen” de las medidas que “reducen a la mitad la productividad” del agricultor español y abren las puertas a “productos llenos de pesticidas” importados de terceros países: “Si a España se le detectara una partida con los niveles de fitosanitarios registrados casi a diario en frutas y hortalizas de Marruecos, tendríamos que cerrar todas las empresas de la nación. Sería imposible aguantar la campaña de desprestigio que nos caería encima”.
Cecilio Peregrín no entiende los porqués de los recientes ataques en Francia: “Nosotros soportamos exactamente las mismas restricciones que nuestros colegas del resto de Europa. No somos el enemigo, sino compañeros de fatigas frente a la competencia desleal de otros no sujetos a nuestras limitaciones, y que ni siquiera respetan los derechos humanos”. Pero lo peor, según Peregrín, no sería esto, sino “padecer un Gobierno débil incapaz de defender en Francia o en Bruselas los intereses de los españoles”.
El director corporativo de Primaflor defiende los criterios de sostenibilidad “que tanto se predican en Europa” y los propone a favor de nuestras frutas y hortalizas: “Los países de la UE deben entender que su productor de alimentos de cercanía es España, no Marruecos”.
Fronteras adentro echa en falta una mejor gestión del gobierno. Por ejemplo con la desaladora del Bajo Almanzora, “que lleva doce años sin producir una sola gota de agua en medio de una gran escasez”.
Y concluye resumiendo: “Quizá nuestros políticos quieren que acabemos comiendo insectos. Tientan demasiado a la suerte y, como sostiene Manuel Pimentel, están alentando la venganza del campo”.
