Lo que vale un entierro


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Los sesudos políticos andan pensando, y cuando se ponen a ello más vale que los que pagamos sus juergas y bolos nos echemos a temblar. Nunca se sabe en esas guerras de ideas que se montan de lo que van a ser capaces, pero los ejemplos que nos llegan de la Europa del norte ponen el vello de punta a más de un sector económico. Ahora anda con los enterramientos a cuestas, y las antiguas funerarias (hoy llamados tanatorios, dicen que mola más), están que echan las muelas, y no encuentran calmante que logre acabar con el dolor que les produce el rumor, pensando eso sí, en lo que les pueda suponer en las cuentas corrientes que tiene en los bancos y cajas de ahorros.

Los políticos estudian cambiar las normas sobre los enterramientos. Quieren que enterremos a nuestros muertos como ellos quieren y les dé la gana. Espero que en esta ocasión se muestren un poco más serios y preocupados por las familias de los finados. Pero si el ejemplo de los entierros que están pensando lo cogen de los que sufrieron nuestros familiares y amigos durante la pandemia del Covid, ¡temblad, hermanos, temblad! nos podemos ver envueltos en una bolsa de plástico, de las grandes que se usan en la recogida de basuras, y directamente al hoyo, o al nicho.

Los datos que se van conociendo no van muy lejanos a lo anteriormente mencionado. Según se ha filtrado, se va a acortar el tiempo para poder ser enterrado el finado. De las obligadas 24 horas actuales desde el fallecimiento hasta el entierro, se quiere pasar a 12. Es una forma de que las familias no tengan que estar todo un día con el “muertecico” delante. Velatorios más relajados.

La otra medida sobre la que están meditando nuestros dirigentes, es la de la caja funeraria. Se quiere permitir que se pueda enterrar sin caja, puede ser en una bolsa de plástico, o de cualquier otro material que se decida. Sobre esta medida, hay que decir que los familiares que se quedan y andan dispuestos a gastarse la herencia del finado pueden tener un buen beneficio, en el caso de que no exista seguro de decesos. Vamos, que no pagues a Santa Lucía el recibo que nuestros abuelos abonaban todos los meses.

Si se trata de ahorrar algo de dinero, no viene mal. Y como todo lo que beneficia a los ciudadanos perjudica a alguien, no creo que estos se queden aparcados sin hacer valer su poderío. Me refiero a los Tanatorios, lo de Funerarias, no sé, pero me gusta más. ¿Se creen ustedes que van a dejar perder la economía que levantan las cajas que nos venden para enterrar a nuestros deudos? No lo creo. Ya se buscarán ellos argumentos, darán comisiones, invitarán en plan Tito Berni a políticos pensantes, compraran medios de comunicación, saldrán asociaciones del buen enterramiento, de las cajas funerarias y de lo que haga falta para que el negocio siga siendo truculento.

No sé lo que vale hoy día un entierro, pero sé que son algunos miles largos de euros, si usted tiene el dato de lo que cuesta un sepelio saque a los ciudadanos, entre ellos a mí, de la ignorancia supina que padecemos a la hora de decir adiós a nuestros familiares.

¿Cuánto vale un entierro?